Hoy os dejo esta joyita contenida en la novela
Cath-22 de Joseph Heller, un ejemplo evidente de la paradoja irracional que
mueve el poder inmoral en el mundo. Fue escrita hace ya unas décadas
pero podría ser actual.
Yossarian es piloto de una escuadrilla de
bombarderos norteamericanos destinados en el Mediterráneo. Llega un momento en
el que le resulta imposible seguir soportando la carga psíquica de los vuelos
diarios al combate y busca desesperadamente una salida. Aparte de hacerse matar
como un héroe no le queda otra salida que la posibilidad de ser declarado no apto
para el servicio por razones psiquiátricas. Explora, pues, esta vía de escape
en una conversación con el jefe médico Dr. Daneeka, pero como medida
precautoria no expone su caso personal, sino el de otro piloto, llamado Orr:
-
Por supuesto que está loco, -dijo el
doctor Daneeka.
-
¿Puedes declararle no apto para
misiones de bombardeo?
-
Naturalmente que puedo. Pero antes
tiene que pedírmelo. Así lo prescribe el reglamento.
-
¿Y por qué no te lo pide?
-
Porque está loco, -dijo el doctor
Daneeka. Sencillamente, tiene que estar loco, pues en caso contrario no
seguiría volando, después de haber estado tantas veces al borde de la muerte.
Por supuesto que puedo declararle no apto para el servicio. Pero antes tiene
que pedírmelo.
-
¿Y no necesita hacer nada más para ser
declarado no apto?
-
No, nada más. Sólo necesita pedírmelo.
-
¿Y entonces, ya puedes declararlo no
apto?
-
No. Entonces ya no puedo.
-
¿Hay alguna pega?
-
Claro que hay una pega,-replicó
Daneeka. Está la cláusula 22: Quien
desea ser alejado del combate no puede estar loco.”
Había, pues una pega, la cláusula 22, en la que se establecía que la preocupación por la propia seguridad frente a un peligro real e inmediato debía ser considerada como prueba de un funcionamiento normal del cerebro.
Orr estaba loco y podía ser declarado no
apto para el servicio. Lo único que tenía que hacer era presentar la solicitud.
Pero si la presentaba, ya no se le podía considerar loco, y tendría que
realizar nuevas misiones de vuelo. Orr estaba loco si seguía volando y estaba
cuerdo si se negaba a hacerlo. Ahora bien, si estaba cuerdo, tenía que seguir
volando. Pero si volaba es que estaba loco y no tenía que volar. Pero si se
negaba a volar , tenia que ser declarado cuerdo y, entonces, estaba obligado a
seguir volando. La insuperable simplicidad de esta cláusula impresionó a Yossarian,
que lanzó un silbido de admiración.
“- Esta sí que es una buena cláusula,
-murmuró.
-
No encontrarás otra mejor, -asintió el
docotr Daneeka.”
Texto
extraído del libro “¿Es real la realidad?” de Paul Watzlawick
¡Muy bueno!
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