miércoles, 4 de julio de 2012


SOMOS Y PUNTO

Hoy me pondré una mordaza. Hoy no tengo ganas de hablar de política. ¡Qué se vayan al carajo la prima de riesgo y el índice del ibex! Sí, porque parece que hoy hablar de política es sólo eso, el euribor y el libor, la deuda soberana y el control del déficit. Ya hablar de educación, de solidaridad, de amor y de justicia social no está de moda, ya hablar de dignidad y de humanidad está obsoleto. Los valores democráticos, supuestamente basados en la ética, la honestidad y la igualdad, se han perdido en un marasmo de eufemismos y avanzan sin rumbo y sin identidad.  Hoy todo puede comprarse con el euro, pero nada tiene valor en realidad. Hoy tenemos el mejor sistema sanitario, pero salvar vidas no es lo más importante, lo principal es hacerlo con rentabilidad. Hoy creamos excepcionales científicos e investigadores, pero no para mejorar las condiciones de la humanidad, ni para desarrollarnos respetando el planeta, sino para que produzcan los mayores beneficios a las multinacionales que dominan el mercado. Hoy idolatramos lo excelente, pero lo sentamos en el trono de la mierda.

Hemos perdido la capacidad de pensar y, con ello, hemos perdido la capacidad de ponernos en el lugar del otro.  Sí, decimos: ¡qué penita!, cuando nos enteramos de que una familia con hijos ha sido desahuciada por el mismo banco que estafó a nuestros vecinos con las preferentes, pero si los encontramos en nuestro camino procuramos mirar hacia otro lado, no vaya a ser que se nos contagie algo su desgracia. Consolamos al amigo que ha sido despedido, pero, con el tiempo, dejamos de llamarlo, porque nos sale muy caro invitarlo a copas. Recortamos en nuestras aportaciones a ONGs y a Cáritas, aunque eso signifique cargar con la culpa, pero no renunciamos a la gran romería de Almonte o cualquier otro pueblo. Nos recortan el sueldo y rajamos del gobierno de turno, gritamos en las manifestaciones, pero no dudamos en dejar abandonado al perro, porque es mejor recortar en la comida y el veterinario del animal que en las copas del sábado…

Por cierto, ayer me encontré una perra abandonada. Es un pastor belga, de raza pura, negro, de pelo largo y brillante. Es preciosa, le calculo unos cinco meses y es muy obediente. Si alguien la quiere, que se ponga en contacto y se la entrego. No quiero llamar a la perrera. Es la de las fotos.  La encontré oculta, en un rincón alejado de la vista de los humanos. Yo iba paseando a mi perro Bebo, cuando se acercó a olerla. La perrita se asustó en cuanto me vio. Estaba famélica y desorientada. Subí a casa y le llevé algo de agua y comida y poco a poco logré atraerla. ¿Por qué os hablo de esto ahora? Porque mientras ello ocurría, a no más de ocho metros estaba aparcado un Mercedes y en su interior había un hombre de aspecto elegante. Hay que tener en cuenta que era una calle sin salida, una inmejorable madriguera. Tenía la ventanilla del conductor abierta y el manos-libres conectado, con lo cual yo me enteraba perfectamente de la conversación que mantenía con la operadora de Cofidís acerca de un impago. El hombre era monotemático, únicamente contestaba: -dígame, no oigo nada, dígame.   
 

Huimos despavoridos de aquello que pueda significar pérdida de prestigio. No queremos renunciar a nada. ¿Cómo soportar el embargo del Mercedes cuando has luchado tanto por conseguirlo?, nos preguntamos, sin reconocer que lo del Mercedes no fue más que un golpe de suerte, de suerte de pelotazo o de la suerte de estar en el sitio concreto y en el tiempo conveniente. No queremos reconocer que vivíamos en un oasis que, en realidad, era un espejismo. Que nos olvidamos del desierto y ahora sus dunas avanzan, dispuestas a enterrarnos. No queremos darnos cuenta de que nada tiene que ver la dignidad del ser humano, con ese supuesto prestigio inventado por los poderosos, como caramelitos de agradecimiento para los sumisos. La dignidad del hombre es inherente a su simple existencia. Es un ser humano digno desde que viene al mundo, desnudo, y respira por primera vez. Y su verdadera dignidad será la que él construya con sus actos a lo largo de la vida. Ayudar más que exigir. Dar amor, colaborar y no quererlo todo, como decía una pancarta que portaban los estudiantes adolescentes en las justas huelgas de la educación: "Nos habéis dejado si nada y ahora lo queremos todo". Para exigir primero hay que luchar, hay que merecerlo. Comencemos por volver a dar a las cosas el valor que han de tener. 


Ya es hora de que empecemos a valorarnos más. Ya es hora de que comprendamos, de una vez, que no somos lo que tenemos. Somos lo que somos y punto. Todos dignos e iguales.




2 comentarios:

  1. Sin duda pesa el repaso que haces de las duras contradicciones que nos afectan como sociedad. Están ahí, a la vista de todos. Y entre estos "todos" son pocos,aún, los que tienen energía suficiente para mantener su coherencia personal, a pesar de la carga ambiental... pero no dejan de crecer.

    Me uno a ti, a todo pulmón, en afirmar "Somos lo que somos y punto. Todos dignos e iguales."

    Y discrepo sobre tu afirmación: "Hemos perdido la capacidad de pensar y, con ello, hemos perdido la capacidad de ponernos en el lugar del otro." Y lo hago por la sencilla razón de que cada vez encuentro más gente conquistando cierta capacidad de pensamiento independiente y crítico, tanto en las relaciones presenciales como en las virtuales.

    Sin negar la avalancha de pasotismo, indiferencia y, sobre todo, de miedo, que nos circunda, creo que con la mirada abierta no es difícil percibir el crecimiento en toma de consciencia de cada vez más personas.

    Que no es suficiente; que no implica la posibilidad de cambio a corto plazo; que hay demasiado sufrimiento que no debería tolerarse...sí, pero no nos alejemos de esta otra parte de la realidad que contiene la esperanza de futuro.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. De acuerdo contigo,Francis.Nosotros también tenemos que aplicarnos el cuento en los recortes que hacemos en nuestras vidas,hay cosas de las que no se puede prescindir,los valores y la humanidad,que para eso somos seres humanos,no...

    ResponderEliminar