A ELLAS, LAS OLVIDADAS Y, SIN EMBARGO, IMPRESCINDIBLES
Hoy voy a hablar de las
miles de mujeres, las amas de casa, cuyo trabajó abnegado jamás ha sido
remunerado, ni han contado con los mismos derechos que otros trabajadores en España. Esas
mujeres, junto con los pensionistas y jubilados, son las grandes heroínas de
está crisis económica por la que nuestro país atraviesa. Ellas se están comiendo
el dolor y el drama de muchas familias en España, y digo comer, porque ya otros
alimentos más nutrientes y gustosos apenas pueden degustar. Gracias a ellas aún
mantenemos la cohesión social en España. Muchas de ellas tomaron la decisión de
estar al frente de la cotidiana coordinación y estructuración familiar en su
día y renunciaron a la posibilidad de
realizarse en el ámbito laboral ajeno, conllevando ello a
negarse la posibilidad de tener unos emolumentos que las dotaran de
independencia económica y de conseguir el éxito social a través del prestigio
laboral. Por eso, ellas están mejor preparadas que nadie, junto a los
pensionista y jubilados de exigua paga, para afrontar esos momentos de carencia
de recursos y drama que soportan gran parte de las familias españolas.
Recordemos que 1.760.000 familias ya no tienen entre sus miembros a nadie que
ingrese nada. Pero ellas no sólo alientan y consuelan a muchos maridos
desesperados, casi a punto del suicidio muchos (a saber cuántos habrán
evitado), sino que cuidan de los ancianos enfermos, están encima de la buena
educación de sus hijos y soportan con coraje los desplantes de las
instituciones a las que recurre para pedir ayuda. Cuántos kilómetros se tendrán
que recorrer cada día en las calles, de tienda en tienda, en busca de la mejor
oferta económica, cuántos visitando oficinas y organismos oficiales en los que
se les niega hasta el consuelo, cuántas filigranas tendrán que hacer muchas
para adaptar al hijo pequeño la ropa que se ha quedado chica ya para el mayor.
Cuántas horas sin dormir porque no le salen los números y les resta horas al
descanso con la idea de cuadrarlos. Cuántas, a pesar de lo que ya hacen, no
estarán encima limpiando portales o casas ajenas por cuatro cochinas perras, ya que esa es la única manera de llegar a
mitad de mes, que no al final, esa meta inalcanzable. Pero es que además, la
gran mayoría de ellas, apoyan a sus hijos en la lucha política y, junto a
ellos, participan en foros de internet, están metidas en asociaciones o colectivos
o partidos minoritarios y, además, se manifiestan en la calle como lo que son,
unas indignadas más, quizás por muchas más razones que nosotros.
Desde aquí les quiero
mostrar mi admiración y les quiero agradecer que sigan ahí y cada vez con más
fuerza y tesón. Porque sé de la gran importancia que tendrán en el devenir
futuro de España. Estoy convencido de que nadie mejor que ellas podrán
conseguir aplacar las ansias de ira de la juventud más vehemente y radical. La
mayoría de estos chicos tienen madres y muchas serán como las mujeres de las
que os hablo. Ellas mejor que nadie sabrán aconsejar a estos chicos, porque los
conocen mejor que nadie y porque con su entrega abnegada y su torrente de amor
lo lograrán. No tengo la menor duda.
Gracias, compañeras amas de
casa por vuestro altruismo y por vuestro heroísmo. Sois indispensables en el
cambio político y social de esta patria nuestra.
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