VÁYASE
YA, SEÑOR RAJOY
No se harta de pedirnos
confianza, pero no ha cumplido ni una de sus promesas electorales. Es más, nos
ha traicionado en muchos casos, haciendo justo lo contrario. Nos prometió
transparencia en su gestión, pero tanta opacidad como muestran cada una de sus acciones ya nos tiene mosqueados. El ocultismo de Bankia, la poca vergüenza, o
los pocos huevos, ante los hechos probados del señor Dívar, la invisible letra
pequeña del rescate, anunciado una lotería gratuita, mientras fuera de España,
analistas financieros y medios de comunicación globales, auguran la caída de
nuestro país en el infierno de la miseria y la entrada en una nueva época medieval
para sus ciudadanos. Si hasta Nigel Farange, el eurodiputado inglés, se refería antes
de ayer, en sesión parlamentaria europea, a nuestro presidente como el líder
más inepto del mundo. ¿Y nos sigue pidiendo confianza? O es la ejemplificación
perfecta del caradura o está más perdido que un derviche en el Rocío.
Ya nadie creé en él, ni tan
siquiera sus, aparentes, socios europeos y en todas la portadas del mundo hacen sorna sobre las tragaderas del pueblo español. Dijo que no subiría los
impuestos sabiendo que era mentira, que no recortaría en gastos sociales y nos
mintió, que no bajaría los sueldos y se ríe de nosotros en la cara, haciéndolo mientras blinda a asesores y coloca a familiares de compañeros de
partido en puestos (muchos de ellos sobrantes) estratégicos. Eso sí, con muy
buenos sueldos, como los suyos propios, pudiendo acceder a jubilarse tras siete años de cotización y pagando al fisco un tercio menos que usted, lector, y yo. Y
qué nadie piense que esté texto va como una flecha al corazón de PP, porque
pienso que si gobernara el PSOE, estaría ocurriendo exactamente lo mismo.
¿De qué confianza me habla
usted, señor Rajoy? Yo ya no sé –de verdad- si es que usted es el rey de los
cínicos o, simplemente, es que su limitado conocimiento de todo le convierte en
el más patético y triste de los bufones. El problema, señor Rajoy, es que usted
ya no le hace gracia a nadie. Ni a sus compañeros conservadores europeos, ni a
los pobrecitos y angustiados parados que le votaron con la infausta esperanza
de que les posibilitara un trabajo. A NADIE, me oye. Ya nadie logra reírse con
usted, más bien, señor Rajoy, se ríen de usted en todos los sitios.
Es evidente que ni usted ni
su equipo de ministros tiene capacidad para arreglar esta situación dramática
en la que vive nuestro país. Ha sido patético ver a Guindos, usted mismo y
otros adalides de su partido, negarse unos a otros con respecto a si el rescate
afectaría al déficit. Patética la capacidad de Ana Mato frente a la prensa, la
idiotez de Ana Báñez anunciando eufórica las contrataciones del mes de mayo,
cuando se han reducido en más de un 40%, con respecto al mismo mes del año
pasado, la soberbia de Wert ante la huelga de la educación, el fascismo sin
fisuras que muestra el ministro de interior, el patetismo histriónico de Montoro,
felicitándose a sí mismo por las filigranas matemáticas de unos presupuestos
que nadie cree realizable. ¿Aún no se caído del “guindo”, señor Rajoy? ¿No ve e
que el camino en Europa está errado? ¿Por qué no quiere oír otras voces, las
que vienen de Grecia, de Irlanda, de Islandia, de Portugal, etc…? ¿Acaso es que usted
no sabe sumar? ¿No sabe que Alemania y España suman dos, mientras que España y
los otros miembros europeos pueden llegar a sumar 26? ¿Tan necio es que aún no
se ha dado cuenta de que han instaurado la mentira en su gobierno, en su
partido, en el círculo social en el que usted se mueve y ya, al igual que usted
nos miente, tampoco a usted le dicen la verdad? Haga usted un favor al país y a
sus ciudadanos y convoque nuevas elecciones y, luego, márchese, ahora, que aún
puede hacerlo con un mínimo de dignidad.
Váyase ya, señor Rajoy.
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