EL GRAN GOLPE
J. I. Goirigolzarri. | Foto: Javier Barbancho. El Mundo |
El nuevo presidente de
Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, es todo un ejemplo a seguir. Es el modelo a
copiar, si queremos que mejoren nuestras economías. ¡Qué sabiduría tiene este
tío! Pretende venderle al gobierno acciones de un banco muerto por valor de
23.500 millones de euros. Y ante la pregunta de cómo y cuándo se devolvería el
dinero, responde: “No estamos hablando de ayudas, estamos hablando de capital,
y será responsabilidad de los gestores sacarle valor. No hay que hablar de
devolver nada”. O sea, que le damos la pasta a cambio de prácticamente nada y confiamos
en los gestores de Bankia para cobrar cuando la cosa vaya mejor. Sí señor,
negocio perfecto. Y pensábamos que los grandes chanchullos eran los que hacían
los politizados banqueros de las cajas de ahorro españolas en las últimas
décadas. Ya saben, condonación de las deudas electorales, renovación continuada
de las deudas institucionales, subvenciones tan escandalosas como silenciadas, promoción
de constructores locales (cuántos antiguos concejales de urbanismo, ahora son
constructores en los pueblos de España, como Florentino Pérez, presidente de
ACS & Dragados, por ejemplo), concesiones de tarjetas unipersonales a
miembros del consejo de dirección de las cajas, despilfarro en el gasto y en las celebraciones y,
así, un largo etcétera. Y el agujero sin fondo iba creciendo imparable,
mientras los grandes ejecutivos se abrían cuentas en paraísos fiscales,
adquirían propiedades a su nombre o al de otros, aseguraban su futuro con
planes de jubilación multimillonarios y conducían y aún conducen Ferraris por
la ciudad, como el señor Oliva, presidente de Bancaja hasta hace unos días. Y
encima, aunque el valor de la oferta inmobiliaria descendía, ellos seguían
manteniendo su stock de viviendas supravalorados, para que el balance anual
siempre diese, ficticiamente, mayores beneficios y, así, tener asegurado un mayor
reparto de dividendos. Jugada perfecta. Y es que estos banqueros son,
verdaderamente, unos linces. Aunque ninguno de ellos había llegado a la
habilidad de Goirigolzarri. Él es, sin duda, el maestro, el que ha diseñado el “gran
golpe”, de una sola tacada nos va a estafar 23.500 millones de euros en
nuestros morros, sin que hagamos nada por evitarlo. Es un verdadero genio,
¿verdad?
Sin embargo, y ya fuera de
ironías, os digo que la deshonestidad y la conducta traidora y abyecta de
nuestros políticos y financieros no es, en absoluto, ningún ejemplo a seguir,
pero si deberíamos tener muy presentes las palabras pronunciadas por el nuevo y
flamante presidente de Bankia: “No estamos hablando de ayudas, estamos hablando
de capital, y será responsabilidad de los gestores sacarle valor. No hay que
hablar de devolver nada”. Esas son las palabras que deberíamos pronunciar cada
vez que tengamos a un representante institucional ante nosotros. No queremos
ayudas, estamos hablando de capital. Del capital que no circula en nuestros
mercados porque está a buen recaudo en las alforjas de ladrones (España es el
país con más billetes de 500 euros de toda la comunidad europea, ¿alguien los
ha visto?). Estamos hablando de que el banco europeo permita la devaluación del
euro, imprimiendo y poniendo en circulación más cantidad de moneda, para que el
crédito funcione y se activen los mercados locales. Y, claro, todo dependerá de
la responsabilidad de nuestros gestores, ustedes, los políticos, para eso les
votamos y bien que nos cobran por ello y hasta disfrutan de privilegios
inmorales. No estamos hablando de ayudas, estamos hablando de eficiencia, señores
políticos, y de justicia real, si incumplen con la ley por favoritismos
personales o partidistas. Y, por
supuesto, nada tendríamos que devolver quienes nunca tuvimos nada.
¿Por qué seguimos dejando
que nos engañen? ¿Qué le pasa al pueblo español? ¿Por qué no reacciona? ¿Sois
conscientes de la vergüenza que tendremos que soportar ante la mirada futura de
nuestros hijos y nietos?
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