miércoles, 7 de agosto de 2013

UN POLICÍA EN CADA CASA

   Manda cojones la mala ostia que tienen algunas paradojas. Aquí estoy, oyendo por primera vez a Fuel Fandango, un grupo de mi tierra que me está dejando flipado y que desconocía por completo y, a la vez, pensando en que si fuera nacionalista me pegaría un tiro. Compréndanme. ¿Cómo sentirse orgulloso de haber nacido en la misma tierra que la vomitiva, manipuladora de cifras e inepta ministra de empleo, la rostrocubista Fátima Báñez? Lo de ayer ya fue el colmo. Esta niña de papá se cree Edgar Hoover o, peor aún, una especie de jefa de la Stasi demudada a lo facha. No tuvo bastante con la pasada manipulativa de las cifras de hace unos días, cuando nos vino a decir que gracias a su gestión al frente del ministerio se había evitado el despido de más de 900.000 currantes españoles y comenzaba a crecer la contratación (así, por la cara, y falseando las encuestas si es necesario), que ayer se desbarra anunciando la obligación de todo ciudadano español de ser un puñetero chivato. O sea, que a partir de ayer usted tiene la obligación con el estado de denunciar a su hermano que lleva parado más de tres años, que ya no cobra ninguna ayuda y que desesperado por no saber cómo alimentar a sus tres hijos acepta trabajar en lo que sea y sin contrato con la ilusión de llenar ese día los platos del almuerzo en casa (si aún la tiene, claro). Y digo hermano porque es lo que debiéramos ser todos los que estamos en una situación difícil, aunque eso en realidad no sea más que una utopía. Pues ya sabe usted. El estado no es quien tiene la obligación, a través de sus funcionarios de empleo, de perseguir a los empresarios que se están hinchando de ganar pasta explotando a míseros desesperados. No, ni se le ocurra pensarlo porque, según la innombrable, son los curritos humillados y vejados los que defraudan a malsalva y están hundiendo la economía española. No los políticos corruptos con cuentas en suiza y otros paraísos fiscales, ni los banqueros que aún piden ayuda pública a la vez que anuncian un aumento del 65% en sus beneficios del último trimestre con respecto al mismo del año anterior, ni los directores que vaciaron las cajas de ahorro. No, a esos no se les persigue, a esos, si se les pilla, se les indulta después. Es a los sencillos trabajadores malacostumbrados a bienvivir a los que es necesario perseguir, acosar, coaccionar y extorsionar. Se les ve el plumero a estos señores del PP, estos lo que quieren es esclavos que, sonrientes, acepten serlo y sin tener en cuenta la precariedad de sus salarios, encima, abonen religiosamente su recibo de autónomo. ¿Acaso se puede ser más cínica y despreciable? ¡Un policía en cada casa y sin contrato y que florezca el odio entre vecinos y chivatos!
  
   Dígame: ¿Acaso está usted dispuesto a vivir en una sociedad así?





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