jueves, 23 de agosto de 2012


LA RAZÓN DE LOS LOBOS


“La censura para la prensa es necesaria; cada vez más necesaria. Pero no para que la ejerza un gobierno en beneficio de sus fines particulares o de los gobernantes, eso siempre es condenable. En cambio, cada día estoy más convencido de que es indispensable una censura de prensa ejercida no a beneficio de los gobiernos, sino precisamente en contra de ellos. Nunca será tan dañino lo que un periodista rebelde escriba como lo que un gobierno inspira y hace escribir. Las campañas de un periódico de oposición pueden ser fatales para un político o un régimen; pero las campañas alentadas por los gobiernos pueden desencadenar una nueva catástrofe mundial. Censura, sí; pero para los políticos y los gobiernos que se valen de la prensa. Lo horrendo, lo espantoso, lo que tiene consecuencias incalculables es el estado de opinión unánime que en un momento dado un gobierno puede provocar en un país por medio de los periódicos. Yo sueño en una censura de prensa ejercida por un tribunal internacional con un alto sentido de la justicia y una autoridad indiscutible; un organismo análogo al tribunal de justicia internacional de La Haya, que llegado el caso pudiera cortar ciertas propagandas infames que los gobiernos mismos alientan.  ¿Cree usted que en estos momentos no sería la salvación de Europa que una censura internacional de prensa impidiese las campañas ferozmente nacionalistas de los gobiernos que están dispuestos a lanzar nuevamente a sus pueblos a una guerra?”. Estas palabras las pronunció Teodoro Wolf, director del periódico Berliner Tageblat, que ya tenía ante los ojos el panorama nazi de Alemania, en el año 1928, al periodista español y republicano Manuel Chaves Nogales. Nadie le hizo caso entonces y su periódico, cuatro años más tarde, se convertiría en el instrumento de propaganda más eficaz del régimen nazi, ya sin él que, posiblemente, acabaría extirpado (era la expresión favorita de Hitler) en algún campo de concentración del nazismo.

Parece increíble que hayan pasado 84 años desde entonces y a pesar de la experiencia de tantas guerras, desastres y muertes de inocentes provocadas desde la manipulación mediática de los gobiernos, aún no existan esos organismos de justicia internacional que sí pudieran haberlos evitado. ¿De qué se preocupa la justicia entonces, si ni siquiera se preocupa de una cuestión tan evidentemente injusta? La última prueba de la felonía que un periódico puede ejecutar con los ciudadanos indefensos e inocentes de su pueblo a través de la flagrante complicidad de su gobierno la tuvimos ayer en España, con esa portada miserable que el director de La Razón ordenó imprimir y en la que todos hemos podido ver la fotografía, caricaturizada al estilo de los forajidos del oeste americano de antaño, de Manuel Sánchez Gordillo, bajo el epígrafe “No se busca”. Se ve que España, con el gobierno del PP, ya camina por las mismas andanzas por las que el régimen nazi del asesino Adolf Hitler comenzó a diseñar mucho antes de que ganasen las elecciones. Entonces, en aquella Alemania sumida en una crisis tan profunda como la que hoy vivimos en España (también tenían más de 5 millones de parados), eran las “Secciones de Asalto”, formadas por las adoctrinadas milicias juveniles del nazismo, las que se ocupaban de extirpar a los señalados en los medios. ¿Quién nos podría asegurar que ahora en España no serán las juventudes de “España 2000” o de “Democracia Nacional” o de tantos otros grupos ultraderechistas que resurgen desde las cenizas franquistas, tras el triunfo electoral del PP, las que se pensarán en la obligación de extirpar a los enemigos del nuevo régimen? Pronto veremos si cumplen las amenazas que ya han proferido contra el alcalde de Marinaleda. De lo que sí estoy convencido es que personajes como Ynestrillas y Anglada ya estarán haciendo acopio de pistolas y de que estarán dispuestos a repartirlas entre sus fanáticos acólitos lo antes posible. Ya no temen mostrarse abiertamente, es la clara manipulación mediática desde el gobierno la que les está otorgando licencia para ello, sin que ningún organismo de justicia trate de evitarlo. Y pronto, antes de que nos demos cuenta, veremos caminar por nuestras calles a las nuevas milicias fascistas. No es casual que los papis del PP valenciano estén pagando hasta 500 euros para que sus hijos sean entrenados en campos de verano por oficiales derechistas del ejército y de la guardia civil, enseñándoles disciplina y cómo ser soldados ejemplares de la causa. No es casual la expansión de PxC (Plataforma por Cataluña), con sus ideas racistas y socialmente segregacionistas en pueblos del interior de Cataluña y los barrios periféricos de las grandes ciudades (en el ayuntamiento de Vic ya han colocado 5 concejales con el 21% de los votos en la últimas elecciones municipales). No es casual el crecimiento de “España 2000” o de “Democracia Nacional” en la costa valenciana y en las grandes ciudades españolas como Madrid o Sevilla. No es casual que, ante la posible debacle del PP en unas próximas elecciones, 2000 de sus afiliados se hayan pasado al nuevo partido creado alrededor de Mario Conde. Nada de todo esto es casual. El adoctrinamiento generalizado ya está diseñado y a través del dominio de los medios informativos y de la dogmatización ideológica del Opus Dei en las escuelas, con la connivencia del ministro Wert, intentarán realizarlo a gran escala, mientras la justicia nacional e internacional siga sin inmutarse. Y si no logramos frenar a estos lobos estaremos abocados al infierno trágico de una nueva guerra.

Siento mucho escribir esto, pero no puedo mentirme ni mentiros. Este es el negro panorama que diviso en un futuro cercano. Ojalá esté equivocado y me acabe convirtiendo ante vuestro ojos en un agorero de opereta que reboza en el barrizal del pesimismo. Ojalá acabéis demostrándome que mis palabras tan sólo son producto del delirio de un viejo, porque yo ya no tengo edad ni fuerzas para luchar en nombre de la libertad, la justicia y la democracia que con tanta lucha, sangre e incluso vidas denostadas logramos restaurar tras el franquismo. Ahora es el momento de los jóvenes amantes de la paz, de la justicia y la equidad, de los que aún les quedan fuerzas para  defender la dignidad humana. Yo, si mis pesadillas llegan a cumplirse, me retiraré a alguna cueva en mitad de algún monte perdido, allá donde nadie pueda encontrarme, pues preferiré eso antes que ver como estos salvajes deshumanizados se dedican a sembrar cadáveres sobre el asfalto. 

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