25S. DÍA DE LA TOMA DEL
CONGRESO
Ayer, en la asamblea de mi
ciudad, estuvimos hablando (no más de una docena de personas -¡Quién nos ha
visto y quién nos ve!-), sobre la convocatoria del 25 de septiembre, llamada “Rodea
y toma el congreso”, convocada no se sabe bien por quién. El debate en la red sobre dicha convocatoria
se intensifica y unos dicen que ha sido lanzada por Anonymus, otros que detrás
existen intereses oscuros de la ultraderecha, indignada únicamente por la
pérdida de soberanía nacional frente a Bruselas y por el temor de la
disgregación del territorio nacional, otros dicen que no, que quienes están detrás
son los antisistemas radicales que desean sembrar el caos y la anarquía. Lo más
probable, sin embargo, es que todo haya nacido de la indignación del pueblo
ante las injustas medidas del gobierno, que la idea haya navegado de ordenador
a ordenador, hasta expandirse en una red inabarcable. Posiblemente la idea haya
partido de alguien ya muy harto y desesperado con el momento que le ha tocado
vivir y su única motivación habrá sido expresar su ruego de auxilio.
Posiblemente todo naciera como una súplica, sin aviesas intenciones, pero con
la peor y más peligrosa de las virtudes en un tema como el que tratamos: la
ingenuidad.
La gran mayoría tratamos de
imaginar ese día como la apertura esplendorosa de un nuevo amanecer y, mientras
nos deleitamos en nuestro ensueño de esperanza, los otros preparan su
estrategia. En el supuesto vídeo de Anonymus ya se habla de un modelo económico
y social, incluso se llega a prometer un sueldo mínimo para cada ciudadano
cercano a los 2000 euros, esté trabajando o no (hablo del vídeo que dura 8 minutos y pico, no del
otro de 6 minutos y pico que circula y al que le han eliminado precisamente esa
parte). Menudo chollo, así cualquiera va, eso debe ser como comprar
los votos ¿no os parece? En un país en la ruina, en el que los ingresos del Estado
se han derrumbado, ¿no sé de dónde sacarán tanta pasta? ¡Qué fácil es manipular
al pueblo con mentiras o promesas imposibles! ¡Y qué difícil contenerlo cuando
la verdad desagradable asoma! Y ya eso de que dejamos de pagar la deuda porque
la entendemos como ilegítima es la leche. O sea, que los benditos de los
acreedores internacionales nos darán palmaditas en la espalda y nos lo
perdonarán amablemente todo. No sacarán los tanques a la calle, no se vayan a
resfriar. ¡Pero cómo se puede ser tan ingenuo!
Aún así, pongamos que nos
sale la jugada. Mientras debatimos un nuevo modelo democrático el sistema caerá
por completo, los bancos posiblemente cierren las puertas, el corralito sería
inminente, los pagos del estado se suspenderían, de un día para otro los
ciudadanos que aún trabajan o cobran alguna pensión o ayuda se quedarían sin los
recursos que les otorga la nómina, lo que agravaría los conflictos y aumentaría
la ira del pueblo ante la incapacidad de subsistencia. Las ideologías
extremistas radicalizarían aún más la situación, la insolidaridad
interterritorial incidiría en el daño de las heridas de la fractura social.
¿Sabe el pueblo a qué nivel de sacrificio tendría que llegar?, ¿estaría
dispuesto a soportarlo? Son preguntas que nadie se quiere hacer, pero sus
respuestas son absolutamente necesarias para la consecución de tales fines,
señores, porque esto no será cuestión de un solo día, tendremos que sufrir
meses de miedo, hambre y desesperación hasta lograr encontrar el equilibrio
social y la colaboración con humildad de las ideas.
Además, como ya os dije
anteriormente, habrá otros grupos diseñando su estrategia, grupos cuyo soporte
vital es el uso de la violencia y tratarán de que nada contrario a ellos se
organice. Desde los grupos de extrema derecha a los de extrema izquierda verán
en este día la oportunidad de erigirse en protagonistas y será difícil
contenerlos cuando la convocatoria expresa rotundamente la intención de ocupar
el congreso, no sólo rodearlo, como los ingenuos insinúan. Por otro lado detecto un error gravísimo en la
convocatoria y que nos aboca a una contradicción insalvable ante un posible
pacto social por la paz y la democracia en este país. Nada se dice en la
convocatoria sobre que sería conveniente que todos y cada uno fuésemos como
ciudadanos indignados e independientes y libres. Muy al contrario, se pide
expresamente la unión a la convocatoria de colectivos, es decir, que los
miembros de cada partido lleven su banderita particular y lo mismo los
sindicalistas y los bomberos y los mineros y los… y así hasta el infinito,
sectorizando y atomizando aún más al conjunto social, convirtiendo lo que
debiera ser una unión plena en grupos con diferentes reivindicaciones
enfrentadas entre sí.
En fin, estoy de acuerdo en
rodear millones de personas el parlamento, pero sin banderas diferenciadoras y
en manifestación absolutamente pacífica. Nada de violentar la entrada en el
congreso y encender la mecha de una posible nueva guerra civil entre españoles.
Pero estoy de acuerdo en hacerlo con una estrategia prediseñada, con una
táctica bien desarrollada y estructurada, y sin dejar nada a la emocionalidad
visceral y espontánea. Porque como bien dice Alberto Garzón: “Cualquier
proceso político debe evaluar cuáles son sus objetivos y cuáles son las
consecuencias de las acciones concretas, a fin de mitigar sus costes o
responder ante los efectos directos. Las "revoluciones espontáneas"
acaban siendo cooptadas por pura obviedad, y ha pasado así en toda la historia
de la humanidad. En 1917 los rusos salieron frustrados a derrocar un régimen, y
fue el pequeñísimo pero muy organizado Partido Comunista el que pudo canalizar
toda esa sensación de frustración (imponiendo la dictadura de la duma –nota propia,
ajena a la cita-). En 1808 los españoles salieron a las calles a echar a los
franceses invasores y a restituir la libertad. Tanto pensaban que era así que
redactaron la constitución de 1812, un avance importantísimo para el momento.
El triunfo de las guerrillas no desembocó en más libertad sino en la vuelta de
Fernando VII y la monarquía absolutista. Y así en tantas otras ocasiones. Es
decir, los impulsos primarios y emocionales no son suficientes para garantizar
ningún avance. Se necesita organización.”
Yo además añadiría que es necesario que la convocatoria
esté exenta de agentes manipuladores y desde mi punto de vista está ya está viciada
por agentes externos que intentan manipularla. Sólo espero que los ingenuos se
salgan con la suya y la violencia no florezca en las calles de Madrid ese día,
que el sentido común, el menos común de los sentidos, prevalezca y que la
muerte de nadie sea noticia ese día en todos los telediarios.
yo pregunto la situacion en la que nos encontramos donde nos lleba?tenemos que presionar de alguna manera,siempre estaremos expuestos a esos grupos que intentan desunirnos pero yo personalmente es un riesgo que estoy dispuesto a asumir para conseguir el cambio que la mayoria de gente queremos,por supuesto sin violencia pero sin miedo
ResponderEliminarSi todos estuviéramos dispuestos a desaprender nuestro adoctrinamiento y a volver a aprender entre todos, de forma colaborativa y humilde, mientras trabajamos en el desarrollo de nuevas ideas con el objetivo de una mayor justicia social, entonces, tendríamos alguna esperanza, Galletoak. El problema es que nadie está dispuesto a renunciar primero a su adoctrinamiento ideológico y, así, es imposible avanzar en nada, por muchas manifestaciones o tomas del congreso que hagamos.
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