Si este gobierno debiera temerle a algún colectivo
es al de los pensionistas, jubilados y dependientes de este país. Por eso me
dirijo a usted, que está entre esas tres definiciones. El 70% de las pensiones
españolas no superan el salario mínimo interprofesional. Haga números y
comprobará que dicho colectivo supera con creces los 6 millones de habitantes.
Imaginemos ahora que esos 6 millones de ciudadanos se reúnen en Madrid con la
intención de paralizar la capital. ¿Quién podría pararnos? Hasta las porras de
los policías se echarían a temblar. ¿Qué agente desearía salir fotografiado en
los medios de comunicación machacando a una vieja? Y las autoridades no darían abasto
poniendo sanciones, multas exorbitantes que mermaran nuestra ansia de justicia
y nuestra lógica indignación. Sin embargo, nos descojonaríamos en sus caras sin
ningún pudor porque, y acaso usted no lo sepa, según el artículo 107 de la Ley
de enjuiciamiento civil, cualquier persona con un sueldo inferior al salario
mínimo interprofesional es inembargable. Imagínense, 6 millones de viejos y/o
incapacitados, frente al parlamento español, sonándose los mocos con las multas
que les acaban de poner las autoridades. La mofa hacia el gobierno sería
sublime, además de estar amparada por la legislación de este país del
esperpento. Pero nos podrían meter en la
cárcel, pensaréis algunos. ¿De verdad pueden imaginar a un juez mandando a
prisión a un viejo de 70 años por salir a tomar el aire por las calles de
Madrid?
Nosotros tenemos la fuerza y ya es hora de
que nos vayamos enterando. Comprendo que para muchos de vosotros ésta no sea
tarea fácil de abordar, pues no existe otro pensamiento cotidiano en vuestras
mente que el de lograr la supervivencia diaria de vuestros familiares, el hijo
de 25 años que nunca ha trabajado y se está echando a perder en la calle, el de
35 que ha vuelto a casa y lleva 5 en el paro, los nietos a cuyos padres han
desahuciado y ahora se sustentan cada día de tu pensión, etc… Pero ya es hora
de dejar de mendigar parches efímeros e ir a por todas. Ya el nivel de
indignación no es sostenible. Ya la resistencia se plantea imposible para
muchos, demasiados. Y encima la ignominia es doble, no sólo pretenden
aniquilarnos (en 2015 habrá más muertes que nacimientos en España), es que además se
descojonan, delirantes, mientras morimos. Nos dicen que todo va mejor, que los
salarios suben moderadamente, que, gracias a ellos, es estable el sistema de
pensiones, que… Cuentos y recuentos falsos, mientras aprietan un poco más, y a traición, la
soga que rodea nuestro cuello.
Sólo le pido que lo piense un instante.
Imagine ese ejército de andadores, sillas de ruedas y muletas, manifestándose,
a paso de tortuga, por las calles de la capital. Coméntelo con su familia, para
que la acompañen, y la lleven, si es que usted no puede valerse por sí misma.
Ni los zombis de Walking Dead generarían
tanto terror en nuestros gobernantes. Todos los pilares institucionales comenzarían a temblar. Atrévase a estar ahí, forme parte de tan digna epopeya. Sueñe con cambiar
las cosas y convierta ese sueño en una realidad. Mientras nos quede un hálito
de vida será posible. Después no habrá remedio y sus hijos y nietos jamás
saldrán del infierno. Hágalo por ellos, si ya no quiere hacerlo por usted. Porque ellos merecen vivir mejor y también
tienen derecho a la felicidad. La que usted sí vivió alguna vez y ahora apenas recuerda.
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