Manda cojones la
mala ostia que tienen algunas paradojas. Aquí estoy, oyendo por primera vez a
Fuel Fandango, un grupo de mi tierra que me está dejando flipado y que
desconocía por completo y, a la vez, pensando en que si fuera nacionalista me
pegaría un tiro. Compréndanme. ¿Cómo sentirse orgulloso de haber nacido en la
misma tierra que la vomitiva, manipuladora de cifras e inepta ministra de
empleo, la rostrocubista Fátima Báñez? Lo de ayer ya fue el colmo. Esta niña de
papá se cree Edgar Hoover o, peor aún, una especie de jefa de la Stasi demudada
a lo facha. No tuvo bastante con la pasada manipulativa de las cifras de hace
unos días, cuando nos vino a decir que gracias a su gestión al frente del
ministerio se había evitado el despido de más de 900.000 currantes españoles y
comenzaba a crecer la contratación (así, por la cara, y falseando las encuestas
si es necesario), que ayer se desbarra anunciando la obligación de todo
ciudadano español de ser un puñetero chivato. O sea, que a partir de ayer usted
tiene la obligación con el estado de denunciar a su hermano que lleva parado
más de tres años, que ya no cobra ninguna ayuda y que desesperado por no saber
cómo alimentar a sus tres hijos acepta trabajar en lo que sea y sin contrato
con la ilusión de llenar ese día los platos del almuerzo en casa (si aún la
tiene, claro). Y digo hermano porque es lo que debiéramos ser todos los que
estamos en una situación difícil, aunque eso en realidad no sea más que una
utopía. Pues ya sabe usted. El estado no es quien tiene la obligación, a través
de sus funcionarios de empleo, de perseguir a los empresarios que se están
hinchando de ganar pasta explotando a míseros desesperados. No, ni se le ocurra
pensarlo porque, según la innombrable, son los curritos humillados y vejados
los que defraudan a malsalva y están hundiendo la economía española. No los políticos
corruptos con cuentas en suiza y otros paraísos fiscales, ni los banqueros que
aún piden ayuda pública a la vez que anuncian un aumento del 65% en sus
beneficios del último trimestre con respecto al mismo del año anterior, ni los
directores que vaciaron las cajas de ahorro. No, a esos no se les persigue, a
esos, si se les pilla, se les indulta después. Es a los sencillos trabajadores
malacostumbrados a bienvivir a los que es necesario perseguir, acosar,
coaccionar y extorsionar. Se les ve el plumero a estos señores del PP, estos lo
que quieren es esclavos que, sonrientes, acepten serlo y sin tener en cuenta la
precariedad de sus salarios, encima, abonen religiosamente su recibo de
autónomo. ¿Acaso se puede ser más cínica y despreciable? ¡Un policía en cada
casa y sin contrato y que florezca el odio entre vecinos y chivatos!
Dígame: ¿Acaso está
usted dispuesto a vivir en una sociedad así?
No hay comentarios:
Publicar un comentario