domingo, 22 de julio de 2012


CUESTIÓN DE VIDA

Cada vez tengo más claro que ya no nos estamos jugando el estado del bienestar, sino la vida. Aunque cada uno en nuestro fuero interno nos sintamos pequeños dioses, la realidad es fría y cruel y, en este mundo occidental y capitalista en el que vivimos, el que tiene el poder es el que tiene el dinero. Y el “que se jodan”, refiriéndose a nosotros, es un grito cotidiano en aquellos que manejan el poder. Nosotros, mientras tanto, soñamos con una justicia fingida y una resignación falsamente solidaria. Emitimos nuestros votos, adocenados por la publicidad (su publicidad), los deseos efímeros, los juegos de la suerte, los famosos prescindibles, la farsa y la fanfarria. Promesas que emigran con los pájaros, programas desprogramados a conciencia, acuerdos con puentes derribados, pactos que vuelan por los aires… e intereses, intereses particulares, intereses y más intereses..., hasta que reventó la caja de las deudas.

Es quien tiene el poder quien nos ha endeudado a conciencia. Durante décadas nos han vendido la nada, parcelas en la luna, a cambio de todo lo que poseíamos: la dignidad y hasta el último de nuestros recursos. Ellos tienen urgencia. La Ciencia y la Información, esas a las que sólo ellos tienen acceso, auguran cambios importantísimos en las futuras sociedades. Tras el descubrimiento de “la partícula de Dios”, el bosón de Higgins, se abre la puerta a la posibilidad de crear energía de la nada. Y tras la constatación de la existencia de células madres en todos los órganos humanos y la manipulación genética, se comienza a vislumbrar la auteregeneración del cuerpo humano y, por consiguiente, la meta ansiada de la inmortalidad. Ellos, los poderosos saben que el crecimiento demográfico mundial es insostenible con su diseño de civilización y ya, desde organismos internacionales como “El club de Roma”, tratan de detenerlo aplicando el pensamiento malthusiano. Pero eso no les basta. La ciencia vuela a la velocidad de la luz y nuestro pensamiento sociológico camina con los pasos de un caniche. Ya deben de tener diseñado el genocidio, porque sobramos, sobramos muchos, demasiados.

Ellos saben que nada se consigue sin sacrificios y piensan que ya que ha de ser así, mejor que el sacrificio sea ajeno. Saben que toda causa beneficiosa para ellos conlleva consecuencias nefastas para otros, pero se autosugestionan con la frase preferida del presidente de Leman Brother´s: “El hombre es un 90% animal y un 10% humano y es la parte humana la que le crea todos los problemas”. Desde que la mitocondria unicelular llegó al acuerdo con el oxigeno, dándole el uno a la otra energía a cambio de permitir que el otro la oxidara, es imposible frenar el envejecimiento y ellos lo saben. El alto coste económico de la inmortalidad impedirá el acceso a ella del 99% de la población. ¿Imaginan una sociedad en el que sólo el 1% de la población tenga acceso a la inmortalidad? Ellos ya llevan tiempo imaginándola. Se ven artificiales, con tanto retoque estético, con arrugas de trescientos años estiradas una y otra vez, pero se ven vivos y sentados en el trono del poder. Se ven los amos de todos nosotros. Pero díganme: ¿qué guardasespaldas, viéndose acercar la muerte, no traicionaría a su inmortal jefe?

Menos mal que, teniendo en cuenta los pocos años que me quedan de vida, no llegaré nunca a ver la terrible tragedia humanitaria que imagino. Y perdonen este soliloquio agorero. Acaso haya soñado con algo raro esta noche.

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