viernes, 3 de agosto de 2012


25S. DÍA DE LA TOMA DEL CONGRESO



Ayer, en la asamblea de mi ciudad, estuvimos hablando (no más de una docena de personas -¡Quién nos ha visto y quién nos ve!-), sobre la convocatoria del 25 de septiembre, llamada “Rodea y toma el congreso”, convocada no se sabe bien por quién.  El debate en la red sobre dicha convocatoria se intensifica y unos dicen que ha sido lanzada por Anonymus, otros que detrás existen intereses oscuros de la ultraderecha, indignada únicamente por la pérdida de soberanía nacional frente a Bruselas y por el temor de la disgregación del territorio nacional, otros dicen que no, que quienes están detrás son los antisistemas radicales que desean sembrar el caos y la anarquía. Lo más probable, sin embargo, es que todo haya nacido de la indignación del pueblo ante las injustas medidas del gobierno, que la idea haya navegado de ordenador a ordenador, hasta expandirse en una red inabarcable. Posiblemente la idea haya partido de alguien ya muy harto y desesperado con el momento que le ha tocado vivir y su única motivación habrá sido expresar su ruego de auxilio. Posiblemente todo naciera como una súplica, sin aviesas intenciones, pero con la peor y más peligrosa de las virtudes en un tema como el que tratamos: la ingenuidad.

La gran mayoría tratamos de imaginar ese día como la apertura esplendorosa de un nuevo amanecer y, mientras nos deleitamos en nuestro ensueño de esperanza, los otros preparan su estrategia. En el supuesto vídeo de Anonymus ya se habla de un modelo económico y social, incluso se llega a prometer un sueldo mínimo para cada ciudadano cercano a los 2000 euros, esté trabajando o no (hablo del vídeo que dura 8 minutos y pico, no del otro de 6 minutos y pico que circula y al que le han eliminado precisamente esa parte). Menudo chollo, así cualquiera va, eso debe ser como comprar los votos ¿no os parece? En un país en la ruina, en el que los ingresos del Estado se han derrumbado, ¿no sé de dónde sacarán tanta pasta? ¡Qué fácil es manipular al pueblo con mentiras o promesas imposibles! ¡Y qué difícil contenerlo cuando la verdad desagradable asoma! Y ya eso de que dejamos de pagar la deuda porque la entendemos como ilegítima es la leche. O sea, que los benditos de los acreedores internacionales nos darán palmaditas en la espalda y nos lo perdonarán amablemente todo. No sacarán los tanques a la calle, no se vayan a resfriar. ¡Pero cómo se puede ser tan ingenuo!

Aún así, pongamos que nos sale la jugada. Mientras debatimos un nuevo modelo democrático el sistema caerá por completo, los bancos posiblemente cierren las puertas, el corralito sería inminente, los pagos del estado se suspenderían, de un día para otro los ciudadanos que aún trabajan o cobran alguna pensión o ayuda se quedarían sin los recursos que les otorga la nómina, lo que agravaría los conflictos y aumentaría la ira del pueblo ante la incapacidad de subsistencia. Las ideologías extremistas radicalizarían aún más la situación, la insolidaridad interterritorial incidiría en el daño de las heridas de la fractura social. ¿Sabe el pueblo a qué nivel de sacrificio tendría que llegar?, ¿estaría dispuesto a soportarlo? Son preguntas que nadie se quiere hacer, pero sus respuestas son absolutamente necesarias para la consecución de tales fines, señores, porque esto no será cuestión de un solo día, tendremos que sufrir meses de miedo, hambre y desesperación hasta lograr encontrar el equilibrio social y la colaboración con humildad de las ideas.

Además, como ya os dije anteriormente, habrá otros grupos diseñando su estrategia, grupos cuyo soporte vital es el uso de la violencia y tratarán de que nada contrario a ellos se organice. Desde los grupos de extrema derecha a los de extrema izquierda verán en este día la oportunidad de erigirse en protagonistas y será difícil contenerlos cuando la convocatoria expresa rotundamente la intención de ocupar el congreso, no sólo rodearlo, como los ingenuos insinúan.  Por otro lado detecto un error gravísimo en la convocatoria y que nos aboca a una contradicción insalvable ante un posible pacto social por la paz y la democracia en este país. Nada se dice en la convocatoria sobre que sería conveniente que todos y cada uno fuésemos como ciudadanos indignados e independientes y libres. Muy al contrario, se pide expresamente la unión a la convocatoria de colectivos, es decir, que los miembros de cada partido lleven su banderita particular y lo mismo los sindicalistas y los bomberos y los mineros y los… y así hasta el infinito, sectorizando y atomizando aún más al conjunto social, convirtiendo lo que debiera ser una unión plena en grupos con diferentes reivindicaciones enfrentadas entre sí.

En fin, estoy de acuerdo en rodear millones de personas el parlamento, pero sin banderas diferenciadoras y en manifestación absolutamente pacífica. Nada de violentar la entrada en el congreso y encender la mecha de una posible nueva guerra civil entre españoles. Pero estoy de acuerdo en hacerlo con una estrategia prediseñada, con una táctica bien desarrollada y estructurada, y sin dejar nada a la emocionalidad visceral y espontánea. Porque como bien dice Alberto Garzón: “Cualquier proceso político debe evaluar cuáles son sus objetivos y cuáles son las consecuencias de las acciones concretas, a fin de mitigar sus costes o responder ante los efectos directos. Las "revoluciones espontáneas" acaban siendo cooptadas por pura obviedad, y ha pasado así en toda la historia de la humanidad. En 1917 los rusos salieron frustrados a derrocar un régimen, y fue el pequeñísimo pero muy organizado Partido Comunista el que pudo canalizar toda esa sensación de frustración (imponiendo la dictadura de la duma –nota propia, ajena a la cita-). En 1808 los españoles salieron a las calles a echar a los franceses invasores y a restituir la libertad. Tanto pensaban que era así que redactaron la constitución de 1812, un avance importantísimo para el momento. El triunfo de las guerrillas no desembocó en más libertad sino en la vuelta de Fernando VII y la monarquía absolutista. Y así en tantas otras ocasiones. Es decir, los impulsos primarios y emocionales no son suficientes para garantizar ningún avance. Se necesita organización.

Yo además añadiría que es necesario que la convocatoria esté exenta de agentes manipuladores y desde mi punto de vista está ya está viciada por agentes externos que intentan manipularla. Sólo espero que los ingenuos se salgan con la suya y la violencia no florezca en las calles de Madrid ese día, que el sentido común, el menos común de los sentidos, prevalezca y que la muerte de nadie sea noticia ese día en todos los telediarios. 

2 comentarios:

  1. yo pregunto la situacion en la que nos encontramos donde nos lleba?tenemos que presionar de alguna manera,siempre estaremos expuestos a esos grupos que intentan desunirnos pero yo personalmente es un riesgo que estoy dispuesto a asumir para conseguir el cambio que la mayoria de gente queremos,por supuesto sin violencia pero sin miedo

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    1. Si todos estuviéramos dispuestos a desaprender nuestro adoctrinamiento y a volver a aprender entre todos, de forma colaborativa y humilde, mientras trabajamos en el desarrollo de nuevas ideas con el objetivo de una mayor justicia social, entonces, tendríamos alguna esperanza, Galletoak. El problema es que nadie está dispuesto a renunciar primero a su adoctrinamiento ideológico y, así, es imposible avanzar en nada, por muchas manifestaciones o tomas del congreso que hagamos.

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