martes, 17 de julio de 2012


BAJO TIERRA

   El presidente de los EEUU disfrutaba de un merecido asueto en su rancho. Era un día primaveral y tomaba el sol tumbado sobre una hamaca tensada entre dos abedules. Tenía los brazos extendidos en forma de cruz y, en su mano derecha, sostenía un vaso de efervescente coca-cola. Un águila calva dejo de contemplar la belleza inmensa de los campos floridos para observar su sombra bajo el cuerpo del presidente (el águila no podía imaginarlo pero su silueta recordaba la de un B-52). De repente llamó su atención una gota de agua que, tras resbalar por el vaso cayó al vacío, perdiéndose entre un grupo minúsculo de margaritas. El ave de presa fijaba con atención su mirada pero no podía ver lo que ocurría bajo tierra: las raíces de las margaritas luchaban entre ellas, hasta la muerte si fuera necesario, por el regalo que el bonachón del presidente de los EEUU les acababa de hacer. Aquella que venció en la lucha se desperezaba con el vientre lleno cuando ocurrió, estaba de espaldas y no pudo apercibirse de ello. El presidente de los EEUU dio por terminada su siesta y, al bajarse de la hamaca, dejó caer todo su peso sobre el tacón de su bota tejana. El águila calva sí pudo ver cómo en el centro del campo florido yacía inerte el cadáver mutilado de una margarita.




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