DE
GUINDOS, EL GRAN HIPÓCRITA
Lo del
ministro De Guindos es ya de una hipocresía supina. Ya era conocida su ineptitud, al haber
arruinado a todas y cada una de las empresas en las que ha colaborado, pero
mantenía oculta al público su faceta de hipócrita. Ayer, como por casualidad,
nombré al Opus Dei en el artículo sobre el ridículo Rajoy y, mira por donde,
veo posteriormente, en el telediario, que el ministro De Guindos ha ido al IESE,
la escuela de negocios que pertenece al Opus Dei, a dar una conferencia sobre
el estado de las cuentas de la nación y a “animar” a los grandes ejecutivos de
las empresas del Ibex a que se rebajen un poquito el sueldo, que los
tiempos están muy malos y todos tenemos que arrimar el hombro, argumentaba, frente a las cámaras. Y
digo yo que los tiempos estarán muy malos para los de siempre, porque la venta
de productos de lujo en España ha crecido un 33% en el último año. ¿Por qué no
empieza por recortarse su propio sueldo y renunciando a la tira inmensa de privilegios
inmorales de los que goza?
¡Bah!,
otra opereta más, mal interpretada en el más lujoso de los teatros mercantiles.
Junto a él, departieron sermones, el asesor de la
Dirección General de Presupuestos del Ministerio de Economía y Competitividad,
Eduardo Zapico Goñi, que expuso que el gasto de los ayuntamientos era irrisorio,
frente al del Estado, poniendo como ejemplo al ayuntamiento de Alcobendas, con
una población de 112.000 habitantes censados y una cuota de paro inferior al
12%. Ignacio García Vinuesa, su alcalde, aseguró que "Alcobendas es una
empresa grande y, como tal, no se debe plantear una gestión
desequilibrada". No le dio por llevar al alcalde de Huelva (160.000 hab.),
Pedro Rodríguez, cuyo sueldo es superior al del presidente de gobierno, con serios problemas para pagar la nómina de sus empleados. Y toda esta pantomima para justificar que el flamante asesor de De Guindos pudiera decir: “Se están llevando a cabo iniciativas para
integrar los intereses de todos los grupos de interés, y más en esta crisis con
grandes dosis de incertidumbre, dónde la gestión pública ya no puede seguir
siendo cerrada". O sea, que, en realidad, lo que el señor De Guindos iba a
anunciar en el IESE, la escuela de negocios del Opus Dei, era que se abre la
veda en todo el sector público, incluso en las administraciones locales. ¡Qué
se vayan frotando las manos los especuladores! Van a empezar por Renfe y
acabarán vendiendo hasta los ayuntamientos. El gobierno se encargará de limpiar
las malas hierbas con sus reformas laborales, echar a funcionarios sobrantes, rebajarles
el sueldo y aumentar su jornada laboral, para que sean rentables y productivos los que queden y, cuando todo esté saneado y las corporaciones sean financieramente atractivas, se la entregarán
al mejor postor, siempre que esté dispuesto a repartir algo de sus beneficios y/o
le coloque a la mujer o al marido del político que gestione la operación en
algún puesto prestigioso.
Y al
pueblo, pues al que sea sumiso limosna y circo y al que no le darán cilicio y “que se joda”.
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