EL PUENTE
A pesar de los años, mi amada Laura estaba
preciosa. Toda promesa que le hice en el pasado la cumplí, hasta que llegó la
crisis financiera del estado y las pensiones cayeron en picado. Después
vinieron las amenazas de desahucio y la puñalada de su enfermedad. Pero mi última promesa me fue imposible cumplirla.
Ella lo comprendió. Salimos a pasear y cuando
llegamos al puente nos dimos la mano, nos besamos, cerramos los ojos a la vez y
echamos a volar.
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