El parado llegó a casa pensando que todo estaba bien.
Aún tenía amigos y siempre encontraba alguno cuando salía
de casa.
A pesar de la decrepitud y los bolsillos rotos.
¿A quién encontrará mañana, sentado en el banco bajo el sol?
¿Qué voz sonará al otro lado del teléfono, cuando llame
a ciegas,
para anunciarle un nuevo e inesperado funeral?
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario