DOS MUNDOS
La chica hipersolidaria de la
ONG , llegó, sofocada por el peso de los bocadillos que
arrastraba, al polideportivo del pueblo, donde
estaban acogidos los sudsaharianos que tres horas antes arribaron sus pateras a
la playa.
Sonriente les dijo, tras recuperar el aliento: -¿tendréis apetito?, con la
esperanza de que algunos de los presentes entendiera el castellano.
Uno de ellos levantó el brazo y en un leguaje rudimentario contestó: -señorita, lo que ustedes llaman apetito, nosotros lo llamamos hambre.
Uno de ellos levantó el brazo y en un leguaje rudimentario contestó: -señorita, lo que ustedes llaman apetito, nosotros lo llamamos hambre.
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