BAJO TIERRA
El presidente de los EEUU disfrutaba de un
merecido asueto en su rancho. Era un día primaveral y tomaba el sol tumbado
sobre una hamaca tensada entre dos abedules. Tenía los brazos extendidos en
forma de cruz y, en su mano derecha, sostenía un vaso de efervescente
coca-cola. Un águila calva dejo de contemplar la belleza inmensa de los campos
floridos para observar su sombra bajo el cuerpo del presidente (el águila no
podía imaginarlo pero su silueta recordaba la de un B-52). De repente llamó su
atención una gota de agua que, tras resbalar por el vaso cayó al vacío,
perdiéndose entre un grupo minúsculo de margaritas. El ave de presa fijaba con
atención su mirada pero no podía ver lo que ocurría bajo tierra: las raíces de
las margaritas luchaban entre ellas, hasta la muerte si fuera necesario, por el
regalo que el bonachón del presidente de los EEUU les acababa de hacer. Aquella
que venció en la lucha se desperezaba con el vientre lleno cuando ocurrió,
estaba de espaldas y no pudo apercibirse de ello. El presidente de los EEUU dio
por terminada su siesta y, al bajarse de la hamaca, dejó caer todo su peso
sobre el tacón de su bota tejana. El águila calva sí pudo ver cómo en el centro
del campo florido yacía inerte el cadáver mutilado de una margarita.
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