martes, 5 de junio de 2012


DAN ASCO


Los partidos actuales dan asco, vomitona desbordada en cuanto te paras a analizar sus estrategias. Todos dicen estar al servicio ciudadano, pero en cuanto se suben al ring electoral, se olvidan de él. Ya no se centran en sus supuestos programas, si es que alguna vez lo hicieron realmente. Ahora sólo importa diseñar una estrategia que lleve al triunfo electoral y, por tanto, a ocupar los tronos del poder. Y no importan los medios, no, porque nada les parece amoral si asegura la victoria. La codicia y la ambición de las sectas políticas esta transformando la democracia en un esperpento en el que ya nadie reconoce nada. Las luces Valleinclanescas de la bohemia integradora de la transición española se han apagado y ahora sólo nos queda un claroscuro de gris y de sombras donde las traiciones y las puñaladas son aún más comunes que en los culebrones sudamericanos. En aras de la idolatrada competitividad se ha establecido el “todo vale” como regla suprema y aceptada por todos. Y, desde el ámbito político, a los delincuentes defraudadores no se les condena por robar, sino por ser tan gilipollas de haberse dejado coger.

Una muestra evidente es lo que ocurrió en Andalucía y en todo el país, debido a su campaña electoral. El PP, henchido de poder, no se conformaba con el mayor trozo del pastel y también quería mandar en Andalucía. Y no les importó joder a un país entero, retrasando en casi cuatro meses los presupuestos del Estado, si era la estrategia adecuada para ganar allí las elecciones. Son ya treinta años de gobierno del PSOE en la junta y los señoritos andaluces de la derecha tienen ganas de reyerta y, aunque ninguno de ellos lo confesará jamás en público, también de venganza. Resultó que el caso de Ivercaria (los ERES), ya les era conocido desde un año antes y no dijeron nada, ni pusieron demanda alguna. Manda cojones entonces la hipocresía del señor Arenas, diciendo, y a pesar de los casos de Valencia y de Mallorca, que ni un solo euro público debía salir de las arcas del Estado sin la firma de un funcionario, como si ellos no los presionaran también en sus respectivas autonomías. Vamos, que el señor Camps, Fabra, Aguirre, etc… son todos unos santos. Me imagino a sus acólitos andaluces, conspirando durante meses en sus cortijos, manipulando la cinta (algunas fuentes dicen que se han detectado hasta 13 manipulaciones en la grabación), y frotándose las manos porque después de tan extraordinaria estrategia, la victoria estaba asegurada y ahora serían ellos los que podrían robar a destajo.

Porque si es verdad la felonía deshonesta con la que suele actuar el PP, tampoco el PSOE se queda atrás, con el señor Griñan dando datos excepcionales y maravillosos de la Consejería de Empleo Andaluz, como si eso mitigase el desfalco público y descarado con el que se han enriquecido ilícitamente muchos compañeros de partido. Chorizos, ladrones, y abyectos ambos, el PP y PSOE ¿qué nos queda? Porque las declaraciones de Diego Valderas diciendo que lo único que quiere evitar es alguna mayoría absoluta, denotaba que a IU lo que de verdad le importaba no era más que algún trono que compartir con el victorioso (fuese quien fuese, muy posiblemente), tal y como ha ocurrido tras el acuerdo de gobierno para la Junta, donde IU se ha asegurado tres consejerías, y tal y como ocurrió en la diputación de Huelva en las últimas elecciones municipales. 11 Diputados del PP, 11 del PSOE y sólo 1 de IU. Y sin embargo, a pesar de ello, y tras la negociación entre los socialistas y Diego Valderas, los tres partidos gozaron de la misma subvención y tres personas de IU, entre ellos el hijo de Diego, fueron contratados como asesores por 36.000 euros anuales, sin tener ni obligación de aparecer por el edificio. Y no digamos de UPyD con su campaña de marketing al frente, pero con la misma ambición de los demás y sin un programa que opte por una alternativa distinta al capitalismo neoliberal.

 Como os digo, los partidos actuales dan asco, vomitona desbordada, mientras el pueblo sueña con algo nuevo que les ilumine el camino real de la esperanza.

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