HARTO DE TANTO HÉROE

¡Qué harto estoy de tanto héroe de pacotilla, atrincherado tras el ordenador, que alienta a la violencia ajena, con frases cómo “hemos de cortarle el cuello a todos los políticos” o “pacifismo es sinónimo de fascismo”! Serán idiotas. Yo no sé qué carajo se creen que son, ¿Supermanes etéreos?  ¿Hulks en estado humano? ¿Batmans en la ciudad de Gotham?  Ahora se ha puesto de moda, entre ellos, hablar de los mineros asturianos, como si fueran un fiel reflejo de su carácter justiciero, aunque no salgan nunca de su habitación.

Pero hagamos un inciso y tratemos sobre lo que está ocurriendo en las minas asturianas. Reflexionemos, sosegadamente, antes de dejarnos llevar por la emoción. Desde luego valor no les falta a los mineros a la hora de reclamar el mantenimiento de sus puestos de trabajo y, con ello, el sueldo mensual que necesitan sus familias. Son como los lobos que aún pisan esos montes, unidos en manada y coordinados perfectamente, sin temor a nada, con el único objetivo de vencer. Eso nadie lo puede negar y se lo reconozco con admiración. Pero ¿qué defienden?: que sigan abiertas eternamente minas que llevan años con pérdidas, pues ya no es rentable tan baja producción, por lo ínfimo de sus vetas. Obreros, personas, funcionarios que han de ser abonados con sueldos del estado, con las minas prácticamente inactivas y generando pérdidas incalculables. Bien, ¿por qué no?, llevan años trabajando como mulos, desde cuando las minas eran rentables y, ahora, no los van a echar a la calle. Pero ¿por qué ellos tienen más derecho que otros que habiendo cotizado durante años, ahora sólo pueden acceder a la ayuda de 425 euros o a nada, por llevar parados más de dos o tres años? ¿Acaso estos no tienen familia y también ellos fueron despedidos y enviados a la calle? ¿No han estado trabajando en la industria, en el comercio, en pequeñas empresas autónomas, etc, desde que eran rentables hasta que dejaron de serlo? ¿Es qué no tienen ambos los mismos derechos? Y si tienen los mismos derechos, ¿por qué ha de cobrar el minero, tres o cuatro veces más estipendio que un parado de larga duración? ¿No sería más digno y justo reclamar que todos vivamos con misma dignidad, quizá con algo menos de la “dignidad” con la que vivieron los mineros estos últimos años, pero con mucha más de la que viven aquellos que llevan tiempo pasando hambre? Entonces, ¿por qué se alienta con tanta euforia a los mineros y apenas se dice nada de los otros, en estos foros de mártires y héroes? ¿No será porque las imágenes que salen en la televisión (menos las públicas, cosas de la censura postfranquista del PP) nos revelan nuestro verdadero interior? Esas ansías de ira y de venganza, de odio desbordado, que se adivina en todo el que practica la apología de la violencia.

Deberíamos reflexionar más antes de dejarnos llevar por la corriente eufórica de la espada justiciera. Toda violencia sólo sirve para engendrar más violencia. Y alentar a ella desde un medio de comunicación, ya sea facebook o televisión, es un acto de irresponsabilidad y de inconsciencia superlativo. Cuando mana el río de la sangre, hieren mucho más las lágrimas del dolor y ya nada tiene remedio. No es lo mismo el golpe de un hacha que el golpe de una palabra. Ni siquiera venciendo tendríamos nada asegurado, pues sólo habríamos cambiado a un gobierno de asesinos, por otros gobernantes asesinos, por mucho que se amparen en bases ideológicas.

Aprendamos de los mineros las cosas buenas, su unidad, su estrategia común, su inmenso valor, pero nada de disparar misiles o cohetes a otros seres humanos, por muy perversos que estos sean. La vida humana no tiene precio, sea la de quién sea. Si perdemos ese norte, lo habremos perdido todo, hasta la dignidad más esencial e inherente al ser humano. Menos radicalización violenta y más unidad. Eso es lo importante. Caminar todos juntos, y en masa, hacia el Parlamento y entrar pacíficamente en él, hasta que los miserables e ineptos políticos que nos gobiernan (PP o PSOE, da igual) se vayan para siempre.

Y los gilipollas que se excitan con la sangre ajena, qué pregunten, si es que tienen valor, a los abuelos, si se sentirían orgullosos de la probable muerte, en la lucha, de sus nietos. A ver qué les responden.