miércoles, 16 de enero de 2013

VERGÜENZA Y ASCO

   Necesitamos la emoción de las masas para saber cómo morir. Necesitamos ser como los demás animales, e ir con el rebaño.  La ideología te da emoción de masas y esa es la razón por la que asesinos y suicidas, amantes de la muerte en general, se sienten atraídos por las ideologías.  Y en ese contexto paranoico en el que se debate y extrema España, ideología (de masas) contra ideología (de masas), se acaba perdiendo el respeto por la democracia, sin que los fanáticos lleguen a reconocerla jamás como la primera víctima de esta invisible guerra en ciernes. Esto fue lo que pensé ayer al ver en el telediario las imágenes de la masa enfurecida contra Wert, impidiéndole finalmente con sus gritos la incuestionable libertad de expresión que debe preservar la democracia. Eso fue lo que pensé. Lo que sentí fue asco y vergüenza. Asco ante el hecho de que la educación española esté en manos de Wert y sus acólitos y asco de que algún día pueda estar en manos de quienes ayer le silenciaron. Y vergüenza por tener pensamientos tan cercanos a los intolerantes fascistas que ayer dieron tan deplorable espectáculo. Sí, fascistas, me reitero, por más que me pese darle esta vez la razón a tan mediocre ministro.
    El diálogo y la búsqueda de consenso es la base de la democracia. Y no me vale decir que estos señores del PP, con su mayoría absoluta en las urnas (votada por los ciudadanos españoles) no quieren dialogar, porque si ellos se quieren cargar la democracia, nosotros debemos defenderla a base de palabras y valores democráticos. Y no actuando exactamente igual que ellos. La arrogancia no se puede combatir con arrogancia, sino con humildad y desarrollo de pensamiento democrático. Y, desde luego, que es irracional combatir al fascismo del PP con el fascismo de las masas enfervorecidas. Necesitamos aprender qué es la democracia antes de creer ciegamente que ya la practicamos. Silenciando a los otros lograremos vencer a través del miedo (exactamente lo mismo que ellos hacen), pero nunca lograremos convencer a nadie. Nuestro inmenso error es que pensamos demasiado en los enemigos, pero nos olvidamos del pueblo común. Y no tengáis ninguna duda al respecto de que si seguimos por ese camino acabaremos pagándolo tarde o temprano.

Lo que está ocurriendo en España es vergonzoso. Las víctimas sufren y, en realidad, a casi todos les importa un pimiento, a los que mandan y a los que pretenden mandar algún día. Si de verdad nos preocupáramos por ellos seríamos voluntarios en los comedores públicos, ayudaríamos a los desesperados de forma gratuita, sin exigir remuneración a cambio, pero no. Exigimos, gritamos, nos peleamos con el poder y entre nosotros. ¿Así vamos a arreglar las cosas? ¡Qué ciegos estamos! Estamos sembrando la semilla perfecta para la eclosión dramática de la sangre y lo que es aún peor, estamos defenestrando la democracia sin darnos cuenta. Estamos haciendo lo que desean los fascistas peperos sin darnos ni cuenta. Lo que vimos ayer no es más que una asquerosa lucha por el poder político. Ellos dicen "que se joda el pueblo", pero nosotros estamos jodiéndolo también y ni siquiera somos conscientes de ello. ¿Qué es peor? ¿Pero qué pensáis que vieron ayer en telediario las personas sencillas y humildes de esta nación, los trabajadores o parados cuya única preocupación es el bienestar de su familia, esos que desafortunadamente no tienen una media intelectual aceptable? Vieron a un cabrón que les niega el derecho a la educación de sus hijos frente a unos energúmenos que pretenden llevar la razón a gritos y que no dejan ni hablar al contrario. Eso es lo que vieron, lo mismo que vi yo. Aquel que ciertamente tenga espíritu democrático luchará siempre por la libertad de expresión de su enemigo. En eso consiste la democracia y no en "si ellos cierran periódicos yo les cierro la boca". 35 años llevamos los españoles sin comprender qué significa realmente el término democracia y viendo cómo se mueve el patio no quiero ni imaginar lo que nos queda para tener una mínima idea clara de tal concepto. Espero que las nuevas generaciones lo logren algún día, a pesar del mal ejemplo que les estamos dando.

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