sábado, 11 de agosto de 2012


¡QUÉ MIERDA DE ABC!

Tiene gracia el titular del ABC: “España ya ha quebrado 13 veces”. Así. Como quien no quiere la cosa. Y se quedan tan panchos. Como si la quiebra de nuestro país fuese algo cotidiano a lo que no merece la pena darle importancia. Vamos, que nos quieren convencer de que no está pasando nada extraordinario. Que todo esto forma parte de un devenir cíclico y en cuestión de tiempo (esperemos que poco) todo volverá a ser como antes, con la alegría dicharachera del dinerito fresco y turistas españolas tomando el sol en exóticas playas de las antípodas. ¡Tiene cojones la cosa! Estos tíos rancios del ABC se piensan que los españoles somos gilipollas. Se piensan que somos borregos pertenecientes a su ganado y pueden manejarnos con su eterna varita de mando. ¡Cómo es posible tener tan poca vergüenza! ¿Y se llaman periodistas?

 “Las quiebras son episodios que suceden con décadas de diferencia y generan la imagen falsa de que son hitos en la historia. Reinhart y Rogoff sostienen que en nuestra época padecemos algo llamado «síndrome del esta vez es diferente». Vivimos en la falsa creencia de que la deuda interna es un aspecto novedoso, propio del panorama financiero actual, y no lo es”, dice el artículo. Después sigue diciendo que España ya ha quebrado 13 veces, siendo la nación que ostenta el record en el número de veces de suspensión de pagos, para terminar afirmando que arrastramos esta bancarrota desde el siglo XVI. ¡Joder!, es que hay que tener arte maquiavélico y muy mala saña en la sangre para inventarse tan creíble, por estrambótica, historia. Claro que a estos señores de dudosa madre se les ha olvidado explicar el contexto de la historia, la contemporaneidad que causó tanta quiebra. Ya saben, uno de esos lapsus tan corrientes en los manipuladores sin corazón y en las hienas carroñeras. Han olvidado que todas las quiebran fueron producto del coste de estúpidas guerras, desde la guerra en los Países Bajos con Felipe II, hasta la guerra civil española que obligó al vencedor, aquel innombrable, a declarar el impago de la deuda externa. Tan sólo hubo una excepción, durante el reinado de Isabel II, en el que el Estado español apostó por la construcción de numerosas líneas ferroviarias, con la ilusa idea de industrializar el país. Fue una inversión sin precedentes. El optimismo era tal que el valor financiero de las compañías ferroviarias se disparó y atrajo mucho capital extranjero, además del propio del Estado español. Pero la mayoría de las líneas resultaron ruinosas. Muy poca gente cogía el tren y muchas tuvieron que cerrar, lo que llevó a la ruina a estas compañías; y arrastraron con ellas a los inversores, incluida la Corona española que, nuevamente, suspendió pagos en 1866. ¿Qué curioso? ¿No encuentran paralelismos con la burbuja inmobiliaria?

Tanto en aquella bancarrota ferroviaria como en esta que se aproxima, tanto que ya nos llega el agua casi al cuello, las causas fueron coincidentes. La corrupción, la prevaricación con el territorio y el erario público, el cohecho entre los distintos poderes, la explotación del pueblo, la codicia sin medida de los banqueros, la humillación de los pobres, el soborno de la justicia, la ética pisoteada, la ambición de la "prestigiosa" nobleza, la picaresca de los desesperados, la nula hermandad entre hermanos, la avaricia mezquina de la iglesia, la ciega soberbia de los políticos y su miserable cicatería, la muerte asomando su negro rostro cada vez por más esquinas.

Y la noticia del ABC termina diciendo: “La última bancarrota de España se produjo en la Guerra Civil. Se estimaba que, al final de la guerra, Franco acumulaba una deuda de 85 millones de euros (de la época). Durante esos tres años se suspendió el pago de intereses de la deuda externa contraída por la república (otro paralelismo, esta vez interesado y subliminal, con la argumentación actual de la herencia adquirida de los socialistas, ¡qué casualidad!), paralización que también afectó a las partidas dispensadas por el Estado a los ciudadanos, sin embargo, por el contexto bélico, muchos expertos prefieren no incluir este caso entre los impagos españoles”. ¿Pero cómo un ser humano, si es que lo es el asqueroso facha que ha escrito eso, puede llegar a ser tan hipócrita, tan cínico, tan hijo de p…? Nos viene a decir que lo necesitamos es un nuevo dictador asesino y agachar la cabeza en postración sumisa mientras éste nos da por el culo, para que nos concedan una mínima esperanza en el futuro. ¡Serán despreciables!

¿Verdad que tiene gracia el titular del ABC: “España ya ha quebrado 13 veces”? Lo que no lo tiene es la certeza de que gran parte de la ciudadanía de este país se lo va creer a pie juntillas. Se lo tragaran como la abuela se traga la telenovela cada tarde, mientras sopla y sorbe poco a poco el insípido poleo. Así somos, nos cuesta despertar. Sólo cuando el agua nos llega al cuello miramos de frente a la realidad. Ya lo decía Orfeo en Matrix: “Tenemos que comprender que la mayor parte de los humanos son todavía parte del sistema. Tenemos que comprender que la mayoría de la gente no está preparada para desconectarse del sistema. Y muchos de ellos son tan inertes, tan desesperadamente dependientes del sistema, que lucharían para protegerlo”.



2 comentarios:

  1. Hay que admitirlo. Capitalismo 1, Resto del Mundo 0. Cuando aprendamos a jugar tal vez ganemos.

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  2. Llevas razón Baal, sólo cuando tengamos una verdadera unidad, fundamentada en un consenso absoluto en cuanto a tácticas y estrategias a seguir, podremos aspirar a derrocar el sistema capitalista. ¿Crees que alguna vez lo conseguiremos?

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