viernes, 28 de septiembre de 2012

   ¡FASCINANTE!

   Fascinante. Será perverso. Fascinante fue la palabra que usó ayer, en Nueva York, Rajoy para expresar su visión particular de la situación política y social que atraviesa España. ¡Fascinante!, debía exclamar, mientras exhalaba el humo de su puro en Wall Street, pensando en la voraz represión del pueblo a manos de sus mercenarios policías. Pero eso sí, lo decía desde Nueva York. ¿Qué curioso que el 25S le pillara de viaje? Igual tiene un poco de cangelo y siendo tan astuto, tan prudente, procura siempre alejarse del fuego. A él le gusta observar las luchas desde afuera y, justo a tiempo, arrimarse al vencedor. Los laureles y ese porte garboso del éxito. Eso, para él, es lo mejor de ser político primero y, por fin, presidente. Por eso ha sacrificado tanto tiempo de su vida, ha tragado indignidades, ha sufrido derrotas dolorosas pero ha vuelto a levantarse y ha vuelto a caminar, convirtiendo los azotes en palmaditas en la espalda. Por eso, a base paciencia y un aliado llamado crisis, logró merecerse, quizá inmerecidamente, el premio. Y ahora que lo posee no va a dejar de disfrutarlo. No. Camina, elevando el buche, como buen pavo real, por Wall Street, observando los edificios financieros y piensa en que ya nadie logrará alejarle de los acogedores pies de esos gigantes. De aquí no me mueve ya ni Dios.

   Fascinante, escribió en su carpeta, el periodista que hizo la pregunta al presidente. Es posible que aquella misma mañana hojeara varios periódicos mientras desayunaba y, en todos, en primera página, se mostrasen fotografías tremendas de la brutalidad policial ejercida por los antidisturbios en Madrid. Es posible -¿por qué no?- que, una semana antes, ese mismo periodista tuviese que cubrir una noticia sobre el avance exponencial del hambre en España. Es posible. Pero se trago su ira, su indignación y su integridad y escribió: “El presidente Rajoy describe la situación actual de España como fascinante”. Y pensó en sumiso silencio: Lo que tú digas colega, pero que me suban el sueldo.

   ¿Cómo se puede describir la situación de España como fascinante, sin ser un idiota perverso y un miserable malnacido? En España, en el mismo momento en el que escribo este texto, hay decenas, acaso centenares de personas con dolores insufribles porque no pueden acceder a los medicamentos, En estos mismos minutos hay familias que se miran esquivas, cómo se miran las bestias hambrientas en las que se están convirtiendo. Quizás, en estos eternos segundos, alguien esté a punto de lanzarse de su balcón, porque ya le es insoportable su vida de miseria y humillación. ¿A quién coño le puede resultar fascinante esa situación? Porque esa es la situación actual de España. Un tsunami de hambre, miseria y humillación que se extiende por el país como la sombra de una negra nube cargada de crueles presagios. Nadie quiere ver la realidad y ésta es la realidad que nos espera si seguimos cada uno a nuestra bola, persiguiendo laureles ridículos, prestigio impostado o, simplemente, callándonos agradecidos por el sueldo. Esa es la realidad y no es nada fascinante, estúpido Rajoy.

   Los españoles, en general,  adolecemos de un gran fallo, somos soñadores quijotescos por naturaleza y eso nos impide percibir la realidad tal y como es. Unos en su ensoñación de poder y acumulación de capital y otros con la generosa idea de construir un mundo mejor y así convertirse en héroe aclamado, permanecemos ambos ciegos ante lo que ocurre en la casa del vecino. Unos imaginando en cómo hacer más dinero para robar más y otros imaginando que el dinero es infinito y surge de un manantial como el agua, somos incapaces de asumir que se acabó la fiesta, que ya todo ha dejado de ser fascinante. Pero el peor de los dramas es que nos es imposible cambiar la realidad sin aceptarla antes y en este país, desgraciadamente, siempre se actúa primero y se reflexiona después. ¡Qué pena que el ejemplo de Islandia, en España, no sea más que una utopía!

jueves, 27 de septiembre de 2012

UNA GOTITA DE REALIDAD

   Se llama Toñi y anoche la invitamos a cenar. Tuvimos que encerrar al perro en el balcón, pues le tenía pavor a todo lo que le mostrará los dientes. Ella es de un pueblo serrano y vive sola en la ciudad, sobreviviendo desde que llegó, esculpiendo a base de paciencia su corazón de encina y alcornoque, como un pequeño gorrión con las alas heridas, rodeado de cumbres en las que anidan águilas y halcones. Ya tiene cuarenta años y, la pobre, no es de belleza afortunada. Sin embargo sabe arreglarse y mejorar su rostro con unas pinturillas que usará sólo un par de veces al mes, en ocasiones especiales como ésta. Trabaja limpiando una casa, la casa de una gorda sirena socialista que tiene su despacho en la oficina de empleo de la ciudad. Una mujer ejemplar, prestigiosa, que la tiene declarada desde hace unos cuatro meses, el tiempo, más cuatro años, que existe relación laboral entre ambas.

   Toñi no se queja. Sabe que la cosa está muy mal. Ella comenzó trabajando ochos horas al día, que a veces eran diez, para cobrar 500 euros al mes. Luego, tras el recorte en el sueldo de los funcionarios que llevó a cabo Zapatero, su jefa le hizo comprender que esa era una medida que afectaría a todos y le rebajó el sueldo a 450 euros. Con la promulgación de la ley (PP) que obligaba a dar de alta en la seguridad social a las empleadas de hogar, su sueldo se quedó en 400 euros, ya que su jefa le redujo el coste que le suponía contratarla. Y ahora, su jefa vuelve a sufrir más recortes y, encima la han dejado sin paga extra de verano, ya apenas le llega para pagar sus varias hipotecas y se ha visto obligada a cambiarle el contrato a Toñi por otro de media jornada, por el que ya sólo cobra 250 euros al mes.

    Me diréis que eso es imposible. Que nadie puede sobrevivir con esa cantidad al mes, más teniendo en cuenta que ha de pagarse un alquiler. Sí, yo tampoco lo podía creer. Hasta que me lo contó. Vive alquilada en una habitación, en un piso donde comparte cocina y aseo, con una, dos y a veces tres chicas, generalmente estudiantes que llegan desde fuera. Aunque en julio y agosto estas chicas se van, en esos meses comparte piso con sus propios caseros, unos señores de Extremadura que aprovechan el piso para acercarse a la playa. Según ella son los peores meses, pero los sobrelleva. No paraba de hablar, se sentía a gusto. Se ve que eran escasas en su vida las ocasiones de conversar amigablemente con alguien. Mi mujer la conoce porque ambas trabajan cerca y suelen coincidir en el autobús. Y ayer quedaron para tomar un café y, según me dio a entender, hablar de amores. ¡Qué sería de esa mujer sin la esperanza incombustible de encontrar algún  día su príncipe azul!, pensé después durante la cena, viendo sus ojos vidriosos al leer los whatsapp enviados a su móvil por el supuesto pretendiente.  Total, que vino a casa para preguntarme una cosa sobre facebook (lo usa por el móvil) y la invité a cenar. Me lo agradeció profundamente, una cena que me ahorro, le dijo alegre a Ana, una filigrana menos que hacer para llegar a fin de mes.

   Toñi es una chica curiosa y simpática que, posiblemente, tuvo la mala suerte de nacer en un ambiente familiar cerrado y hostil hacia lo externo. La familia, cada vez menos típica, de la sierra que vivió aislada, sin posibilidad de acceso al conocimiento, sin más estudios que la observación de la naturaleza. Ella no sabe demasiado de números, aún cuenta con los dedos, pero sabe muy bien cuanto esfuerzo le cuesta ganar lo que gana y procura administrarse bien, sin lujos, como mucho una cocacola dos sábados del mes. Ella no sabe qué es eso de la crisis y le da igual quien gobierne, mientras ese gobierno mejore sus condiciones de vida. Dice que se sorprendió con las imágenes de las cargas policiales en Madrid, que no entendía qué pasaba, ni porqué pasaba. Que es verdad que estamos jodidos todos, pero de ahí a querer matarnos, chiquillo, con lo bonita que es la vida, sonreía, a la par que enseñaba a mi mujer el nuevo mensaje que le acababa de mandar su príncipe. Está vez puede que me salga bien, susurró al oído de mi mujer, pero no pudo evitar que yo la oyera. Y yo no pude evitar sonreír al imaginarme a Toñi como un Sancho singular que ya estaba harto de recibir palizas por culpa de los líos de Don Quijote y había decidido abandonarlo para buscar a su Dulcinea particular. Tan delgadita como era y, sin embargo, me recordaba al tierno de Sancho Panza. Un Sancho Panza o una Toñi que por mucho que intente huir del corral, del redil, siempre permanecerá encerrada en él.

    

miércoles, 26 de septiembre de 2012

¡QUÉ PENA DE PAÍS!

   Bueno, los sedientos de sangre estaréis contentos. Ya ha corrido el líquido rojo por las calles de Madrid. ¡Ya estalló la revolución!, gritaréis eufóricos, tras la noche desbordada de adrenalina. ¡Esto no hay quien lo pare ya! ¡Viva la anarquía o Viva Franco!, yo qué se. ¡Muerte a la democracia! ¡Abajo el estado!, gritaréis los más fanáticos y descerebrados, en plan chulitos, como grandes héroes patéticos o mártires con pose de osito de peluche frente a las cámaras, si formáis parte de los detenidos. Todo muy guay, muy chachipiruli. Sí, pero a ver quien es el guapo que le dice a la madre del chico herido grave que su hijo volverá de la capital con una lesión medular, más o menos, convertido en un vegetal. ¡Qué vergüenza y asco me dais y qué avergonzado me siento de pertenecer a vuestro país! Y algunos aún exponíais anoche vuestros comentarios en las redes sociales con una inmensa V de victoria. ¡Seréis cabrones! Pero ¿es que aún no habéis tenido suficiente? ¿Qué cojones queréis? ¿Conducir a este país a otra guerra civil, para luego enjuagaros vuestras sucias manos con las lágrimas de los abuelos que asistan a la muerte de sus nietos en directo? Porque esta vez será distinto. El drama produce morbo a una sociedad enferma como la nuestra y eso genera audiencia.

   La convocatoria del 25S siempre estuvo mal diseñada. Siendo sus reivindicaciones justas y necesarias y ciertamente reflejando el drama actual que viven los ciudadanos españoles, se equivocaba, sin embargo, en el concepto democrático en sí mismo, dando cabida en la protesta ciudadana a grupos antidemocráticos que, de forma espontánea, se adscribieron a las miles de convocatorias lanzadas por las redes sociales. Eso, para entendernos, sería como decir que tan buen defensor del fútbol es un hooligan neofascista, como lo es el bueno de Iniesta. Pero es que además, era evidente que la manifestación carecía de una mínima organización que solidificase la homogeneidad de postulados, los mensajes aparentaban ser unitarios, pero no lo eran en realidad. Ya a las dos de la tarde pude ver en el telediario de La Sexta como, mientras entrevistaban a uno de los organizadores y que decía expresar con rotundidad la única intención de rodear pacíficamente el congreso, otro manifestante, junto al entrevistado, pintaba en una pancarta la frase: ¡Ocupemos el congreso! Más tarde, durante la cadena humana de miles de personas que caminaba hacia el parlamento, la unidad se rompía claramente desde el cielo por el colorido tan desigual de las banderas. ¿Y aún seguimos cometiendo la soberbia estúpida de pensar que reflejamos el sentir de la mayoría de los españoles, cuando hubo más gente celebrando la victoria en la supercopa de Europa del atlético de Madrid que ayer en la protesta? ¿Acaso estamos ciegos o es que no somos más que unos pobres idiotas, incapaces de comprender la realidad? Si el 15M no estaba muerto como movimiento social (no así como conciencia), ayer lo acabaron de asesinar los malnacidos que usaron la violencia.

   Diréis que por qué no hablo de la desmesurada reacción policial. Bueno, ese es un capítulo que deseo dejar para otro día. Quizá mañana. Lo que está claro es que el gobierno tiene miedo y ha perdido el Norte. Fueron indignas las órdenes de los mandos policiales y sus jefes políticos. No se puede criminalizar a todo el mundo, tal y como hicieron desde tempranas horas de la mañana, registrando vehículos, cacheando a personas pacíficas cuyo único crimen es vivir una situación económica y familiar desesperada, provocando en cierto modo al pueblo, coaccionándolo y llevándolo a límites inhumanos de humillación pública. Algunos parecían mercenarios, más que servidores del pueblo. También los habría –cómo negarlo- tan asustados y confusos como los indignados indefensos que les mandaban apalear, seguro, aunque supieron disimularlo ante sus mandos, temerosos de que, con la reforma laboral aprobada por el PP, los dejarán en la puta calle sin indemnización alguna. Está claro que se soporta mejor la mala conciencia si dispones de un buen sueldo. También siento vergüenza y asco de estos tipos y también me siento avergonzado de pertenecer a su país. La utilización de la fuerza bruta para humillar, vejar, someter y torturar a otro ser humano es abyecta e inmoral, venga de donde venga, y jamás puede ser purificada, ni justificada.

En fin, ¿asistiremos hoy a un nuevo capítulo de la atípica y original toma del congreso, al estilo de Berlanga, pero con muchos más tintes dramáticos, o el sentido común se impondrá en ambos bandos? Esperemos que sea lo segundo, aunque mucho me temo que los incidentes de ayer, provocarán una estampida entre los ingenuos e incautos que ayer fueron arrastrados y encerrados en la ratonera en la que se convirtió el perímetro del congreso. Amas de casa, ancianos que sufren por la situación de sus nietos, jóvenes pacifistas de verdad, padres preocupados por el futuro de sus hijos, dependientes que reclaman su derecho a una existencia digna, etc… Cientos o miles de personas que llegaron ilusionados a Madrid con la sana intención de defender una justa y consensuada democracia para todos los españoles y que se irán amargamente defraudados y doblemente indignados por la deriva irracional en la que muchos otros indeseables desean navegar. ¡Qué pena de país!  ¡Qué maldita pena de país!  

lunes, 24 de septiembre de 2012

AUSTERIDAD Y EL 25S
                     
   ¡Qué difícil es soportar la austeridad impuesta por los otros, pero que reconfortante para nuestro espíritu altruista resulta la autoimpuesta!, está frase pronunciada por el sabio José Luis Sampedro, en el programa Salvados emitido ayer, debería presidir todos los lemas del 15M y, sin embargo, jamás la he visto escrita en una pancarta. Sí, porque en esa frase está la madre del cordero sagrado, el quid de la cuestión, la toma de conciencia y el realismo absoluto sobre los graves problemas que acucian a la sociedad española en este momento de nuestra historia. Todos queremos más y nada nos parece suficiente, sin darnos cuenta de que todo aquello que en demasía nos sea entregado, se convertirá inmediatamente en carencia vital para otro. Y decimos ser solidarios, cuando la verdad es que no somos más que unos oportunistas que, sin reflexionar, anunciamos milagros imposibles, como demagogos irremediables, sólo porque por ello conseguiremos sin esfuerzo los aplausos del pueblo incauto, ese tan necesitado de esperanza. La vanidad es un demonio con cara de ángel y, a veces, ha provocado sin querer el nacimiento de algún que otro manantial de sangre. Esperemos que mañana no sea el caso.



   ¡Qué bonito suena todo! ¡Qué armonía de deseos inspiradores! Suena a música celestial, a querubines tocando en el arpa una melodía dulzona sobre nuestras cabezas. ¡Y cuánta ingenuidad en todo! Sobre todo en el 5º punto. ¿Cómo pretenderán pagar a todos sin un euro en la caja del tesoro público? Anular los recortes me parece justo, pero ¿cómo afrontaría el gasto un estado que inmediatamente se vería obligado a declarar la suspensión de pagos? A esto me refería cuando os hablaba de prometer milagros, algo que, al parecer, ya no es exclusivo de los políticos. O ¿es que acaso los convocantes de esta manifestación del 25S tienen ínfulas de serlo? No obstante, todas las demás peticiones quizá fueran posibles y, desde luego, necesarias. Pero echo en falta otras de mayor enjundia y enfocadas hacia una sociedad más justa e igualitaria. Por ejemplo, nada se dice de anular los privilegios de los políticos, ya que tan sólo se habla de la dimisión del gobierno y nada se dice de revocar su acta a los demás parlamentarios. Nada se dice sobre la democratización interna y real de los partidos, sindicatos y federaciones. Nada sobre la estipulación de un sueldo mínimo de subsistencia para las personas (al inicio de la convocatoria, los anunciantes prometían un sueldo de 2000 euros para cada españolito, pero afortunadamente han comprendido su necedad y lo han borrado). Nada sobre el acceso a la alimentación y a un techo para aquellos que han dejado de tenerlo. Nada sobre la expansión del hambre que el estallido de esta bomba de irracionalidad (si llega a ocurrir mis peores presagios) puede acarrear. Nada de organización, de consenso estratégico, de unidad real y sin fisuras. En fin, queda poco más de 24 horas para saberlo. Pero yo estoy convencido de que mañana será un día negro para la historia de España, en el que la sangre volverá a correr por las calles de Madrid. Ojalá me equivoque y tenga que tragarme mis palabras públicamente, lo haría sin dudarlo si todos me demostráis vuestras intenciones pacifistas y la acción transcurriese sin violencia. Todos. Desde el anciano, lógicamente airado tras ser estafado en las preferentes bancarias, hasta el joven que, desgraciadamente, nunca ha podido contribuir con el estado de bienestar, pero reclama sus derechos ganados con el sudor de la frente de sus abuelos.

   Ya ven, en esta parodia esperpéntica que es la España actual hasta es posible perder lo que jamás se ha tenido ni merecido. Así de lloricas somos. En vez de colaborar, solidariamente, con el esfuerzo conjunto de todos, gritamos y exigimos más regalos, como el niño travieso que promete ser bueno mientras cruza los dedos de sus manos, ocultas tras la espalda. No sé qué pasará mañana. Imagino que las emociones serán fuertes e indómitas, difíciles de contener. El grito unido de la masa hará temblar los corazones enjaulados en la caja torácica de cada uno y el río recorrerá el curso impuesto por la corriente. Las piedras del camino serán ¿esquivadas o arrasadas? ¿Será acallada la melodía celestial por la percusión cruel de los disparos? No lo sé. De lo que sí estoy seguro es que mañana cambiará el curso de la historia española. Para bien o para mucho peor, depende de lo que ocurra.

   Pase lo que pase, lo que sí me atrevo a afirmar es que mientras no comprendamos la importancia y altura humanística de la frase pronunciada por José Luis Sampedro,  la raza humana estará en peligro. Aquí, en España, y en todas partes. Deberíamos oír más a sabios imprescindibles como él y prestar menos atención a mesiánicos ingenuos, irracionales y pletóricos de vanidad.


    

sábado, 22 de septiembre de 2012

LA CORTINA DE HUMO INDEPENDENTISTA

   Y no sé porqué, será que soy andaluz y la distancia me posibilita más para la objetividad, pero me da la impresión de que, en esta historia absurda de desprecios entre hermanos, el catalán y el español están siendo maquiavélicamente manipulados y ni se enteran. Veamos, analicemos sin vehemencia y con rigor lógico la chorrada independentista de Cataluña. Lo de chorrada no es en absoluto peyorativo, créanme, es solo que, teniendo en cuenta que la evolución humana habría de llevarnos –por nuestro bien- a la desaparición paulatina de fronteras, me parece ridículo pelear para construirlas. Pero, preguntémonos ¿a quiénes benefician esta historia patética y absurda de ruptura social entre dos pueblos hermanados por la historia? Pues bien, yo tengo la teoría de que toda está “algarabía” de imprevisibles consecuencias –quién sabe si dramáticas- ha sido orquestada, en acuerdo secreto, entre dos aparentes enemigos, el señor Rajoy y el señor Mas, que interpretan lo contrario sobre el escenario del teatro político, tratando de engañarnos a todos, catalanes y españoles. Sí, porque es evidente que ambos salen ganando, mientras nosotros seguiremos siendo los eternamente jodidos.

Veamos, por un lado  está el líder de CIU, presidente de la comunidad más endeudada del estado y que se ha visto obligado a llevar a cabo recortes inhumanos sobre su población, con tal de llenar caja y afrontar los vencimientos de la impresionante deuda producida por la codicia y ambición de los políticos catalanes. La cohesión social en Cataluña se encontraba al borde del abismo, las manifestaciones de protesta contra el gobierno aumentaban exponencialmente, los sondeos pronosticaban para CIU una próxima debacle electoral. Y de repente, el señor Mas abraza la bandera independentista y pasa de ser el gobernante odiado y repudiado por su pueblo a héroe venerado, el gran lobo alfa, líder de la gran manada catalana. No hay más que ver cuál fue el recibimiento que tuvo en el Prat tras la pantomima de su reunión en Mocloa de hace un par de días. En fin, que muy posiblemente la jugada le saldrá bien y tras el inteligente adelanto de las elecciones, vuelva a votarle su hipnotizado pueblo para que siga jodiéndole cuatro años más. Y una vez conseguido el objetivo ya verá qué hace, porque es nítido, evidentísimo, que la historia esa de la independencia no es más que un cuento chino, una mentira burda, ya que él, al igual que el gran sabio Jordi Puyol (lo admitió recientemente en unas declaraciones a la prensa), sabe que es jurídica y económicamente imposible.

   Por otro lado está el PP, Rajoy y su gobierno herido por las llagas supurosas de su inutilidad e ineficaz gestión. Toda esta historia absurda les otorga el aura de ser los únicos defensores de una patria grande, unida y poderosa (de risa, ¿verdad?), lo cuál le viene muy bien para afrontar las elecciones gallegas y vascas, más teniendo en cuenta las dosis de información que reparten estratégicamente en los telediarios sobre un nuevo grupo independentista gallego que ya hasta manipula explosivos (lanzamiento de cócteles molotov y esas cosas, ya saben). Nada mejor que inventarse conflictos o amenazas externas para que los ciudadanos temerosos te voten como borregos. Y cuando las cosas se tuercen y se ponen peligrosas para uno, pensarán, nada mejor que entregar al pueblo la posibilidad de odiar más y más abiertamente a otro, un tercero en discordia. Así con la invención de este conflicto ficticio y absurdo sobre fronteras de pacotilla entre Cataluña y España, ya nadie habla de otra cosa. La cortina de humo se extendió, cegando la capacidad racional en la mayoría. Y es que ya llamaban demasiado la atención los señores del SAT con sus requisas alimentarias en los supermercados. Ya se estaba hablando demasiado sobre el crecimiento del hambre y la pobreza sobre esta inhóspita piel de toro, o sobre el expolio nacional que los más ricos están llevando a cabo en nuestras narices, o sobre el rescate que nos arruinará durante décadas, o…

   No, es mejor que hablen de nuestra peleílla ficticia, se dirán Rajoy y Más, mientras degustan con deleite el champán con el que brindan y comprueban cómo en todos los periódicos, telediarios, programas de debate, tanto en la radio como en la televisión y tertulias callejeras no se habla más que de la chorrada independentista catalana. Ambos saben que se necesitarán otras veces en el futuro. Tal vez, tal y como están las cosas, en la próximas elecciones generales no saque mayoría absoluta el PP y necesite negociar con CIU la creación de un nuevo gobierno cuyo objetivo principal sea que todo, absolutamente todo, permanezca igual. ¿Y el pueblo? Bueno, con respecto al pueblo, ya se inventarán otros cuentos con los que nos sigan sometiendo al redil.

viernes, 21 de septiembre de 2012

FARMACIA GRATIS PARA LOS POLÍTICOS


Texto de María Tordera en Facebook

   Si esto es verdad, me cago en la miserable cara hipócrita de todos nuestros políticos. Sí, en la de todos y todas. No salvo a ninguno. Porque hay que ser indigno para aceptar un privilegio tan inmoral como el que nos comenta Maria Tordera en la foto que expongo más arriba de este texto. De las bestias inhumanas del PP, incluyendo a los verdugos del gobierno, ya me lo esperaba. Pero de todos esos hipócritas de la izquierda (se ve que sólo lo son en su semántica) no. ¿Cómo se puede aceptar algo así sin que se les caiga la cara de vergüenza? Tipejos impresentables, atroces carroñeros, que destrozan su propia dignidad por unos miserables céntimos de euros. Esos son los viles despojos humanos que nos representan, gente sin honor, sin ética ni moral, sin valores humanísticos, con desiertos de hielo en sus almas. Personas que venderían al matadero a su propia madre, a cambio de dinero y de prestigio.

   ¿Cómo es posible, si existe un Dios, que no les fulmine con su látigo, expulsándoles del templo, tal y como mandó hacer a Jesucristo? ¿Cómo es posible que el pueblo permanezca adormecido, que aún no se haya enterado de que Dios es él? ¿Cómo es posible que aún permanezcamos discutiendo por los toros, el fútbol, las titis, los chorbos, los pájaros, los sueños, las aspiraciones individuales, las… gilipolleces y no nos hayamos unido para pararles los pies? Cualquier parásito de estos ronda un sueldo mínimo de tres mil euros al mes y si va a la farmacia a comprar aspirinas no paga absolutamente nada por ser diputado. Y yo, enfermo crónico del corazón y diabético, estando obligado por ello a tomarme 16 pastillas diarias, algunas de un precio exagerado, y, pensionista, con una paga de 600 euros, sí tengo que pagar. Y usted también. Y usted. Y usted. Y hasta el parado que ya no recibe ayuda, bueno, ese más, a ese lo echan directamente de la seguridad social. ¿Y no se nos cae la cara de vergüenza por permitirlo?

   No puedo entender a este país. ¿Y ante esta discriminación tan inhumana nada tienen que decir la fiscalía, la judicatura, la defensora del pueblo, las agencias de consumidores, los periódicos, las televisiones, los defensores de los derechos humanos y, si me ponen, hasta el tribunal de la Haya? ¡Qué asco de país! Vivimos en el claroscuro de una permanente historia medieval, en el esperpento más atroz de un escenario gótico. En la ignorancia irónica de los estúpidos. Si seguimos así, algún día nos robarán hasta a los hijos sin que seamos capaces de plantar queja. ¿Les suena? A algunas madres de las cárceles franquistas y de la clínica Santa Cristina seguro que sí.

   Y no me entendáis mal. No niego el ejercicio de la política, es más, creo que ahora la política es más necesaria que nunca, porque el debate es necesario para que, entre todos, hallemos una mejor manera de convivir en paz y felicidad. Eso debiera ser la política, gente honrada en el arte de organizarnos mejor como sociedad y no la cloaca codiciosa que son los partidos a-democráticos que tenemos en la actualidad. Esto ya apesta demasiado. El pueblo está muy harto y será difícil contener la diarrea y la rabia posterior. Necesitamos aire nuevo, abrir las ventanas, las rejas, las listas e instaurar las bases para una verdadera y real igualdad democrática entre todos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

¿POR QUÉ NEGAMOS LA CODICIA?

   Ayer, tras la publicación de mi artículo ¿Sirve para algo protestar?, mi amigo Ismael se puso en contacto conmigo. También habréis notado, como él, que llevaba casi una semana ausente de las redes sociales y sin publicar nada nuevo en el blog. No me pasaba nada, le respondí. Es que, a veces, uno acaba hastiado por tanta hiperinformación, desinformación, y manipulaciones mediáticas de la realidad y decide que es mejor fundirse en la cotidianidad de la ficción. Ya sé que eso es un error, que de ese modo pierdes la noción de cuanto ocurre a tu alrededor y te olvidas de la defensa de tus derechos como ser humano digno, que te conviertes en carnaza para los buitres carroñeros del poder económico mundial. Pero también es verdad que, en momentos puntuales, es necesaria la evasión. Porque si no lo haces, corres el riesgo de perderte en la deriva de una tormenta confusa, entre las olas encabritadas del peligroso mar de la obsesión. Y cuando eso ocurre, se pierde la objetividad y los análisis de la realidad dejan de ser fiables, siendo siempre tamizados con el cedazo de una misma tendencia tan obsesiva como alejada de la lógica y la razón.

   Cuando eso me ocurre me inmerso en la lectura compulsiva de novelas. Me sumerjo en la ficción para tratar de hallar en ella las claves (los porqués) de esa terrible realidad que, obcecadamente, nos negamos a ver. Y creedme, si la buscas, la encuentras. Hace justo un momento, por ejemplo, he leído una frase que me ha dejado perplejo. No es una gran frase literaria, a pesar de haber sido escrita por una escritora inconmensurable, la norteamericana Joyce Carol Oates, una de esas poquísimas escritoras capaz de escribir con la crudeza de un mercenario y, sin embargo, su lectura produzca que un colibrí aletee en el pecho de quién la lee. Pero es una frase lapidaria que resume en once palabras la atroz realidad en que vivimos. “En una economía capitalista y consumista, nadie, absolutamente nadie, es incorruptible”.

   Es verdad. Es terrible, pero es verdad. ¿De qué sirve protestar, plantar batalla, incluso vencer y derrocar gobiernos injustos, si seguimos aspirando a lo mismo, la acumulación de capital y patrimonio, el coche guapo para fardar, la tía buena, la victoria y el reconocimiento social, la fama, la adoración de los demás? ¿De qué sirve cambiar la constitución, crear leyes justas y equitativas, imponer las mayores medidas de control institucional, la apariencia de una justicia basada en la dignidad humana, si seguimos falsificando nuestros valores éticos con justificaciones injustificables que enmascaran nuestra autodenigración moral? “La codicia acabará con la raza humana”, ya lo dijo Freud. Si seguimos así caminamos hacia la autoextinción, nos quedaremos sin agua potable en el planeta, cada vez seremos más y los recursos serán cada vez más escasos.

   Tenemos que cambiar de sistema, eso está claro. Y no sé qué otro será el adecuado, imagino que será el que entre todos los seres del mundo escojamos libremente algún día, si nos llega esa oportunidad, claro está. Pero para que demos con el adecuado sería interesante un índice de cultura superior, el justo y necesario como para llegar a comprender que el conocimiento de las nuevas tecnologías y el desarrollo de las investigaciones científicas y filosóficas han de estar siempre en las manos del pueblo y nunca en la manos de gobernantes que las usan para someternos. El justo y necesario como para entender que el perfil de nuestros gobernantes debiera ser otro muy distinto, algo parecido a personajes como Vicente Ferrer o José Luis Sampedro. El justo y necesario para comprender que más vale ser gobernados por sabios honestos, que por el tipejo que algún día nos mintió al prometernos alguna suculenta prebenda. Porque así es como suelen ganar sus elecciones siempre los estafadores, diciéndonos una y otra vez te daré a ti lo que le quitaré a otro y con nuestra propia codicia nos engañan. Ellos también saben que en esta economía capitalista y consumista, nadie, absolutamente nadie, es incorruptible. Y nosotros, ¿por qué somos incapaces de admitirlo?





miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿SIRVE PARA ALGO PROTESTAR?

   Esta es la inquietante pregunta que lanzó Jordi Évole a la audiencia el lunes pasado en su programa “Salvados”. Curiosa la coincidencia tan abrumadora con el título “Salvamé” de Telecinco, en el que los invitados se enzarzan en protestas absurdas, los unos contra los otros, sin que nada parezca tener consecuencias entre la estúpida audiencia que se traga cualquier bodrio morboso, por chabacano y nauseabundo que les resulte. Sin embargo, ante un simple análisis semántico hallaremos las diferencias entre la connotación universal del primer programa y la evidencia egocéntrica del segundo. Esa es la clave principal de la personalidad diferenciadora de los españoles: es imposible la solidaridad entre los españoles que tanto claman por la realidad de una salvación colectiva cuando lo que impera en el fuero interno de cada uno es el auxilio individual y la necesidad imperiosa del ensalzamiento de uno mismo a través de la idolatrada vanidad.

   No obstante, hoy en el telediario de la cadena rosa (nada sospechoso de manipulación mediática), han dado una noticia que me ha llamado mucho la atención. Comentaban lo bien que iba aquel proyecto que hace un par de meses puso en acción el ayuntamiento de Girona. ¿Recuerdan? El consistorio de esa ciudad llegó a un acuerdo con tres cadenas de supermercados para que los productos de primera necesidad que estuvieran a punto de caducar fuesen donados al mismo, con la idea de repartirlos, a través de un banco municipal de alimentos, a las familias más necesitadas de la provincia, tratando así de evitar a estos la humillación de rebuscar comida entre los contenedores de basura. Bien, la noticia de hoy comunicaba el buen resultado de la gestión, habiéndose sumado ya a la misma once cadenas de supermercados en la zona. Ya en el momento del anuncio de dicho proyecto en los medios escritos hubo una avalancha de descalificaciones individuales a través de la plataforma virtual que me llamó mucho la atención. Yo no podía entender entonces cómo era posible que ante una noticia esperanzadora desde mi punto de vista, la gran mayoría de los internautas del facebook gritaban sus protestas al cielo virtual, catalogando como abyectos e inhumanos a los concejales que apoyaban la acción. Miles de fotografías de contenedores con candados salieron entonces en periódicos y páginas y muros de facebook, acusando al consistorio de querer matar de hambre a los hambrientos, comparando ésta acción con otras llevadas a cabo por ayuntamientos del PP, como la del multar con hasta 700 euros a quien buscaba alimentarse de la basura. Yo entonces expuse libremente mi sorpresa y me atreví públicamente a debatir con argumentos lo que me parecía una postura demagógica e irracional. Llegaron a insultarme, llamándome fascista (que tiene cojones la cosa) y acusándome de burgués acomodado (que aún tiene más cojones la cosa, teniendo en cuenta que mi pensión no llega ni a 600 euros al mes). Aducía una tipeja que se denominaba anarquista que en la basura se podía encontrar buenas proteínas (carne) y en los bancos de alimentos no. La misma que me llamó varias veces hijo de puta y fascista sin conocerme. Tiene guasa la cosa pues hablaba como se hablan los personajuchos del “Salvamé” ese del carajo.

   Esta noticia esperanzadora de hoy sobre el proyecto de “la casa del pueblo” (ayuntamiento) de Girona me ha hecho reflexionar sobre la pregunta de Jordi Évole en “Salvados”: ¿Sirve de algo protestar? Está claro que la protesta por si misma no sirve absolutamente para nada, si esta no va acompañada de acciones conjuntas y solidarias. Es evidente que llevamos meses y meses (algunos de nosotros hasta años) protestando, a través de las redes sociales fundamentalmente, sin que hayamos logrado cambiar nada. Es evidente que una grandísima minoría de este país hemos salido en manifestaciones de protesta en las calles sin que hayamos logrado cambiar nada. Pero es también terrible y evidente la realidad de que no hacemos nada más que eso. Salvo un pequeño porcentaje de voluntarios que sí se dedican a hacer algo por los demás de forma absolutamente altruista, la gran mayoría de ciudadanos de este país únicamente saben mirarse su propio ombligo, aunque su falso discurso esté lleno de tópicos sobre los desheredados sociales. La verdad cruel es que a la mayoría de los ciudadanos españoles les importan un bledo los demás y si se quejan no es más que por la razón de que ellos están al lado de los más desfavorecidos. Sólo saben criticar y protestar sobre los privilegios de los privilegiados porque ellos no pertenecen a esa casta, pero si los estuvieran ni protestarían ni se ocuparían de los que estuviesen pasándolo mal. Y cuando algunos, como los concejales del ayuntamiento de Girona que tuvieron tan genial idea, lo hacen sin exigir nada a cambio, sino simplemente porque aceptan esa obligación como un deber social hacia los más desfavorecidos, entonces los critican, los insultan, los amenazan y los desprecian con la peligrosa soberbia de los ignorantes, llamándolos inútiles de paso, cuando los únicos inútiles son aquellos que, pudiendo hacer más por los demás, no lo hacen y tan sólo saben dedicarse a injuriar a aquellos que si tienen el valor de luchar por los demás sin exigir nada a cambio.

   Desde aquí mi más sincera admiración a esas personas que sí saben entregarse a los demás, desde su posición de concejal; desde su voluntariado en cáritas o en cualquier ong, cristiana o laica, da igual; desde su pequeña aportación en los comedores sociales; desde su ayuda humanitaria atendiendo a ancianos o dependientes; etc… A todos ellos, de corazón, les doy las gracias por ello, porque todos, absolutamente todos los podemos necesitar algún día y sé que ellos no mirarán si antes les hubimos insultado alguna vez. Ellos, si los dejamos, serán los que logren salvar algún día a este país de implacable sombra medieval y oceánica ignorancia.        

miércoles, 12 de septiembre de 2012

MAS, EL INDEPENDENTISTA

Yo soy andaluz, Sr. Mas. Sí, uno de esos andaluces a los que usted llama vagos e ignorantes. Uno de esos que según usted lo que nos gusta es estar todo el día en la taberna gastándose todo el dinero del subsidio en vinos y tapas, aunque la verdad sea muy distinta a la que usted nos trata de vender y tan solo me haya quedado tras el infarto una paga de pensionista que no sobrepasa los 600 euros, ya ve, ni para llenar los platos hasta final de mes, de modo que imagínese el tiempo que llevo sin pisar un bar. Sí soy andaluz y a pesar de ello no niego el derecho de los pueblos a elegir su propia autodeterminación. Pero es que lo suyo es escandaloso por ruin e indigno de un político. Mire usted, yo, desde ésta denostada región del sur de España, me atrevo a decirle que usted es un ser abyecto y manipulador, porque usted miente y engaña a su pueblo, el catalán, tan culto y moderno como usted mismo lo define. Usted le miente cuando dice que toda la culpa de la pérdida del bienestar catalán la tiene el gobierno español y ellos “tan cultos” se lo han creído. Sí, debería felicitarle por su influencia propagandista en los medios catalanes, porque lo ha conseguido, ha transformado lo que no es más que una deficiente y negligente actuación de su gobierno (también de los anteriores), una impresentable y deshonesta gestión económica de las cuentas públicas, en un robo del estado español a las arcas catalanas. Pero ¿qué pasa entonces con los robos descarados del erario catalán a través del liceo para financiar la campañas electorales de su partido, con los chanchullos que han tenido con jueces prevaricadores que también han chupado del bote, con los escándalos de las autopistas y las ITVs catalanas, con…? (Sería interminable la lista). ¿Está usted seguro de que nada ha tenido que ver el desfalco del tesoro de su país con el exponencial aumento de las cuentas bancarias de sus políticos? ¿Me dirá también que usted no ha tenido nada que ver con la ruina de Caixa Cataluña?

Usted miente, Sr. Mas y su “culto” pueblo se lo cree a pies juntillas. A usted le importa un carajo la independencia que tanto dice defender. A usted lo único que le importa es seguir manteniéndose en el poder para poder seguir manejando la caja de caudales, lo único que en realidad le importa. Porque usted no es más que un ladrón, tan ladrón como los caciques ancestrales de Andalucía, esos a los que les importa tan poco el pueblo de a pie, lo mismo que le importa a usted, que es nada. Desde su poltrona ejerce su dominio, con la impunidad que le dan las leyes dictadas a su gusto y hará lo que tenga que hacer para seguir en el trono, lo que sea y a costa de quien sea. Los enfermos a los que USTED roba un euro por receta y les cierra hospitales; los trabajadores a los que USTED roba en los peajes de las autopistas; los ancianos a los que USTED roba negándoles la atención, dejando de pagar por ella; los parados a los que USTED roba negándoles un trabajo, porque prefiere destinar el dinero público a subvencionar fundaciones afines a su partido antes que destinarlo a políticas de empleo; los… (Sería interminable la lista). ¿Está usted seguro que toda la gente, el millón y medio de catalanes, que salieron ayer a las calles barcelonesas gritando a favor de la independencia lo hacían porque están con usted?

La gente que salió ayer a gritar en Barcelona lo hizo porque está desesperada. Porque están hartos de recibir tanto palo. Porque no llegan a fin de mes, como en Andalucía, y ven que sus hijos se denigran sin posibilidades de futuro. Porque ya no pueden aguantar más y han decidido rebelarse. Porque son personas dignas que han de vivir sometidos a la humillación continua por parte de los políticos que los gobiernan y han decidido rebelarse y gritar primero como antesala de la ira, la furia y la venganza. ¿Entiende usted de qué le hablo o es que usted vive en la inopia, protegido en su jaula de cristal? La gente, el pueblo, también el que le ha votado a usted (le convendría no olvidarlo) lo que quiere es ser feliz, vivir en paz y con sus necesidades cubiertas. Y cuando eso se consigue, si es que alguna vez lo conseguimos, las chorradas independentistas y demás se van al carajo y a todos deja de importarle el color de su bandera. ¿Qué es eso de “Cataluña, nuevo estado europeo? ¿Pero saben de qué están hablando? Si salir de España (y reitero que a mi personalmente me da igual lo que decidan) implica salir de Europa y del euro. Si eso llevaría a su país a una devaluación monetaria con respecto al euro de inimaginables proporciones y, díganme, ¿cómo lo harían con la caja vacía como la tienen?, ¿con qué dinero?

Esto no es más que un sinsentido más del Sr. Mas, un señor que lo único que quiere es acumular. Más poder y más dinero, si es que logra engañar a algunos más, para seguir manteniendo su lujoso nivel de vida. El problema es la confrontación social que generan los políticos como el Sr. Mas. Fomentan el odio entre los pueblos, radicalizan el diálogo social y confrontan a los unos con los otros a través de las manipulaciones informativas, sin importarle las terribles consecuencias de sus acciones. ¡Mientras ellos permanezcan en el poder que se jodan los otros! ¿Tendrá límite la codicia y ambición del presidente catalán o, por el contrario, también tiene interés en acaparar muertos? Porque cada vez es más evidente que volvemos a cometer los mismos errores que cometimos en el primer lustro de la década de los años 30 del siglo pasado y todos sabemos cómo acabó la historia.   



lunes, 10 de septiembre de 2012

¡ESPAÑA VOLVERÁ A SER GRANDE Y PODEROSA!


   ...nos dicen nuestros gobernantes, y rumiamos entre dientes lo hijos de puta que son porque a quién le importa ya el futuro cuando el presente es tan asfixiante y estrecho. Que no nos llega, que los últimos días del mes los platos son un pozo vacío y tan oscuro como nuestro destino. Y nos cagamos en la madre que los parió porque les vemos henchidos de ostentación, rodeados de parásitos con glamur, y en plan chulitos mientras nos tratan de aprovechados, de no querer trabajar en un país de caciquil solera y nos recortan la pensión, el subsidio y las ayudas. Y nos desahucian y nos abandonan en la enfermedad y nos aniquilan (3.158 suicidios en 2010, siendo ya la primera causa de muerte violenta en España). 

   ¿Y qué podemos hacer? Mientras sólo se consigue recaudar el 2% de lo estimado con la indignante y vergonzosa amnistía fiscal aprobada por el gobierno, muchos de los "ejemplares" inspectores de Hacienda que, meses atrás, nos iluminaron acerca de la dejación de funciones de sus superiores y nos mostraron el correcto camino para conseguir una recaudación más justa y equitativa (¡Cómo es posible que las SICAV sigan cotizando sólo el 1%!), ahora se marchan con el enemigo, mostrando que su ejemplaridad era una pose y que son tan asquerosamente codiciosos como los timadores que ellos mismos perseguían. En el último año 20 de los inspectores que vigilaban las cuentas de algún banco ha sido fichado por éstos con sueldos que llegan a cuadruplicar la nomina estatal. El caso más sonado de un inspector que se pasa al 'otro lado' fue el de José Piñán, jefe del equipo de inspectores del Banco de España en el Santander, que fue fichado por el propio Emilio Botín en 2009, pero en las últimas semanas se han producido cuatro salidas con destino a BBVA, Boston Consulting, KPMG o PriceWaterhouseCoopers.

   Os preguntaréis que a qué carajo viene esto. Diréis que os hablaba de algo más general y el tema de los inspectores de Hacienda es algo puntual, anecdótico y es verdad. Pero es un claro ejemplo de la consciencia hipócrita  y pícara del español. ¿Cómo podemos tener esperanza si no dudamos en convertirnos en mercenarios? ¿Si, en el fondo, a la inmensa mayoría sólo le importa su propio bienestar y defenderá ciegamente a quien mejor le pague por ello? Esa es la verdad dura y cruel con la que un día nos tendremos que enfrentar. Porque está claro que al igual que los inspectores vieron caer a las víctimas (acaso alguno de vosotros sería capaz de afirmar que estos señores desconocían los chanchullos de las preferentes), nosotros también las vemos a nuestro alrededor, rebuscando alimentos en los contenedores de basura, lanzándose desde una sexta planta, durmiendo en los bancos callejeros por culpa de los bancos elegantes de interior o sabiendo que el vecino parapléjico del cuarto lleva cinco años encerrado en su piso debido a la carencia de ascensor. 

   Sí, las cosas cambiarán y con el tiempo, de una u otra manera, iremos mejorando. La política es un camaleón que sabe mimetizarse perfectamente en los cambios de paisaje. Poco a poco habrá trabajo, mal pagado, por supuesto, al principio, pero que lograremos aumentar con el tiempo y nuestro esfuerzo. Luego vendrá otra vez lo mismo, la codicia sobre el escenario, las construcciones verticales como nuevas lanzaderas para los suicidas del futuro, los bancos interiores abriendo sus puertas nuevamente mientras maquinan nuevos engaños, la máscara superficial del lujo sobre cuerpos purulentos de indignidad. Y, sin embargo, nos creeremos felices nuevamente, gracias a la puñetera mierda del dinero, y no nos acordaremos, al igual que los inspectores de Hacienda que han abandonado su "ejemplaridad", de ninguna de nuestras víctimas. Iremos nuevamente a mejores restaurantes, nos volveremos a hipotecar, volveremos a soñar con el coche fantástico y jugaremos en los casinos de Madrid-Las Vegas y los muertos al hoyo, mientras los vivos se reparten el bollo. ¿Para que habrá servido entonces tanta lucha?

   Y ahora quieren destituir a los políticos. Cómo si esto fuera un problema de políticos y cuando toda persona con sentido común sabe que los problemas de la política tan sólo se pueden arreglar con más política. Esto es un problema de falta de honestidad en general, de nula educación en los valores y la dignidad humanas y ya es hora de que todos en nuestro foro interior lo vayamos asumiendo. Necesitamos un cambio en la gestión política y económica en España. Necesitamos mayor conciencia social y empatía con los que sufren. Necesitamos solidaridad cierta entre todos los españoles. Pero por encima de todo necesitamos más honestidad. En todos. En el gobierno que nos miente y nos manipula, en el miserable político que fomenta la construcción de un aeropuerto inservible para captar jugosas comisiones, en el abyecto banquero que roba impunemente a sus clientes, en el juez prevaricador, en el empresario que explota a sus trabajadores, en el chupóptero que lleva toda la vida viviendo de las subvenciones sin merecerlo, en el inspector de hacienda que va por la vida de persona ejemplar y luego vende sus conocimientos al mejor postor, en el quincemayista que ahora clama como diputado en el parlamento junto a compañeros de partido que han gozado durante décadas de inmorales privilegios, en el activista que aprovechando su tirón mediático se dedica a negociar con editoriales libros por encargo.... En todos. Porque sin honestidad no cambiaremos nada. Sólo nos olvidaremos de las víctimas caídas y comenzaremos a labrar nuevos surcos con las lágrimas de las víctimas futuras.   


sábado, 8 de septiembre de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Cap 10. Toledo, España)


   La familia entera estuvo obligada durante años a prescindir de vacaciones, así que cuando Juanito dejó de tener la exigencia de engancharse a la máquina que evacaba sus líquidos, decidieron formalizar el esperado asueto. La falta de riñones dibujó una palidez desmedida en el rostro del niño, nada mejor que el sur, donde el sol es más profundo y la brisa produce una sabrosa quemazón en las arterias.

   40 grados de temperatura hierven sobre la meseta manchega. Ante los ojos la uniformidad de un paisaje se pierde en el horizonte y la carrtera se hace interminable. En el coche, sus padres ocupan los asientos delanteros. Atrás, Juanito, acurrucado junto a su abuela, deja a medias el yogur. La abuela, rezumando una riada en la caricia, le susurra al oído: -Si no te lo comes todo vendrá el hombre del saco y te llevará para sacarte la manteca.

    La madre mira fijamente a la anciana recriminándola:  -Por favor mamá, no asustes al niño con supersticiones.

   Juanito no se entera de nada, absorto en la visión de unos siniestros buitres que vuelan tan alto y tan lejanos que parecen estar más allá del mar, sobre Africa.


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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publico aquí desde 9 entradas anteriores, en 10 entregas diarias, bajo el mismo título: "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Este es el 10º y último capítulo. Espero que disfrutéis con la lectura.) 


viernes, 7 de septiembre de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Cap 9. Tánger, Marruecos)


   Abdu Ibn Tomasito flota sobre las aguas del estrecho de Gibraltar. El sol restalla en su torso desnudo y la sal acumula su cristalina solidez  sobre la cicatriz que asoma en su baja espalda.

   Él siempre anheló unos zapatos, sus cuarteados pies notaban demasiado el invierno. En bocas de los que en el reencuentro veraniego exhibían ínfulas norteñas creyó adivinar un camino, más virtuosos que de lógica razón. La filosofía carece de arraigo en estómagos áridos. De modo que se vio inmerso en cabalística experiencia que lo mutase invisible a las fronteras. Así, con la promesa de que un riñón bien valía la libertad, dio con sus huesos en un cuartucho perdido en las arenas de Malabata, primer peldaño en la culminación de las más básicas necesidades.

   Una lámpara solitaria alumbraba su espalda. Contuvo la respiración ante el tosco relleno de chilaba que se le aproximaba. Unas manos profilácticas a la altura de sus ojos y... una congoja expansiva desbordó su corazón. Agarró frenético el brazo del individuo y preguntó:

   - Oiga, ¿esto no dolerá más que el hambre?

   Mientras se anestesiaba fumando hashish sintió amenazador la caricia del bisturí sobre su piel. Semanas más tarde una ola traicionera descarnó sus ilusiones.


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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publico aquí desde 8 satrás, en 10 entregas diarias, bajo el mismo título: "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Este es el 9º capítulo. Espero que disfrutéis con la lectura.) 
  

miércoles, 5 de septiembre de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Cap 8. Tokyo, Japón)


Suiko Yoshina era famoso en Japón como innovador televisivo al ser el precursor de los reality show americanos adaptados a las producciones niponas. Y cuando apareció el padre de Yo Hana, reclamándole ayuda para posibilitar el transplante, auguró en la historia un gran éxito de audencia. Se movió rápido.

   En pocos días consiguió prendas y enseres cedidos por las mayores celebridades del país. La cámara con la que Oshima rodó su primera película, el piano usado por el músico Yamamoto... además de otros bártulos que dotarían al programa de una suntuosidad que daría más sentido al altruismo requerido para la ocasión.

   Primero proyectó imágenes de un vídeo doméstico realizado por el padre donde la niña aparecía plena de salud. Publicidad. Luego planos en la habitación del hospital resaltando la lividez de la niña y el dolor del padre echado a sus pies. Publicidad. Finalmente consternación, lloros, súplicas de familiares y amigos salpicando los amplios descansos publicitarios.

   Se dio comienzo a la subasta y la carrera desaforada de las cifras aniquiló toda previsión. Éxito inmejorable. Todos los ciudadanos japoneses se erigieron aquella noche en única y leal hermandad.


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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publico aquí desde 7 entrada atrás, en 10 entregas diarias, bajo el mismo título: "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Este es el 8º capítulo. Espero que disfrutéis con la lectura.) 
  
SINFONÍA DE ÓRGANOS (Cap 7. Nangnim, Corea del N.)


   Nacer mujer en Corea del Norte significa venir al mundo marcada por el estigma de la miseria. Fue educada para agradecer a los dirigentes de la dictadura el exiguo bol de arroz diario, pues ello implica, según reza la propaganda del régimen, que en su país se vive mejor que en el resto del mundo.

   No era corriente ver a un occidental por la pequeña ciudad de Nangnim, sin embargo, a Tom Ashita no le llamó la atención su cabello rubio, ni el color de su piel. Al contrario, su curiosidad quedó fijada en su extraño atuendo y, sobre todo, en su magia: ¿Cómo era posible alimentarse de una lata?
   A la luz de la luna, entre arbustos de arce, fundieron sus cuerpos anulando linajes étnicos y derramando fuego fértil sobre la tierra. Con el paso de los años, en este mismo lugar, crecería un imponente abeto azul que rozaría con los dedos de su copas el vuelo grácil de las nuebes.

   De vuelta a la comuna compartió las latas regaladas con sus amigas. Una de ellas la delató, nunca supo cuál. Acusada de prostitución fue condenada a muerte. En la prisión de Kilchu sólo halló amagos de humanidad hasta el día que apareció un funcionario que la fotografió desnuda varias veces. Después los continuos golpes y la desaparición del más mínimo alimento la apocaron a tal infierno que deseó con premura la llegada del día fatal.

   Comparecieron al alba. La condujeron fuera del edificio, junto al hoyo que sería su tumba. Una vez allí se le acercaron tres, armados con estacas, la munición era demasiado valiosa para tales menesteres. Sólo golpearon su cabeza. Dejó de sentir dolor. Yaciente sobre la hierba, con el sabor acre de la sangre anegando su garganta, aún advirtió cómo le abrieron el vientre y como seccionaron su hígado. Los seis metros cúbicos de tierra que derramaron sobre su cuerpo inerte la hubieran ocultado en el anonimato de no existir el catálogo de Macao.


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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publico aquí desde hace 6 entradas, en 10 entregas diarias, bajo el mismo título: "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Este es el 7º capítulo. Espero que disfrutéis con la lectura.)