jueves, 23 de mayo de 2013

¿SOLUCIONES?

   No entiendo tanta queja, ¡por Dios! ¿Aún no se han enterado de que ya han hallado las soluciones a nuestros graves problemas? Contra la hambruna abogan por la consumición de insectos, que ya veo en el inmediato futuro las rotondas de nuestras carreteras como cotos privados de caza, en los que se internen durante la noche los furtivos. ¿Cotizaran en bolsa los saltamontes? ¿A cuánto se venderá el kilo de grillo? Como si fuéramos tontos. ¿Acaso la explosión productiva detuvo alguna la vez la especulación y el acaparamiento? Contra los paraísos fiscales una ley de transparencia confeccionada a medida por sastres interesados, los políticos manejados por la codicia que le posibilitan las grandes corporaciones. Cuando nos dicen que frente al gobierno argentino defienden los intereses industriales y comerciales de España nos mienten, defienden los intereses de Repsol, la empresa que quizá los tenga en cuenta para su consejo, como asesores, cuando abandonen la política. Y como Repsol podría haber dicho Endesa, Iberdrola, Telefónica y tantas otras, todas de capital privado. Contra los jueces valientes y honrados todo el peso de la ley, la que ellos interpretan, y con la que coaccionan. Contra el Bárcenas, acuerdos en la trastienda y con matones que cubran la espalda a los padrinos. Contra la muerte, palabras de falsa aflicción. Contra el paro, rezos a la Virgen del Rocío y a San Pedro Claver, patrón de los esclavos. Contra el libertinaje educacional, Patria y Dios por cojones, ya apostólico y romano, por supuesto. Y contra la ineptitud flagrante de este gobierno la esplendorosa vuelta del Salvador, el gran mesiánico, el que esta convencido de ser el mesías contemporáneo del pueblo hispano, Don José María Aznar, ese tipejo que sólo usa la sombra del bigote y que cuando se mira en el espejo ve a su admirado dictador Franco, el elegido por Dios, igual que él. ¡Estamos apañados!, como dicen en mi tierra.
   De mi tierra parte la única llama de esperanza hoy. Esta mañana se ha ejecutado en Huelva la primera expropiación forzosa, por parte de la Junta de Andalucía, de una vivienda al banco propietario, que iba, a su vez, a ejecutar el alzamiento de sus inquilinos por impago hipotecario. De esta manera la Junta paraliza durante tres años dicho alzamiento y evita el riesgo de exclusión social y desamparo al que iba a exponerse a la familia que ocupaba el piso. Pagarán ahora un alquiler social y, según la nueva ley de la Junta, el banco podrá ser multado por intentar el alzamiento con una multa de hasta 9.000 euros. A pesar de tanta locura y tanto desatino, de tanta ineptitud y de tanta codicia. A pesar de todo la llama de la esperanza brota de nuevo en una esquina olvidada de este país en penumbra. Hagamos que esa llama se extienda. Es posible.

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