1.) Abre el grifo de tu casa, llena el vaso,
bebe y conocerás tu historia.
Descienden a Jesús de la cruz. María
humedece su frente con una esponja empapada. Las gotas resbalan por su rostro y
caen al suelo. Hace un calor asfixiante y las gotas, sorbidas por las nubes
antes de ser tragadas por la tierra, son mecidas por el viento en busca de
nuevas geografías.
Llueve mil años después.
Un guerrero mandinga bebe de un arroyo.
Luego, en la batalla, vence a su enemigo y escupe sobre su faz. El sol
deshidrata el rostro del cadáver y las nubes son mecidas nuevamente por el
viento.
Llueve
quinientos años más tarde.
Una mujer sioux pare a una criatura entre la
maleza. La asea en la orilla del río y el cuerpo mojado del niño se seca al
calor del abrazo de su madre. Las nubes inician de nuevo su juego rutinario con
el viento.
Llueve.
Abre el grifo de tu casa, llena el vaso,
bebe y conocerás tu hitoria. La verdadera historia de animal humano.
2.) La gota de sudor que resbala por mi frente
europea humedecerá de pan las manos de mi padre africano. La piel de obsidiana
de su espalda es un manantial que riega el sueño de mi abuela esquimal. Para
ella el sudor es un cristal perfecto, refugiado al calor de sus axilas. El
mismo cristal que tantas veces derramaron los ojos de mi nieto no nacido, por todo
lo que hemos de hacer y aún no hemos hecho.
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