En nombre de la tolerancia deberíamos
reclamar el derecho a no tolerar la
intolerancia.
Karl
Popper
Es innegable que los continuos atentados
contra los derechos humanos que se están produciendo en Rusia contra el
colectivo homosexual es insostenible y que nuestras sociedades avanzadas no los
pueden consentir Y el comportamiento de
las autoridades rusas, permitiendo asesinatos públicos mostrados, como
escarnio, en internet, es abyecto y se hace necesario una condena rotunda de
los países democráticos en la naciones unidas. Pero es que Isinbayeba no es una
política del Kremlin, ni un bastardo asesino que muestra sus viles hazañas en youtube, ni siquiera es una agente de la
ley que omite su obligación de salvar la vida de sus ciudadanos, sean de la condición
sexual que sean. No, Isinbayeva es atleta y todos los premios y reconocimientos
internacionales concedidos se los ha ganado volando por los aires con su
pértiga. ¿A qué viene entonces, está demagogia estúpida, de desahuciarla de sus
laureles atléticos? ¿De qué estamos hablando, de la estulticia suprema que
mostramos al decir que un pintor o un escritor nunca será técnicamente bueno si
profesa tal o cual ideología? ¿No os
parece este pensamiento más común en un deficiente mental, o en un fanático, o
en un perturbado psíquico? ¿O es que acaso no somos más que niños en una
eternamente inmadura democracia?
Isinbayeva no ha matado a nadie, no ha
cometido ningún delito, sólo ha expresado su forma de pensar o, peor aún, se ha
dejado llevar por el miedo ante la pregunta/encrucijada de un malicioso
periodista y ha respondido lo que en cada caso ha considerado más conveniente
para su seguridad. Ahora bien, la pregunta que nos deberíamos estar haciendo
ahora es: ¿en qué lado, de esta historia entre Isinbayeba y los colectivos que
la critican, está realmente la intolerancia? Yo, desgraciadamente veo más
intolerancia en esas personas que ya exigen, y con inusitada vehemencia, el
linchamiento público de la atleta, la represión inmediata, su defenestración
como campeona del mundo, título ganado a pulso con su tesón y esfuerzo diario,
y la retirada del premio, en el apartado deportivo, otorgado por la fundación Príncipe
de Asturias. Qué es la democracia, sino poseer la certeza segura de poder
expresar tus ideas en absoluta libertad y sin posibilidad de represión. Qué es
la democracia, sino respetar la ideas de los otros, sean lo peregrinas o
radicales y condenables que nos parezcan; mientras sean sólo ideas y no vayan
acompañadas de la consumación de algún delito, delimitado y clarificado por la
constitución democrática. A ver si al final va a resultar que aquellos
progresistas que tanto alardean de comportamiento democrático, en realidad,
sean dictadores en potencia y ni siquiera tengan la mínima capacidad de
autocrítica para ser conscientes de ello. Sí, señores, a mí también me
escandalizó escuchar la frase los rusos
somos normales, los chicos se casan con chicas y a las chicas nos gustan los
chicos (frase literal), pero fue sólo una frase, un pensamiento que, desde
luego, no enerva mi repulsa hasta el punto de desear convertirme en un represor
político, ni de convertirme en un clon, contrario ideológicamente, de los rusos bastardos que asesinan a gays y lesbianas con total impunidad.
Este artículo se lo dedico a todos mis
amigos
homosexuales, en especial a Chio y a
Kina
creo que a estas alturas deberia ser absurdo discutir un tema que esta superado, salvo en mentes retrogadas y absurdas
ResponderEliminarAntonio, en mi artículo no se debate el tema de la libertad sexual entre la pluralidad de los sexos que, como bien dices, es un tema ya superado. De lo que hablo es de algo más soterrado en la sociedad y que, de forma demagógica, se trata de ocultar: el crecimiento exponencial de los comportamientos dictatoriales en nuestra sociedad, dándose éstos ya en todos los sectores o ideólogias y la poquísima conciencia que tenemos los españoles del concepto democrático, a pesar de los 38 años vividos en democracia.
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