martes, 4 de septiembre de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Cap 6. Hong-Kong)


   Para mister Hill la noticia fue una patada en el pecho que le arrancó de cuajo el oxígeno. "Su hija necesita un hígado urgentemente". El ingeniero de la compañía Wharp sudó, lloró, comprimió rabioso los dientes. Los médicos lo consolaban:

   - No se abata mister Hill, esto tiene solución, confíe en nosotros... El único problema es que es algo costoso.

 Salió del hospital destrozado. A su querida hija se le agotaba la vida. Olvidó sus obligaciones laborales y comenzó su andadura por el desasosiego de las finanzas y, tras varias negativas, lo consiguió gracias a una cadena de televisión. Allí halló el significado de la palabra solidaridad.

   Helmut Krieguer, administrador del Royal Green Hospital, acaba de llegar a Macao y camina por las calles malolientes de un arrabal de las afueras. Todos desconfiarían de su traje de sastre y su maletín si no lo conociesen bien. Se detiene ante una puerta y golpea dos veces su aldabón. Al entrar todo parece agrietarse, excepto la penumbra. Lo esperan en los confines de la estancia y, como siempre, sin mediar palabra, le muestran el catálogo. "Hembra, entre 14 y 17 años, de unos 42 kilos aproximadamente y 160 centímetros de estatura", eran las instrucciones que le dieron los doctores. Su elección fue breve.

   Días más tarde, mister Hill agarra tembloroso la mano de su hija Joan e, inundado de ternura, besa con la mirada la sonrisa vital de la adolescente. Ambos piensan con agrado en aquellas personas que la hicieron posible.



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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publico aquí desde hace 5 entradas, en 10 entregas diarias, bajo el mismo título: "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Este es el 6º capítulo. Espero que disfrutéis con la lectura.) 


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