NO SOMOS SOLIDARIOS
Solidaridad.
¿Cuántas veces hemos oído esa palabra? Cada vez que un terremoto, un tsunami,
una inundación o un volcán estallaba arrasando bienes materiales y personas en
alguna tierra lejana, los telediarios nacionales comentaban lo inmensamente
solidaria que es España. Caravanas de alimentos transportados por voluntarios
de ONGs españolas que, jugándose la vida, atraviesan desiertos y mares repletos
de bandoleros, piratas y hasta terroristas islámicos. ¡Qué valor y solidaridad
la de los españoles!
Mientras en el país
cada vez más gente rebusca alimentos en los contenedores de basura; en las
calles aumenta el número de desahuciados; el 23% de los españoles viven por
debajo del umbral de la pobreza y tienen serios problemas para alimentar a sus
hijos; la atención sanitaria se encarece e incluso se les niega ya a algunos
ciudadanos; se condena a los ancianos a la desatención a pesar de ser ellos con
sus irrisorias pensiones los que soportan la cohesión ciudadana, ya que ellos
mantienen la mera subsistencia de sus vástagos; nos recortan derechos
laborales, nos tratan de esclavizar; nuestros hijos pierden poco a poco el
derecho a la educación; se nos manipula a través de los medios...
¿Conocéis otros
sinónimos de la palabra solidaridad?: Participación, apoyo, compañerismo,
camaradería, fraternidad, adhesión, respaldo, unión, fidelidad, ayuda, defensa,
favor.
Si realmente
fuéramos solidarios participaríamos en los movimientos sociales que tratan de
cambiar en España esta situación injusta e inmoral, apoyaríamos a tanto y tanto
desheredado social saliendo a las calles junto a ellos, sin alturas sociales, sin
prejuicios, sin escrúpulos, tan sólo seríamos su compañero, su camarada y en
fraternal grito exigiríamos un cambio. Si fuéramos solidarios nos adheriríamos
todos a los pequeños grupos, asambleas, plataformas, partidos pequeños que
abogan por el fin de las élites privilegiadas, el fin de la estafa, el fin de
la miseria de muchos producida por unos pocos señores sin alma. Si fuéramos
solidarios en este país respaldaríamos toda propuesta e iniciativa que
antepusiera la dignidad del hombre por encima de los espúreos intereses de las
grandes corporaciones y los bancos. Nos uniríamos en un frente común para
lograr que nuestros hijos hereden una tierra sana y un futuro de felicidad en
el que ni la miseria ni las guerras existan. Seríamos fieles a los demás con nuestra
honesta conducta y ayudaríamos más, en vez de exigir tanto a los otros.
Defenderíamos los derechos humanos por encima de todo y jamás pediríamos un
trato de favor.
Es mentira. No
somos solidarios. En realidad, ese saquito de arroz o esa pequeña cantidad de
dinero que donamos a una ONG sólo es caridad. Nos sirve para buscar la
expiación y no sentirnos culpables por el dolor ajeno.
Es cierto que esos
pequeños actos salvan muchas vidas, pero no salvarán las suficientes y es
necesario que nos demos cuenta de ello ya. Tenemos que despertar, tomar
conciencia de lo que está ocurriendo en nuestro país, unirnos y luchar
pacíficamente para que las cosas cambien. Pero hemos de hacerlo siendo
solidarios de verdad, de corazón, tenemos que dejarnos de eufemismos y
expiaciones vanas y caminar todos juntos ,en pos de una solución realista.
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