LA INGENUIDAD DEL SANTO
El Santo se quejó ante Dios por permitir que el mal
y la codicia crecieran por el mundo.
La ola de la miseria avanzaba sin piedad entre los
indefensos. Las desigualdades creaban abismos entre las clases sociales. El
hambre y la muerte se expandían.
No pudo contener más su indignación y le preguntó
airadamente: -¿Por qué permites al demonio tantos privilegios?
Y Dios le respondió: - Hijo mío, siendo santos no
podemos hacer nada. Él tiene los mejores abogados y comparte mesa con los
jueces.
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