UNA CANCIÓN DE JAZZ
Todos oían embelesados a la hermosa cantante de
jazz, pero nadie había adivinado aún quién era el asesino. Celos y tragedia se
mascaban en el ambiente y el ruiseñor de la vanidad decoraba la canción. El
pianista era el cadáver. El arma: una aguja envenenada entre las teclas.
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