lunes, 16 de julio de 2012

EL RIDÍCULO RAJOY

Acabo de ver de nuevo las imágenes de Rajoy en el momento en el que anunciaba los recortes últimos en el parlamento. Y he reconocido las que él cree palabras mágicas tras el anuncio de recortes a los funcionarios. “Todo esto les será retribuido a los trabajadores a partir de 2015”. Este hombre es un papanatas que se cree Maquiavelo. Claro, ha pensado, junto a su caterva de chupópteros y pelotas del gobierno, les devolvemos lo que le quitemos unos meses antes de las elecciones de 2016 y nos vuelven a dar su confianza otros 4 años. Este tío no es más tonto porque no entrena. ¿Qué se piensa? ¿Qué el pueblo español es imbécil y se le puede engañar eternamente?

Este hombre se engaña a sí mismo y pretende que le digamos que sus sueños son verdad. Que nos traguemos sus falacias y que aguantemos, como buenos numerarios del Opus Dei, el cilicio que nos impone. ¡Ya está bien de mentiras! Comience a decirle a los españoles la verdad. Ya está bien de señoritas guapas, con sonrisas de oreja a oreja, anunciando en los telediarios públicos que la subasta de bonos del tesoro ha sido un éxito, con mayor demanda que oferta, como si hubiéramos hecho el negocio del siglo, cuando, en realidad, estamos entregando el futuro de nuestros hijos y nietos a las manos de los especuladores y esclavistas del mercado. Diga lo que eso significa con palabras reales, campechanas, que la mayoría de pueblo entienda. Diga que eso es lo mismo que ir a un banco extranjero para pedir un crédito y que nos lo están dando a un interés del 7%, mientras ese banco le pide el dinero que nos presta al BCE, banco financiado con los impuestos de todos los europeos, españoles también, y éste se lo presta a los bancos mercantiles al 0,75% de interés. Dígale a los españoles que esa política es un fraude, una estafa legalizada por ustedes, los políticos, que nos está llevando a la ruina y a la imposibilidad futura de afrontar nuestras deudas con los bancos y dígale que aunque usted esté reclamando que el BCE le preste directamente a los estados a ese 0,75% de interés, sólo lo hace con la boca pequeña, porque usted sabe perfectamente que eso es ilegal, según el artículo 123 del tratado de Lisboa (antiguo art.104 del tratado de Maastricht), firmado y ratificado por el gobierno español (tanto socialista como del partido popular). ¿Por qué dijo Mario Draghi que no se le puede exigir que haga (comprar deuda de los estados) lo que no es de su competencia? Porque sabe que eso es absolutamente ilegal y le podría acarrear consecuencias jurídicas.

Al Sr. Rajoy se le olvida que los políticos tienen la capacidad legislativa y, si una ley no es justa, se puede cambiar con voluntad política. El problema es que él no tiene voluntad alguna. Sólo sabe interpretar el papel que le exige su corte palaciega, pero se cree todas las estupideces que le dicen sus lameculos. Y así nos va, con un Montoro que acabará enfrentando a las comunidades autonómicas (pudiendo originar riesgos nacionales parecidos a los anteriores a la guerra civil española). Con De Guindos que nos acabará arruinando, tal y como arruinó a cada empresa en la que estuvo. Con una ministra de empleo que confía en la virgen del Rocío para promover el empleo. Con…., sería interminable la lista.
Lo que debería de hacer Rajoy es plantarse en Bruselas y reunirse con los estados de la UE que sufren las mismas consecuencias por la especulación mercantil, que son casi todos, a excepción de Alemania, Austria, los países escandinavos y quizás Holanda e Inglaterra por sus citys y lobys de negocio y plantarles cara, a estos últimos, con la unidad de todos los demás. Decirles que o se cambia la legislación que favorece a los bancos, por otra que ponga por delante los intereses ciudadanos, o se rompe la unidad europea y, por consiguiente, el euro. Derogar ese artículo que impide que el BCE apoye financieramente a los estados, crear una nueva ley que lo permita y abogar por una unidad europea que ahonde más en la unificación política, democrática y social. Pero Rajoy no tiene cojones para eso, porque sabe que perdería la admiración de su corte de lameculos y, en realidad, eso es lo que más le gusta.

Por favor, Sr. Rajoy, se lo ruega la inmensa mayoría de los españoles de buen corazón: ¡Deje ya de tomarnos el pelo! ¿Es que no ve que cada día que pasa en el gobierno resulta usted más ridículo? 

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