EL NOTA
Sí, ya sé que a todos, en
algún momento de nuestras vidas, nos gustaría ser el Nota. Ya saben, me refiero
a ese Nota que Jeff Bridges interpretaba en la película “El gran Lebowski” de
los hermanos Cohen. Pasar de todo, como el Nota. Fumarte un peta, para reírte y
olvidar todo lo malo que te agobia. Dedicarte a lo que te gusta, jugar a los
bolos o tocarte los cojones, si te apetece. No estar sujeto a norma alguna.
Volar virtualmente por el mundo en una ensoñación eterna. Beber, olvidar y
reírte el mayor tiempo posible del escaso tiempo de vida que te queda. Pero
cuando vienen a tu casa y te mean la alfombra hay que decir que eso no está
bien, que si tú no jodes a nadie, ¿por qué van a joderte a ti?
Entonces se hace necesario
reclamar una justa compensación. Y si es necesario tendremos que caminar hacia
el gran palacio para decirle al gran Lebowski: “Yo soy el Nota, alguien más
digno que tú, puesto que nunca hice daño a nadie. Y no vengo a mear tus
alfombras, vengo a decirte que por haber enviado a tus esbirros a mear la mía,
tú no mereces este palacio del que sólo me llevaré una alfombra, repartiéndose
el resto entre las demás víctimas de tus injusticias”.
Eso sí, es necesario que
perdamos el miedo. El gran Lebowski no tiene tanto poder. Es un ser humano
vulnerable. Que se decepciona cuando sus fulanas le traicionan con sus
proxenetas, los mercados. Y aún así, nos ponen buena cara, maquillando sus
mentiras. La democracia es un proceso
electoral y tiene esas cosas. Y esa es
precisamente nuestra arma. El arma pacífica del Nota.
Ahora bien, el Nota, ese Nota
al que aspiramos muchos, tan sólo era un personaje, era en realidad Jeff
Bridges, el actor que lo interpretaba. Y para lograr dotar de realidad al
personaje tuvo que trabajar duro muchas jornadas. Desde luego actuar y no pasar
de nada. No fumar petas en el curro, ni buscar con denuedo el olvido. Muy al
contrario, tener los múltiples sentidos alerta y saber que el gran Nota no es
cada uno, sino el conjunto de todos.
Sólo así llegaremos al gran palacio
y nos sentaremos frente a ese patético Lebowski. Las urnas son la llave que nos
abrirán las puertas y debemos ir preparándonos, pues estoy convencido de que no tardarán demasiado en pedirnos papeletas.
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