Desde nuestra gruta todas las sombras
se parecen. Bufamos inestables,
inseguros los ojos, atroz la vigilancia.
Vivimos en la linde del frescor,
la epidermis reseca, y qué alegría
lo verde, mecer cunas, huir crines al viento.
Somos penados, nunca dejaremos la cueva.
Del libro "Bazar de horas"
de Carmen Ciria
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