CARTA ABIERTA A LAS
FUERZAS DE SEGURIDAD Y DEL ORDEN ESPAÑOLAS
Nuestras fuerzas de
seguridad deberían estar para salvaguardar la decencia del ser humano, los
derechos fundamentales de las personas y no para velar por los intereses de
quien más puede, los hoy corruptos políticos, los fraudulentos (sí, por muy
legal que sean sus trapicheos) amasadores de capital y los, demasiadas veces,
jueces prevaricadores. Deberían tomar ejemplo, si les queda algo de honor,
dignidad y vergüenza, de la policía griega y del ejército portugués, ya que
ambos han emitido comunicados a sus respectivos gobiernos, alertándoles de que
no actuarán contra su pueblo, favoreciendo de ese modo la extorsión de la que
son víctimas por parte de sus delincuentes gobernantes. El pueblo no es el
enemigo de las fuerzas del orden, muy al contrario, las fuerzas del orden
existen porque los ciudadanos con sus impuestos justos las financian. Pero han
de saber que el pueblo las financia para que les sirvan de apoyo y les aseguren
su defensa ante cualquier injusticia social o cualquier accidente natural o
provocado. El pueblo comprende que sois utilizados, de forma deshonesta, por el
poder, pero también sabe que bajo los trajes y accesorios de antidisturbios,
hay seres humanos que sienten y padecen las mismas injusticias que nosotros.
Sabemos que muchos no están de acuerdo con las órdenes punitivas que les
obligan a cumplir, sabemos que son seres humanos que también se conmocionan
ante la visión de la violencia desatada y provocada por tan desleales injusticias
que el gobierno lleva a cabo con su pueblo, con el mismo que le otorgó el poder
de gobernar. Sabemos que los policías son seres humanos con familias, con
hijos, y que también estarán muy preocupados pues, al igual que nosotros,
tampoco ven un futuro aceptable para sus vástagos.
Por todo ello, les
conmino a que expresen su voluntad de forma libre y clara, sin miedo. Les
pedimos humildemente que se expresen en los mismos términos que la policía
griega y que el ejército portugués. Les rogamos que alerten de igual manera a
nuestros gobernantes, diciéndoles que no están dispuestos a cumplir las órdenes
antidemocráticas de ejercer la violencia contra sus hermanos, los ciudadanos,
los millones de ciudadanos pacíficos que, en honor a la justicia
universal, exigimos que nuestros
derechos democráticos y ciudadanos no sean menospreciados, menoscabados y
pisoteados diariamente por los mismos gobernantes que, traicionándonos, han
incumplido todas sus promesas electorales, mintiéndonos sólo por la ambición de
conseguir el poder, para así, defenestrar nuestra dignidad de ciudadanos
libres.
Señores de las fuerzas
armadas y del orden, tienen una oportunidad histórica de enmendar este
genocidio silenciado que se está llevando a cabo desde las más altas instancias
gubernamentales de nuestro país. 1.750.000 familias pasan hambre en nuestro
país. 5.600.000 parados sobreviven como buenamente pueden sin apenas ayuda. La
situación crítica en la que vivimos ha hecho que el índice de suicidios de este
país ya supere a los accidentes de carretera y laborales juntos. Y hay muchas
muertes que se achacan a enfermedades cuando están relacionadas directamente
con la situación económica que atraviesa España. Las noticias se tergiversan o
se nos miente descaradamente desde los medios de comunicación. Las causas más
terribles de esta situación ni siquiera llegan a nombrarse en esos medios. Se
nos miente y se nos oculta la verdad. Y todos estos problemas podrían
arreglarse y superarse si todos, también ustedes, colaborásemos juntos y en
concordia, de forma honesta, justa, transparente.
Señores de las fuerzas
armadas y del orden, tienen la obligación moral, con el pueblo español y, sobre
todo, con sus propios hijos, de tomar una decisión al respecto. Tienen dos
opciones: colaborar con los extorsionadores que les dictan las órdenes o
ponerse al lado del pueblo y defenderlos ante las injusticias y la restricción
de sus derechos humanos más fundamentales.
En sus manos está la
decisión. Ya es hora de que expresen su voluntad abiertamente. Si ésta es la
que todo el pueblo indefenso espera, no tengan la más mínima duda de que los
acogeremos entre nosotros en un común y cordial abrazo. Si no es así, la
responsabilidad de todo lo que pase en adelante en este país será únicamente
vuestra.
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