viernes, 31 de agosto de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Cap. 2. Texas. USA)



   Johnattan vio a Dios de golpe. Siempre lo imaginó con larga barba blanca y túnica dorada. En cambio, era lampiño, usaba bata verde y sostenía unas vendas arrugadas en la manos.
   Desde el accidente -cinco años atrás, cuando contaba sólo siete, lo abismó en las tinieblas- nada puede recordar salvo la oscuridad de un túnel sin resquicios. Y ahora, de repente, como un milagro, la presencia de tantos matices irisados horadan unos ojos ya suyos, penetrando en cada célula de su cuerpo como un temblor indómito e inconmensurable. Ante él surge el Universo hasta en las cosas más pequeñas: sus zapatillas, las grietas de su mano, la transparencia de las lágrimas que sobre ellas caen...
   La vida vuelve a Johnattan en hálito diáfano, asombroso y sagrado. Johnattan ansía comerse a besos el alma de quién le hizo tan generoso regalo.



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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publico aquí desde ayer en 10 entregas diarias, bajo el mismo título "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Este es el 2º capítulo. Espero que disfrutéis con la lectura.) 


jueves, 30 de agosto de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Capítulo 1. Río de Janeiro. Brasil)

  Desde el Este vino. Un bombeo de sangre el sol que, poco a poco, moldeó un cielo de geometrías iluminadas.
   Allí la soledad únicamente es desgastada por los ahogados gritos de las ratas. Roen todo entre los restos del basurero: sobras de frutas, piel de verduras, papel, plástico... la carne de Tomasito. En la periferia de la ciudad aire y agua tienen tacto sórdido, mirada de olvido, oquedad en el alma. Y chabolas desvencijadas suplican a Eolo no ser pasto de su ira. Más atrás, al otro lado del monte, sobre la podredumbre que invade su ladera, el basurero es un pesebre de cenizas vaporosas y, sobre él, como un ángel, yace desnudo Tomasito. Su aura celestial sólo es oscurecida por las órbitas vacias de sus ojos.
   A nadie sorprenderá la jóven sangre derramada. La mayoría ni se enterarán. Y para los informados resulta algo tan cotidiano...


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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publicaré aquí durante los próximos 10 días, bajo el mismo título "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Espero que disfrutéis con la lectura.) 


miércoles, 29 de agosto de 2012


EL PAYASO DEL OPUS DEI


Seguramente nació siendo un niño mediocre, a pesar de los muchos años en los que logró disimularlo con eficacia. Un niño al que una madre beata y sumisa acompañaría a la secta masoquista del Opus Dei. Por entonces monseñor Escrivá de Balaguer era resarcido por el generalísimo Franco, tras la victoria del bando nacional. De ser perseguido por la jauría hereje de los republicanos, lo que le obligó a huir hasta los pirineos, había vuelto para sentarse en el trono junto a Franco para diseñar junto al dictador la política eclesiástica de la nación. Eran tiempos difíciles y para muchas madres lo mejor era dejar a sus hijos bajo el asesoramiento de las órdenes de la iglesia y, al parecer, la madre de Josemari debía ser fanática del hoy santo. A partir de ahí su trayectoria en el futuro ya estaba diseñada, sería un gran empresario siempre leal a los dictados del Opus. Hasta qué día podía follar con su mujer y la penitencia que habría de cumplir por ello, le dirían. Ya siendo un púber adolescente tuvo que soportar el bocado doloroso del cilicio, esa alambrada de puntas afiladas y cortantes alrededor de sus muslos que le forjaría el carácter necesario para la gesta ejemplar a la que estaba destinado. El espíritu sacrificial era fundamental para encallar las heridas y el desánimo y encarar, con mayor fuerza y encono, las batallas a librar (aunque parece que últimamente se ha olvidado de esta premisa).

Lo cierto es que tampoco le tuvo que resultar muy complicado el camino del éxito y el prestigio. El Opus cuenta con un inmenso capital financiero y los chicos no son más que puras inversiones. Se rentabiliza sobradamente el capital gastado en el adoctrinamiento de los chicos, ya que han conseguido poder e influencia en los puestos más decisorios de los bancos, la gran empresa, el poder judicial, los distintos ministerios y las más altas instancias del estado. De modo que es sencillo ir colocando a sus acólitos en lugares estratégicos y, manejándolos como marionetas, sacarles el mayor partido político, social y económico. Eso es lo que ha sido Ruiz Mateos durante toda su vida: un monigote patético al que no le dejaban controlar ni su propia picha. Ochos veces tan sólo le dejaron usarla al pobre, ocho nada más, una por cada hijo que tuvo y se acabó, que lo demás es pecado capital y sería condenado al infierno, le dirían. Sin embargo él fue siempre sumiso, jamás se rebeló. Incluso cuando saltó el escándalo de la primera Rumasa supo mantener las formas. Sólo el “que te pego, leches” al Boyer estuvo fuera de lugar, pero nos resultó simpático y por más que el entonces ministro quisiera llevar vida de conde, la verdad es que no era más que un puñetero rojo. El hecho es que el Opus perdonó la indiscreción y redentó de un plumazo a su pupilo. ¿Por qué cegar tan fructífero manantial? Entonces vinieron tiempos de tocino de cielo y huevos Dhul, tiempos de bombones Trapa, tiempos de bonanza y alegrías compartidas con Botín, tiempos de gloria deportiva como presidente de un club de fútbol madrileño, tiempos de éxito social y hasta televisivo, tiempos de impostado reconocimiento y de teatro de la mentira, ya que en el fondo jamás dejó de ser aquel chico mediocre cuyo designio sombrío en la vida no ha sido otro que obedecer. Callar y hacer todo aquello que le mandaban.

Actual prelado del Opus en España, monseñor Javier Echevarría
Todo aquel castillo de nubes cayó y jamás sabremos por qué. El hecho es que un día inesperado para él su amigo Botín le comunicó la cancelación de sus líneas de crédito y, a partir de ahí, comenzó a caer por el abismo. No sabemos si en algún encuentro en el despacho del director del Santander, Ruiz Mateos le confesó alguna rebeldía lujuriosa con su esposa y ésta llegó al los oídos del Opus. Quizás mostró alguna disensión con los sucesores de Escrivá. No sabemos. El caso es que, desde aquel día inesperado, el antaño estandarte de la orden, el más fervoroso defensor público de la secta del Opus Dei en España, ya no cuenta con su apoyo. Le han dado la espalda y le han repudiado. Ruiz Mateos ha sido despojado de la falsa aureola que lo circundaba, le han arrancado la máscara prestigiosa y le han dejado desnudo frente a los demás, mostrando lo que siempre fue: un ser mediocre y patético que da pena, un viejo ridículo que provoca una triste risa. Un miserable hipócrita que ahora llora fingidamente, reclamando un nuevo rol de víctima ante la jueza y el pueblo que lo observa. Un payaso impresentable que lleva toda su vida estafando y explotando a otras personas y que acabará pagando en presidio por ello, si es que existe realmente justicia en este país. La pena es que sólo acabará pagando él y el Opus Dei, esa secta despreciable que convierte en monigotes a los hombres y que denigra fatalmente a las mujeres, se irá de rositas, como siempre. ¡Qué miserable es esta España! 

martes, 28 de agosto de 2012


LA GLOBALIZACIÓN


En el lujoso restaurante del hotel Mandarín Oriental de New York estaban reunidos los presidentes de las más importantes multinacionales del planeta, departiendo animosamente sobre las ventajas de la globalización. Acababan de saborear la langosta del pacífico bañada en salsa de mango e hinojo, cuando el presidente de Monsanto llamó al metre y le preguntó si les recomendaba algún postre en especial.

-         Por supuesto, dijo el metre, tenemos el postre ideal para estos tiempos de inmejorables oportunidades financieras. Es una especie de sandía global que les traeré entera para que ustedes se sirvan a su gusto.

-         Conforme. Sorpréndanos pues, le espetó el presidente de Monsanto.

Y en menos de un minuto apareció un camarero elegantemente vestido que portaba sobre su bandeja lo que parecía una bola del mundo. Todos sonrieron satisfechos, mientras agarraban firmemente sus cuchillos.

  

lunes, 27 de agosto de 2012


LA GENERACIÓN ENGAÑADA


Llegaron a la vida pendidos de la cuerda inefable del asombro. Cada rayo de tenue luz era un esplendoroso amanecer ante sus ojos y estupefactos ante el descubrimiento continuo del milagro de la vida, se aferraban al sueño de la realidad existencial. Si ya comenzaba todo con esta fuente inagotable de sorpresas, ¿qué no manaría de la posibilidad maravillosa del futuro? Por su parte, el ansia de experiencias y conocimientos será incuestionable y todo dependerá de los modelos a imitar que les mostremos. De modo que su curso será reflejo de lo que padres, profesores y sociedad en general le inoculemos. Salvo excepciones de enfermedades mentales de carácter biológico, todos los niños vienen inocentes y son la palpación evidente de la alegría ante la esperanza eterna en una existencia mágica. Así lo imagino y así lo creo, pero pasadas unas décadas, o incluso años, ya será imposible retornar a aquel estado inicial.

¿Qué ha pasado para que aquellos niños se hayan convertido en nuestros jóvenes de hoy, sin posibilidad de futuro, tan pesimistas algunos, absolutos incrédulos del sistema social en el que les ha tocado vivir? Porque si algo tengo claro es que, en este juego atroz, ellos no han sido más que víctimas, la pelota con la que hemos jugado todo este tiempo (las últimas décadas) y que nos pateábamos los unos a los otros, como si ardiese nuestra piel a su contacto. Los padres siempre corriendo, huyendo de las responsabilidades familiares, para acelerar nuestra ansiedad por la consecución del éxito profesional y del absurdo prestigio social. Ya se encargarían los profesores, pesábamos convencidos, que para eso les pagan, para enseñarles y encauzarles en el divino destino que impone el modelo social capitalista. Es decir, convertirles en la copia perfecta de nosotros mismos, cargada de los mismos autoengaños y de la misma estupidez que destilamos al pensar que es más quien más tiene y que nuestros valores fundamentales se circunscriben a la acumulación de propiedades. El problema se planteó cuando a esos profesores les fue imposible competir con el culto a las apariencias de los padres que, sin ningún esfuerzo requerido, les otorgaban complacientes regalos inmerecidos a sus hijos, como reflejo visual de la importancia social de la familia. Si el hijo del vecino tenía un buen coche, uno le compraba al suyo el mejor; si el hijo de mi hermano no era más que un miserable carpintero, el mío sería al menos universitario, aunque en realidad no sea más que un gilipollas que está todo el día ciego de porros de maría y no aspira a nada más en la vida que ha devorar todo aquello que se le ponga a tiro. Esa lucha competitiva, sin tener en cuenta los valores de la humanidad, ni la moral más dignificadora, es lo que ha ido pervirtiendo y erosionando la mentalidad inocente de nuestros jóvenes actuales y los está convirtiendo en hombres y mujeres totalmente perdidos en el entramado de esta crisis, en la que las vacas ya escuálidas han dejado de dar leche. Y no olvidemos la importancia que han tenido en el diseño social de la nueva juventud otros ámbitos perversamente nocivos como la publicidad, la moda, el culto a los mitos futbolítiscos, el ocio cada vez más virtualizado frente a la opacidad de la realidad, o los concursos televisivos como los dedicados, supuestamente, al descubrimiento de talentos, cuando la verdad es que sólo se buscaba el rentable negocio de la explotación de un modelo prediseñado y repetido hasta la saciedad. Cambian al chico o chica, pero el modelo siempre es igual. Desde ese mensaje inicial en el que le dicen al joven: “no estudies, para qué te vas a esforzar, ven a la tele con nosotros y hazte famoso y rico de la noche a la mañana”, hemos ido grabando en sus cerebros la evidencia de la mentira en la que todos hemos estado viviendo tanto tiempo. Esa es la educación que, entre unos y otros, hemos estando dando a nuestros hijos en los últimos treinta años. Y han estado viendo durante mucho tiempo en las pantallas, cómo les vendían a inútiles semianalfabetos que por el simple hecho de tener una cualidad física, atlética o farandulera, merecían toda la atención de unos medios que los presentaban como el mejor de los ejemplos a seguir.

Aunque para ser veraz, también he de decir que a pesar de todo muchos de nuestros jóvenes han logrado aislarse de tan aplastantes campañas de manipulación mental y, hoy en día, deberían ser reconocidos como lo que son: jóvenes muy preparados en sus distintos ámbitos profesionales, aunque desgraciadamente no divisen dicho futuro laboral en España y tengan que emigrar obligadamente a otros países con ansias de acogerlos. Pero aún así me atrevo a afirmar que la parcelación y sectorización de sus conocimientos les restringe muchas veces para la ejercitación del pensamiento complejo que se hace necesario hoy en día para comprender el concepto universal de este mundo tan globalizado, porque les hemos insistido tanto en la necesaria especialización para la consecución del futuro éxito laboral que nos hemos olvidado de la transmisión de los valores democráticos, tan esenciales para su convivencia social.

Estos son los jóvenes que hemos construido, desde nuestro imperante modelo social y de convivencia: jóvenes que adoran el dinero y las posesiones por encima del amor y del maravilloso goce de compartir la alegría existencial con otros seres humanos; jóvenes con buenos sentimientos en el fondo, pero enfrentados a la continua exigencia de tener que competir con los modelos que les inducimos a seguir; jóvenes que fueron felices con el asombro maravilloso al descubrir un simple amanecer, pero a los que hemos convencido de que eso del amanecer no es más que una estúpida tontería y que lo que realmente hace feliz al hombre es imponerse a otros hombres en la competitiva lucha en la que más tarde o más temprano habrá de verse envuelto. ¿Y ahora qué? ¿Será posible enmendar nuestro error? Porque ya no crecen los edificios donde nuestros jóvenes colocaban ladrillos a cambio de una nómina con la que adquirir a plazos el coche guapo para fardar; ahora ya, cuando terminan la carrera universitaria tienen como único futuro patearse las calles diariamente para jamás encontrar un puñetero curro; ahora si no tienen un padre con influencias que consiga colocarlos no tienen posibilidad alguna de incorporarse al mercado de trabajo, estén o no magníficamente preparados; ahora España tiene a más del 50% de jóvenes en paro y la única salida es imitar la emigración que ya sufrieron los abuelos; ahora ya no existe la esperanza, ni el sueño, ni acaso nada más que la cruel desesperación, la angustia de la espera bajo la muerte de toda fe. Ahora, ¿qué podemos hacer? Y más importante, ¿qué está tratando de hacer nuestro gobierno?

Para mí la prueba más palpable de la ceguera deshumanizada de este gobierno se evidencia en cómo está enfocando el terrible drama que están sufriendo nuestros jóvenes, que han sido engañados y ahora son olvidados y tirados a la basura como si fuesen prescindibles. El error que ha cometido nuestro gobierno al querer restringir la ayuda de 425 euros a los jóvenes que viven, obligados por la situación económica, en el hogar paterno, materno o de los abuelos, es imperdonable. Porque les está cerrando toda fuente de esperanza a quienes más razones tenemos para dárselas, ya que ellos y no los miserables políticos que nos gobiernan, serán los que logren finalmente sacarnos del profundo pozo de esta farsa y estafa montada por especuladores y que ellos llaman crisis. Nuestro gobierno está tan ciego de soberbia que no alcazarán nunca la capacidad de ver las dimensiones del tsunami social que están generando con sus decisiones peligrosamente suicidas. Nuestros parlamentarios tienen una media de edad de 53 años y cierran la puerta a una posible renovación de las ideas, denostan a la juventud, condenándola al ostracismo, silenciando sus voces y humillándolos sin compasión  Si la política económica que el gobierno de este país defiende ya es letal y le añadimos encima la constatación del abandono de los jóvenes y el desprecio que parecen sentir por las ideas regeneradoras que pudieran venir de la frescura de la juventud, ¿qué esperanza le va a quedar a nuestros jóvenes? ¿Alguien en su sano juicio piensa que la juventud se va a resignar a ver pasar los años, encerrados en una habitación de la casa de sus padres, condenados a la exclusión social de la miseria económica, hasta que descubran a los 40 años que jamás hallarán una salida para su dramática situación? ¿Alguien en su sano juicio puede llegar a creer que se convertirán en seres sumisos sin capacidad organizativa en sus postulados de rebeldía ante la injusticia impuesta por decreto? ¿Alguien en su sano juicio se atrevería a afirmar que no entenderá como legítimo un movimiento social conjunto de la toda la juventud española reclamando su existencia como colectivo vital y necesario para nuestro país? ¿Alguien sería capaz de culparles cuando, llevados por la desesperación más angustiosa, sean capaces de llevar a cabo actos de rabia y violencia incontrolable? ¿Acaso, después de todo esto, si llega a ocurrir el joven tsunami de violencia que se nos adviene, tenga todavía el gobierno del PP la osadía y la desvergüenza de presentarnos como culpables y condenables a nuestros hijos?

 Este gobierno esta cultivando en todos los campos de España la semilla del odio y de la violencia y lo saben, son conscientes de ello, lo están haciendo con soberbia y sin pudor alguno y, algún día, tendrán que pagar por ello, porque han de saber que la fuerza natural de la juventud es irrefrenable y que sus políticas desiguales e injustas están encendiendo demasiadas mechas. La soberbia, el cinismo de sus mentiras y la deshumanización de sus políticas es un cóctel altamente incendiario que muy pronto estallará y lo arrasará todo. Veremos expandirse los extremismos, la sinrazón, el reguero del odio goteando sangre en nuestros ojos. Será terrible. Ojalá tomemos conciencia del problema a tiempo. Ojalá nuestros gobernantes recapaciten y logren darse cuenta de su error y consigan pararlo a tiempo y no lleguemos a ver jamás  cómo las víctimas, hartas ya de serlo tan injustamente, decidan convertirse en verdugos asesinos.            

viernes, 24 de agosto de 2012


EL RESURGIR DEL FASCISMO

Quisieron celebrar el inicio de la revolución con el más impresionante de los conciertos, pero fue un desastre. Poco a poco, la música esplendorosa de Mozart se fue derrumbando al ritmo que iban apareciendo cadáveres sobre el escenario. Aún así, al director le fue imposible averiguar quién era el asesino. Las primeras víctimas fueron los vientos, luego enmudecieron los violines y, más tarde, los truenos contundentes de la percusión. Sólo al final, cuando ya quedaba únicamente un músico, logró acertar con el verdugo. Pero ya era tarde, el veneno del dardo clavado en su cuello comenzaba a hacer efecto. Desde entonces, en los teatros sólo se podía oír la música de Wagner, interpretada por la flauta-cerbatana.

jueves, 23 de agosto de 2012


LA RAZÓN DE LOS LOBOS


“La censura para la prensa es necesaria; cada vez más necesaria. Pero no para que la ejerza un gobierno en beneficio de sus fines particulares o de los gobernantes, eso siempre es condenable. En cambio, cada día estoy más convencido de que es indispensable una censura de prensa ejercida no a beneficio de los gobiernos, sino precisamente en contra de ellos. Nunca será tan dañino lo que un periodista rebelde escriba como lo que un gobierno inspira y hace escribir. Las campañas de un periódico de oposición pueden ser fatales para un político o un régimen; pero las campañas alentadas por los gobiernos pueden desencadenar una nueva catástrofe mundial. Censura, sí; pero para los políticos y los gobiernos que se valen de la prensa. Lo horrendo, lo espantoso, lo que tiene consecuencias incalculables es el estado de opinión unánime que en un momento dado un gobierno puede provocar en un país por medio de los periódicos. Yo sueño en una censura de prensa ejercida por un tribunal internacional con un alto sentido de la justicia y una autoridad indiscutible; un organismo análogo al tribunal de justicia internacional de La Haya, que llegado el caso pudiera cortar ciertas propagandas infames que los gobiernos mismos alientan.  ¿Cree usted que en estos momentos no sería la salvación de Europa que una censura internacional de prensa impidiese las campañas ferozmente nacionalistas de los gobiernos que están dispuestos a lanzar nuevamente a sus pueblos a una guerra?”. Estas palabras las pronunció Teodoro Wolf, director del periódico Berliner Tageblat, que ya tenía ante los ojos el panorama nazi de Alemania, en el año 1928, al periodista español y republicano Manuel Chaves Nogales. Nadie le hizo caso entonces y su periódico, cuatro años más tarde, se convertiría en el instrumento de propaganda más eficaz del régimen nazi, ya sin él que, posiblemente, acabaría extirpado (era la expresión favorita de Hitler) en algún campo de concentración del nazismo.

Parece increíble que hayan pasado 84 años desde entonces y a pesar de la experiencia de tantas guerras, desastres y muertes de inocentes provocadas desde la manipulación mediática de los gobiernos, aún no existan esos organismos de justicia internacional que sí pudieran haberlos evitado. ¿De qué se preocupa la justicia entonces, si ni siquiera se preocupa de una cuestión tan evidentemente injusta? La última prueba de la felonía que un periódico puede ejecutar con los ciudadanos indefensos e inocentes de su pueblo a través de la flagrante complicidad de su gobierno la tuvimos ayer en España, con esa portada miserable que el director de La Razón ordenó imprimir y en la que todos hemos podido ver la fotografía, caricaturizada al estilo de los forajidos del oeste americano de antaño, de Manuel Sánchez Gordillo, bajo el epígrafe “No se busca”. Se ve que España, con el gobierno del PP, ya camina por las mismas andanzas por las que el régimen nazi del asesino Adolf Hitler comenzó a diseñar mucho antes de que ganasen las elecciones. Entonces, en aquella Alemania sumida en una crisis tan profunda como la que hoy vivimos en España (también tenían más de 5 millones de parados), eran las “Secciones de Asalto”, formadas por las adoctrinadas milicias juveniles del nazismo, las que se ocupaban de extirpar a los señalados en los medios. ¿Quién nos podría asegurar que ahora en España no serán las juventudes de “España 2000” o de “Democracia Nacional” o de tantos otros grupos ultraderechistas que resurgen desde las cenizas franquistas, tras el triunfo electoral del PP, las que se pensarán en la obligación de extirpar a los enemigos del nuevo régimen? Pronto veremos si cumplen las amenazas que ya han proferido contra el alcalde de Marinaleda. De lo que sí estoy convencido es que personajes como Ynestrillas y Anglada ya estarán haciendo acopio de pistolas y de que estarán dispuestos a repartirlas entre sus fanáticos acólitos lo antes posible. Ya no temen mostrarse abiertamente, es la clara manipulación mediática desde el gobierno la que les está otorgando licencia para ello, sin que ningún organismo de justicia trate de evitarlo. Y pronto, antes de que nos demos cuenta, veremos caminar por nuestras calles a las nuevas milicias fascistas. No es casual que los papis del PP valenciano estén pagando hasta 500 euros para que sus hijos sean entrenados en campos de verano por oficiales derechistas del ejército y de la guardia civil, enseñándoles disciplina y cómo ser soldados ejemplares de la causa. No es casual la expansión de PxC (Plataforma por Cataluña), con sus ideas racistas y socialmente segregacionistas en pueblos del interior de Cataluña y los barrios periféricos de las grandes ciudades (en el ayuntamiento de Vic ya han colocado 5 concejales con el 21% de los votos en la últimas elecciones municipales). No es casual el crecimiento de “España 2000” o de “Democracia Nacional” en la costa valenciana y en las grandes ciudades españolas como Madrid o Sevilla. No es casual que, ante la posible debacle del PP en unas próximas elecciones, 2000 de sus afiliados se hayan pasado al nuevo partido creado alrededor de Mario Conde. Nada de todo esto es casual. El adoctrinamiento generalizado ya está diseñado y a través del dominio de los medios informativos y de la dogmatización ideológica del Opus Dei en las escuelas, con la connivencia del ministro Wert, intentarán realizarlo a gran escala, mientras la justicia nacional e internacional siga sin inmutarse. Y si no logramos frenar a estos lobos estaremos abocados al infierno trágico de una nueva guerra.

Siento mucho escribir esto, pero no puedo mentirme ni mentiros. Este es el negro panorama que diviso en un futuro cercano. Ojalá esté equivocado y me acabe convirtiendo ante vuestro ojos en un agorero de opereta que reboza en el barrizal del pesimismo. Ojalá acabéis demostrándome que mis palabras tan sólo son producto del delirio de un viejo, porque yo ya no tengo edad ni fuerzas para luchar en nombre de la libertad, la justicia y la democracia que con tanta lucha, sangre e incluso vidas denostadas logramos restaurar tras el franquismo. Ahora es el momento de los jóvenes amantes de la paz, de la justicia y la equidad, de los que aún les quedan fuerzas para  defender la dignidad humana. Yo, si mis pesadillas llegan a cumplirse, me retiraré a alguna cueva en mitad de algún monte perdido, allá donde nadie pueda encontrarme, pues preferiré eso antes que ver como estos salvajes deshumanizados se dedican a sembrar cadáveres sobre el asfalto. 

SIN FUTURO


Cuando el joven leyó la tercera acepción de la palabra futuro en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: “Valor o mercancía cuya entrega se pacta para después de un cierto plazo, pero cuyo precio queda fijado al concertar la operación”, decidió dejar de estudiar y dedicarse a asesinar políticos, banqueros y empresarios del país.  

miércoles, 22 de agosto de 2012


LAS SEMILLAS DEL ODIO


No podemos reducir la historia a un simple anecdotario que contamos según nos interese. Hemos de conocer bien la historia antes de diseccionarla y reducirla al sectarismo que nos interesa. Si no conocemos bien la historia jamás podremos aspirar a cambiarla. Ese es el mayor problema que tiene nuestro país: la unificación de la ignorancia suprema con la soberbia que pretende cargarnos de razón sin tenerla verdaderamente, ya que se basa en razonamientos tan sólo impostados. Necesitamos leer más, culturizarnos más, al menos tanto como los islandeses, para tener la posibilidad de cambiar la cosas para mejor, sin que el drama de la violencia y la muerte aparezcan por medio. Sólo hablamos, protestamos, exponemos ideas copiadas de los otros, sin discernir el grado de manipulación que eso puede conllevar. Somos borregos que impostadamente nos creemos líderes, dentro de un gran rebaño de borregos al que el pastor domina a través de la orden que da a sus perros y no nos damos cuenta. España no tiene reyes, ni políticos, ni empresarios, ni obreros, ni ciudadanos en el trono, es el Dios de la ignorancia el que reina sin compasión. Ya me carga demasiado las comparaciones descontextualizadas y descontemporaneizadas que muchos hacen de la transición española. Ahora el contexto es absolutamente distinto al de entonces, con la sombra de una posible nueva guerra civil entre españoles. Es muy fácil hablar de democracia cuando se ha vivido toda la vida en ella, aún cuando ésta pueda ser catalogada como irreal desde muchos ámbitos, pero no es nada fácil construirla desde la ruptura de un régimen antidemocrático y dictatorial, con lo muertos diarios que anunciaban los periódicos de la época y con las presiones que entonces existían por parte del ejército profascista, el movimiento falangista, la legalización legítima del partido comunista, etc... Si perdemos la capacidad de contemporaneizar, perdemos totalmente la capacidad de análisis objetivo y eso es dar palos de ciego en algo tan importante como la cohesión social. Si perdemos la capacidad de contextualizar estaremos abocados al caos y al resurgimiento de fantasmas que ya creíamos olvidados.

No es casual el nuevo arraigo en la sociedad del neofascismo, como tampoco lo es el avance de la visión extremista de muchos individuos y grupos que se autodenominan de izquierdas y que califican de fascista a cualquiera que disienta con ellos, sin que ni siquiera sean capaces de ver que sus postulados están más cercanos a la dictadura del proletariado al estilo de Stalin que a una verdadera consciencia democrática. El mensaje interesado desde ambos extremos que se da a la población, diciendo que lo que tenemos no es democracia y de que ésta no es la mejor solución para la convivencia social y en paz de la ciudadanía está abriendo una brecha en la cohesión social que difícilmente podremos después arreglar. Tenemos que decir alto y claro que sí vivimos en una democracia y que no existe mejor sistema para la convivencia del ser humano. Otra cosa distinta es que nuestra democracia española adolezca de muchos fallos y debamos, obligadamente, mejorarla. La corrupción y deshonestidad de nuestros dirigentes electos no es consecuencia de la democracia, sino de nuestros fallos específicos en la democracia que hemos desarrollado, muchos de ellos producto de la codicia desmedida de quienes ostentan el poder y la ambición interesada de quienes aspiran a él. Entre unos y otros han defenestrado los valores morales y éticos de la democracia, fomentando la ausencia de transparencia en sus gestiones ante la ciudadanía y la ausencia de control por parte de las instituciones que deberían velar por la honestidad e imparcialidad en las decisiones políticas y económicas.  Y todos nosotros estamos moralmente obligados a restituirlos: la justicia, la igualdad, la equidad, la dignidad humana y el interés del conjunto de la sociedad española (sin diferenciaciones) por encima de los intereses partidistas o particulares. Pero todo ello se conseguirá únicamente si aclaramos de forma diáfana el concepto democrático, teniendo en cuenta la pluralidad de ideas y pensamientos. Es decir, que únicamente lo podemos conseguir desde el consenso y no desde el fomento de la confrontación ideológica, tal y como tratamos de hacer en estos momentos de sinrazón. Y lo peor de todo es que mientras nosotros discutimos, protestamos y copiamos sin pudor las ideas de los otros, la miseria crece en nuestro país, el sufrimiento es cada vez más extremo y el drama de la imposibilidad de subsistencia se acrecienta cada vez más en las familias y en los barrios de nuestras ciudades, siendo la mejor semilla para abonar los campos del odio hacia el otro, ese semejante que ya empezamos a catalogar como el mayor de todos los enemigos y al que sería necesario exterminar.   

lunes, 20 de agosto de 2012


EL PIRÓMANO


Yo sólo quería escapar. Salir de aquel colchón y respirar aire fresco. Avanzar hasta la puerta de salida y trepar por las paredes del pasillo. Tocar el techo y bajar de nuevo al suelo. Abrir la puerta de las habitaciones de invitados y observar sus caras sorprendidas mientras gritaban: ¡Fuego! Y correr de nuevo, correr o volar hasta extinguirme.  

sábado, 18 de agosto de 2012


VUELVE EL LOBO


Vengo diciendo desde hace tiempo que temo un conflicto dramático entre los españoles. Las expresiones llenas de violencia, de rencor y de venganza en las redes sociales y, fundamentalmente en los foros sociales y políticos fueron durante un tiempo algo cotidiano y aún lo son, aunque desde que se frenó el conflicto minero y las represiones policiales ha decaído un poco. Este tipo de expresiones suelen venir siempre de los mismos colectivos, generalmente del ámbito semiclandestino de las posturas anarquistas más radicales, pero ahora el panorama está cambiando y ya se nota infiltrada el ansía de venganza en sectores menos antisistemas de la sociedad, pudiendo cualquiera leer frases que incitan a la violencia en los comentarios de jubilados, amas de casa, bomberos o niñeras, por ejemplo. La desesperación avanza, el malestar se generaliza con los nuevos recortes del PP, el realismo de la miseria amenaza a ciudadanos amables y los transforma, de la noche a la mañana, en defensores del latrocinio y el crimen ideológico. Un veneno letal que va conquistando poco a poco nuestras venas, infectando cada célula de nuestra sangre.

Todo esto lo saben muy bien en las ocultas madrigueras de los lobos de la ultraderecha, donde falangistas, fascistas y usurpadores de la patria y amantes de su falso orden social, ya preparan la estrategia que les pueda conducir al triunfo anhelado: la dominación de los de su clase ideológica sobre todos los demás, es decir, nosotros. Yo no sé qué opináis vosotros, pero yo cada vez los detecto con más frecuencia en los foros de las redes sociales, hablando sin pudor de su ideología, reclamando la aniquilación de los políticos, la toma o quema del parlamento o, simplemente, sembrando minas explosivas con palabras xenófobas y falsas promesas de una nueva España libre, soberana y… (lo de apostólica aún se lo callan, pero al tiempo). Desde algunos foros ya se nos presentan incluso algunos líderes que pudieran seducir al pueblo, como Mario Conde o el propio García Trevijano y su grupo “Libertad Constituyente” que, con la escusa de elaborar una nueva constitución entre todos… (¿no os suena en algo al 25S?). Pero deberíamos preocuparnos aún más, porque la infiltración en el mismo 15M o de grupos afines y nacidos con similar (supuestamente) intencionalidad es cada vez mayor, aunque hasta ahora, en muchos casos, hayan pasado desapercibidos.

Quisiera hablaros desde aquí de un caso, a mi parecer flagrante que no sé si todos conocerán. ¿Han oído hablar de un grupo de Facebook llamado “Trabajadores autónomos arruinados por la crisis, ahora hablaremos nosotros”? Pues búsquenlo, pidan la entrada al grupo y supervísenlo durante un tiempo y verán a qué conclusiones llegan. Debemos tener en cuenta el pensamiento maquiavélico de los fascistas, sus triquiñuelas estratégicas y, desde luego que esta vez han sabido elegir, escogiendo a uno de los sectores sociales más castigados económicamente con esta crisis dramática que padecemos los españoles desde hace ya 5 largos años. Con la seductora idea de formar un frente común que defienda los intereses conjuntos (mucho de ellos justos, nadie lo niega) ante el gobierno han sabido aglutinar ya a miles de personas incautas que, con buenas intenciones han colaborado laboral y económicamente en el desarrollo de un proyecto con el que han logrado legalizar y organizar una asociación de autónomos conocida como UNICAES. Al principio todo era buen rollo y compromiso solidario, pero poco a poco, con el tiempo, fueron sacando los granos nocivos del conjunto de las espigas. Así, con una selección mejor diseñada se enfrascaron en batallas más ambiciosas. Incluso han llevado a cabo (supuestamente) una huelga de hambre que ha durado casi 50 días frente al congreso de los diputados, confiados en llamar la atención de estos, algo que no les ha dado resultado, pero que sí ha conseguido llamar la atención de algunos medios informativos, otorgándoles cobertura mediática y una buena, adecuada y prestigiosa promoción social. Pues bien, cualquiera con un mínimo de conocimiento del cuerpo humano sabe que a los 20 días en huelga de hambre, el cerebro pierde la capacidad de la lucidez y sufre lagunas mentales. Sin embargo estos huelguistas del hambre mantenían conversaciones intelectuales o jurídicas mientras tanto, con una lucidez asombrosa. Bien, hasta aquí algo conocido por quienes tengan noción del grupo, lo que muchos no saben es que, durante los días de huelga, una chica joven, de aspecto deportivo y sexy, se dedicaba, con seductora simpatía, a recoger firmas de apoyo al grupo y a captar nuevos adeptos. Esta chica a la que denominaré en adelante M. C. un día, e imagino confundida por el adjetivo que titula mi blog (doradas) y su similitud con el dorado amanecer griego, me invitó a un grupo de facebook llamado “Españoles con orgullo”, en el que símbolos como la esvástica nazi, el yugo y las flechas o el águila de la España franquista eran más que comunes y en el que el discurso xenófobo, el fomento del odio hacia las ideologías de izquierda, y el argumento de que era necesario acabar con la corrupción de los políticos derrocando el sistema democrático, suponían la tónica general. La huelga de hambre, al parecer, se rompió, pues la fueron abandonando todos y las disensiones entre unos y otros nos ayudan (a nosotros, los observadores) a discernir con más claridad qué se cuece, en realidad ahí dentro.

En fin, ya veremos cuál será el final de esta película. Lo que me preocupa verdaderamente es pensar en cuántos grupos más como éste habrá diseminados por la red y que me son desconocidos. Por que de lo que estoy convencido es de que los habrá y de que ellos están mejor organizados que nosotros. Por lo pronto, me atrevo a deciros que, aún no siendo amigo del espionaje a los vecinos, en los edificios de la red sí deberíamos estar más alerta a las propuestas asociativas o grupales. No negarlas, pues son fundamentales para la revolución social, basada en el humanismo y la justicia, que necesita nuestro país, pero sí ser reflexivo y crítico con todo aquello que nos proponen, porque un alto índice de ciudadanos españoles están siendo manipulados actualmente, sin que ellos tengan conciencia siquiera. De un lado o del otro, da igual, porque en definitiva no son más que lo mismo, animales sanguinarios que quieren derribar nuestro sistema de convivencia democrática y dominarnos o aniquilarnos. Si no lo hacemos, si permanecemos quietos como borregos, bajo la sombra del árbol que nos cobija y sin preocuparnos por las defensas, veremos muy pronto cómo el lobo va asomando su cabeza por la colina. Entonces ya no podremos hacer nada. Tan sólo mirarnos atemorizados los unos a los otros mientras gritamos con pavor: “Vuelve el lobo”.  

viernes, 17 de agosto de 2012


CLUB BILDERBERG


 El perro miró al niño feliz de la mano de su padre.

El niño vio la sonrisa del perro y su cola juguetona.

El padre observó la cadena y su firmeza de sujeción al perro. 

LA BUENA VIDA

Nos creemos civilizados, pero la barbarie se está apoderando interiormente de nosotros con el egoísmo, la envidia, el resentimiento, el desprecio, la ira y el odio. Nuestras vidas están degradadas por la ruindad de las relaciones entre individuos, sexos, clases y pueblos. La ceguera frente a uno mismo y a los demás es un fenómeno cotidiano. La incomprensión, tanto de lo próximo como de lo lejano, es evidente y no le damos importancia. El culto a la posesión y los celos carcomen a las parejas y a las familias. ¡Cuántos infiernos domésticos y cuántos, aún peores, en el trabajo y la vida social! Vivimos cargando con el veneno de la muerte en nuestro interior y tan mala vida tendrá el odiado como el odiador. El aspecto civilizado de las sociedades occidentales es aparentemente sano, pero en su corazón oculto late la barbarie, sin que el mensaje de fraternidad, compasión y perdón de las grandes religiones, ni la doctrina humanista de la laicidad, hallan hecho mecha en él.

Hoy, todo lo que carezca de precio deja de tener valor. Nuestras vidas se arrastran por la miseria moral, intoxicadas por compulsiones de posesión, de consumo y de destrucción, que disfrazan nuestras verdaderas aspiraciones o problemas. La obsesión por el éxito, el prestigio, el resultado final, la rentabilidad y la eficacia, hipertrofia el carácter egocéntrico de los individuos y esclaviza a gran parte de la humanidad, sometida a crecientes exigencias. El vacío interior de las personas se expande, dejando huecos en el alma para que aniden nuevos malestares. Las relaciones humanas se difuminan en el anonimato de las ciudades, los vecinos de un mismo edificio ya no se saludan, el discapacitado o el anciano no existe para los transeúntes y el indigente es invisible, mientras la guerra automovilística se recrudece, embriagados los contendientes por la energía desaforada de una mínima presión del pie. La celeridad en todos los ámbitos oculta en el ser humano una preocupante falta de sentido y dirección. No sólo perdemos el hilo de nuestro tiempo, también perdemos tiempo de nuestra vida en el cronometraje absurdo de nuestra existencia. 

El deterioro de nuestras vidas cotidianas es algo invisible porque cada individuo lo percibe únicamente desde su perspectiva subjetiva y decide tratar su malestar (depresión, desmoralización, ansiedad) de forma privada y oculta, recurriendo a antidepresivos. La sociedad capitalista que prometió la felicidad y el bienestar ha procurado malestar, a pesar de la acumulación de propiedades. Desde 1970 se ha multiplicado por diez el consumo de depresivos y euforizantes en las sociedades del bienestar y, en muchos países con alto PIB, el suicidio es ya una de las primeras causas de mortalidad. Olvidamos que el bienestar y la ausencia de enfermedades pueden ser compatibles con el malestar y la depresión. La tristeza, el abandono y la soledad son pandemias que buscan consuelo en la compra y el consumo. El consumo de productos que supuestamente aportan belleza, juventud, delgadez y seducción, se ha convertido en una nueva adicción que enmascara nuestra realidad. Tenemos atrofiado el concepto de diversión, olvidando que debe ser algo que nos dé placer y, aceptándolo como un sucedáneo que sólo nos distrae de nuestros problemas más importantes, entre ellos el hallazgo del sentido cierto de nuestras vidas.

Por todo ello, la reforma de nuestro modelo de vida y de nuestra conciencia social es imperativo y debe ir encaminado hacia la reconquista del arte de vivir. Cuanto más carecemos de una dimensión interior, más nos invade y nos oprime la lógica irracional de la maquinaria artificial y más se convierte en necesidad aquello que nos falta: la paz del alma, la serenidad, la reflexión sosegada, la búsqueda de otra vida que dé respuesta a nuestras aspiraciones verdaderas. La buena vida debería alejarse del espíritu del éxito, de la competitividad y sus resultados, del poder del dinero y del afán de lucro. La verdadera buena vida debería radicar en lo que todos sabemos en nuestro fuero interno, que nuestro interés primordial debiera ser la realización de nuestras potencialidades creativas. En nuestro concepto de bienestar o de “buena vida”, la calidad debe ser más importante que la cantidad, el ser ha de ser más importante que el tener, las necesidades de autonomía y de comunidad deben ir asociadas, el milagro poético de la existencia, con el amor como base fundamental, deberían ser nuestra verdad suprema. Liberados de los condicionantes y las obligaciones impuestas desde el exterior y de la intoxicación nociva de la codicia del capitalismo, las virtudes inherentes al ser humano conquistarían la conciencia dormida de la humanidad. Prisas, derrumbamientos personales, resentimientos, miedos y odios entre clases sociales, quedarían olvidados en esta carrera sin sentido ni lógica alguna y volveríamos a recuperar nuestros ritmos vitales ancestrales. Iríamos mucho más despacio, pero seguro que llegaríamos muchísimo más lejos y sin pérdidas irremediables.

Texto inspirado en la obra “La vía” de Edgar Morín.   

jueves, 16 de agosto de 2012



CRIMEN DOMÉSTICO


Liberada al fin, quiso describir la impotencia de los golpes a los que tanto tiempo estuvo condenada, pero el nerviosismo de su mano, la misma que minutos antes empuñó el cuchillo,  le emborronaba las letras.

Él, aturdido por la ausencia de dolor repentina, abrió los ojos y vio una figura borrosa a la que preguntó con voz muy débil: - ¿Con qué escribes?

Ella respondió: - Es nuestro legado y lo escribo con tu sangre.


miércoles, 15 de agosto de 2012


ANCIANOS SIN ESPERANZA

Antes, cuando todo iba con viento a toda vela, no eran necesarios. Si acaso aún servían si los niños eran todavía pequeños y podían ejercer de canguros para poder salir la noche del sábado con los amigos. Y a nadie critico por ello, pues con el ritmo que solemos llevar, tan alocado, tan falto siempre de minutos para llegar a todo: el colegio de los niños, el trabajo, las compras necesarias, los cursos de la tarde, la gasolina del coche, la preparación de la comida, la limpieza de la casa, el pago de facturas, las llamadas telefónicas, el médico del niño, los atascos de las avenidas, el abogado, el semáforo siempre en rojo, la carrera del tiempo, la asfixia, la angustia, el estrés; es lógico y normal buscar un escape, una huida o un simple respiro restaurador. Pero en pocos años crecieron los niños, convirtiéndose en sanos y locos adolescentes y, ellos, ya comenzaban a estorbar. Ya los niños podían quedarse solos y si existía la posibilidad de algún viaje, la abuela o el abuelo eran abandonados en residencias, porque la calle ya era territorio de los perros. Entonces todo esto se veía como algo normal, con la excusa de que allí siempre los trataban bien. Total, con la propia paga del anciano se pagaba la estancia y con visitarlos con los nietos un par de veces al mes se iba  cumpliendo.

Claro que todo esto que os cuento era antes, cuando crecían los edificios en las ciudades, se abrían las puertas de nuevos negocios, no faltaba el crédito en los bancos y el dinero fluía de mano en mano entre los ciudadanos españoles. Ahora se ha transformado la situación. Los distintos recortes, el aumento del paro, la carencia de recursos para llegar a fin de mes, la subida de impuestos y de los productos de primera necesidad y las amenazas de desahucio por no poder afrontar el pago de la hipoteca está llevando a muchas familias a necesitar la “solidaridad” de las exiguas pagas de jubilación de los ancianos para lograr sobrevivir. Se estima que hay cerca de 800.000 hogares en España en el que sobreviven todos los miembros gracias a la contribución de los jubilados y pensionistas de este país. Y nadie, mucho menos el inhumano gobierno de España, se preocupa de la situación en la que viven nuestros ancianos, arrancados de la rutina de las residencias, en las que los tratarían mejor o peor, pero en las que sí se supone que son supervisadas por inspectores públicos las condiciones de habitabilidad y convivencia que los rodeaban. Cosa que, según mi experiencia, no es posible realizar con efectividad en el ámbito privado de una familia abocada a la precariedad y la lucha desaforada por los deseos individuales.

Sí, ciertamente he dicho según mi experiencia, porque conozco un caso de primera mano, mi anterior vecina Sara, aquella señora simpática que vivía justo arriba de la casa en la que estuve viviendo de alquiler hasta hace unos meses. Quiero decir que comprendo que no todos los casos tienen que ser iguales, también habrá muchas familias que son avenidas, que son solidarias, respetuosas entre sus miembros, rebosantes de amor fraternal y comprensión hacia el otro, pero me da a mí la impresión que estás serán muy escasas. Ya se sabe, muchas son las familias de perfil cultural anémico en esta situación y la ignorancia fomenta la intolerancia y la vehemencia en los instintos animales del ser humano. Este era evidentemente un caso de esos. Una mañana el hijo soltero que convivía con ella amaneció muerto de un infarto al corazón e inmediatamente (aquella misma noche) se instalaron en la casa su nieto, su compañera y los niños de ambos. Ambos estaban en paro (nunca consiguieron trabajo ni tampoco lo buscaban) y todos vivían a cargo de la anciana. Arreglaron subvenciones bajo la ley de la dependencia (aún en vigencia por entonces) y entre eso, la paguita de la vieja y alguna ayuda que pudieran arramplar, se montaban juergas nocturnas con los colegas en la casa, mientras mantenían a la abuela encerrada en una habitación. Había días que amanecía y todavía se oía taconear en el piso los compases de las canciones de El Barrio, a la vez que el ronroneo de la máquina de coser de la anciana, en la que, poco a poco, iba perdiendo la vista. Era insoportable vivir allí, no existía la hora en que me fuese posible descansar. A veces eran más de veinte personas las que se reunían en aquella casa, alrededor de la mesa, para devorar viandas compradas con dinero de la anciana. En poco meses, Sara dejó de ser aquella abuela simpática que subía a su ritmo los cuatro tramos de escalera, mientras charlaba animosamente con aquel que se encontrara, y se convirtió en un esqueleto zombi que caminaba perdido por la calle, dando vueltas siempre a la misma manzana y hablando sola.

No sé si aún seguirá viva. Los vecinos intentamos ayudarla, más de una vez nos la encontramos en el portal, inundada de lágrimas, pero nada logramos. Ella se negaba a acusar al nieto o a su mujer y no quería perder el contacto con los chiquillos. Sólo una vez se quejó públicamente del maltrato recibido, después de haber sido abandonada cinco días largos sola en casa, mientras el matrimonio y los niños se divertían en la romería del pueblo de la mujer del nieto, pero ante las amenazas (que todo el barrio pudo oír aquella noche) dejó de hacerlo y los servicios sociales nos dijeron que nada podían hacer por ella si no reconocía su situación. Yo lo intenté, incluso llegué a denunciar al nieto, pero entonces los gitanos (su mujer lo era) comenzaron a rondarme y tomé la determinación de buscar otro piso de alquiler con menos riesgos. Seguramente no volveré a aparecer por allí, ni creo que llegue a enterarme de la muerte de la anciana, si es que aún no la han enterrado.

La crisis nos está afectando a todos, pero a muchos ancianos los está demoliendo física (copago en recetas, desatención médica, aumento de impuestos y congelación de la pensiones) y psíquicamente (hundimiento de la economía familiar, sostenimiento de la cohesión familiar, cargas de responsabilidad inaceptables frente a las deudas contraídas por elementos familiares, etc…). Y no olvidemos que sin la felicidad de los ancianos seremos siempre una sociedad enferma, con nulas posibilidades de futuro. No podemos tratar así a quienes tanto lucharon, con sudor, lágrimas y hasta sangre a veces, para que tuviese contenido la palabra más maravillosa que existe en nuestro universo: ESPERANZA.

PREMIOS LITERARIOS

El escritor recibió los agasajos de todos los presentes. Se lo merecía. Tuvo que luchar con su tercera novela como un titán ciego, hasta que logró terminarla mes y medio después de haberse cerrado el plazo de admisión de ejemplares. Nada dijo de ello en la ceremonia de entrega del premio. Hay cosas que es mejor que permanezcan siempre en secreto, se dijo. Y posó con el cheque entre las manos, mientras los ávidos fotógrafos inmortalizaban su mejor  y más falsa sonrisa.

martes, 14 de agosto de 2012


RECUERDOS DE MOGADISCIO


“Hoy me he levantado algo empapado en sudor, el ungüento del Vicks Vaporub hizo efecto durante la noche y el día se adivinaba mejor. Sin embargo, al desayunar encendí la televisión, algo inusual a esas horas, y la realidad insoportable anegó con su caudal creciente el mar brumoso de mis ojos. Un héroe o quizás un loco, no sé, micrófono en mano recorría las calles de Mogadiscio, mostrándonos las imágenes del 95% de edificios derribados en la capital, las personas viviendo como ratas entre escombros, sin luz eléctrica, sin agua corriente, sin techo, sin dignidad. Se movían entre las sombras y sus propios excrementos, atemorizados como conejos y sin nada que llevarse a la boca. Mientras, un padre narraba cómo la comunidad internacional los había abandonado a la codicia del corrupto gobierno acorralado y a la sed de venganza de los señores de la guerra (facciones de revolucionarios opositores, legiones de degolladores de Al Quaeda, piratas, mercenarios, niños asesinos, etc...). Su hijo, un bebé famélico, exhalaba sus últimos estertores y moría entre sus brazos y las moscas, víctima de la hambruna de su país. Ningún blanco osa poner sus pies en esa ciudad, capital de Somalia, el cuerno fértil de Africa. Ni siquiera las ONGs internacionales pueden llegar allí. La anarquía es tal que ni los periodistas se atreven a mandar postales desde aquel infierno. Y el silencio sobre lo que ocurre allí se cierne sobre el mundo como una ola invisible y muda. Mientras veía el documental de ese periodista anónimo, ese valiente ser humano que ya ha hecho por la justicia social más de lo que han hecho todos nuestros políticos juntos, recordé el programa de Documentos TV de la semana pasada. Trataba de cómo las coorporaciones mundiales que especulan con los alimentos se están haciendo con el control y la propiedad de todas las tierras fértiles del mundo y de cómo uno de los lugares donde comenzaron hace ya décadas es el cuerno de Africa. Más del 40% de las tierras de Somalia han sido vendidas o cedidas en alquiler irrisorio por décadas a multinacionales de la alimentación, que explotan sus cosechas para enviarlas a los mercados de los paises desarrollados donde los precios alcanzados les producen mayores beneficios. ¡Qué paradoja!, pensé, el gran huerto africano se muere de hambre. Mientras, en la pantalla, el director del hospital de Mogadiscio imploraba, sin lograr contener sus lágrimas y rodeado de moribundos, ayuda internacional al periodista. No pude más, lo confieso. Cojí el mando de la televisión y cambié de canal y, de repente, Kevin Stoner pulverizaba el record de velocidad sobre el asfalto de Cheste”.

Esto lo escribí en noviembre del año pasado y, desde entonces, en Somalia y otras partes del mundo siguen los gobiernos malvendiendo las tierras a las grandes corporaciones agrícolas y de la alimentación; la rentabilidad especulativa de los alimentos aumenta; desde los organismos internacionales se legisla la patente genética de los vegetales para que se beneficien únicamente empresas como Monsanto, dueña ya del 80% de la producción mundial de semillas: y se desmontan las empresas productivas del lugar en que nacieron, para  montarlas de nuevo en países en los que le sea al empresario más asequible la explotación del trabajador Y, mientras, aquí cada vez corremos más, sobre barcos de guerra antipiratas o con nuestros estúpidos sueños a toda velocidad sobre el asfalto y sin saber que igual nos dirigimos hacia el terror, esa neblina de muerte que aún flota en el aliento de Mogadiscio

lunes, 13 de agosto de 2012


ASUETO

    Cuando el presidente de la gran empresa constructora volvió de una de sus múltiples reuniones y se acomodó en el asiento trasero del Mercedes Benz, encendió un cigarrillo y se quedó mirando a través del espejo retrovisor la cara soñolienta del chófer.
-Dime, ¿qué haces, Paco, mientras me esperas?
-Nada señor, descansar, para eso me paga usted.
   Estuvo a punto de decirle ¿qué suerte tienes cabrón?, pero se contuvo. Tiró el cigarrillo por la ventana, se apretó el nudo de la corbata y ordenó: -vamos, arranque, calle estrés 22, hemos de estar allí en cinco minutos.
   El siguiente descanso de Paco fue más largo de lo esperado. Ni tan siquiera le despertó la sirena de la ambulancia que vino a recoger a su jefe para facilitarle su última y definitiva cita con el tan deseado asueto.