EL INICIO DEL CAPITALISMO
El sobrino de Freud, Edward Bernays, miraba a
través de la ventana de la suite de la última planta del hotel
Sherry-Netherlands, de New York.
-Lo ven, son como insectos a los que debemos teledirigir,
les dijo a los presidentes de las grandes corporaciones, mientras observaba el caótico
desfile de los viandantes del suelo.
Los magnates de la industria y el comercio
americanos estaban algo molestos. No estaban acostumbrados a que alguien tan
pequeño les diese la espalda.
-
Pero no tenemos que dominarlos, ya que será bueno que ellos
se perciban libres. Nos bastará con fabricar sus deseos y después vendérselos al
precio que estimemos, sentenció Edward.
Fue un instante mágico para los capitalistas. En
aquel momento comenzaron a diseñar nuestro futuro. Y desde entonces, negocian dándonos la espalda.
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